Los cargos contra Zhou Yongkang, el funcionario más alto atrapado en la campaña contra la corrupción en China, son “particularmente graves”, según la agencia oficial Xinhua.
El exjefe de la seguridad pública china, Zhou Yongkang, de 72 años, y que fue uno de los hombres más poderosos de su país, ha sido formalmente imputado por corrupción, abuso de poder y filtración intencionada de secretos de Estado, según han anunciado los medios oficiales.
“El abuso de poder de Zhou ha causado grandes pérdidas de fondos públicos y ha asestado graves daños a los intereses del pueblo y del Estado, lo que ha causado un impacto social negativo”, afirma la Fiscalía en un comunicado. El caso ha quedado en manos de los tribunales de la ciudad de Tianjin, en el noreste del país, que se encargarán de juzgarlo.
Hasta el momento no se ha fijado una fecha para la vista, que promete ser una de las más sensacionales en las últimas décadas en China. Zhou es el funcionario de mayor nivel -o “tigre”, según la expresión del presidente chino, Xi Jinping- que ha caído en la actual campaña contra la corrupción, y el mando más alto que será juzgado por ese cargo desde la fundación de la República Popular en 1949. Los medios oficiales han apuntado que el juicio será “abierto”, para mostrar transparencia ante los ciudadanos.
Zhou, según el comunicado de la Fiscalía, está acusado de aceptar sobornos muy elevados a lo largo de su carrera política. Fue “número dos” de la petrolera estatal China National Petroleum Corporation (CNPC); secretario general del Partido Comunista en la provincia de Sichuan; ministro de Seguridad Pública y a partir de 2007 presidente de la Comisión Central de Asuntos Políticos y Legales, responsable de velar por el mantenimiento del orden público. Durante esta etapa se expandieron los servicios de seguridad interna, que pasaron a contar con unos presupuestos superiores a los del Ejército chino.
Dependiendo de la gravedad de las cantidades implicadas, el cargo de soborno puede conllevar la pena capital. Según apunta Xinhua, Zhou es sospechoso de haber aceptado fuertes sumas de dinero y propiedades. El cargo de filtración intencionada de secretos de Estado es “particularmente serio”, indica la agencia estatal china.
Zhou cayó en desgracia tras la llegada al poder de Xi Jinping, completada en marzo de 2013. En junio del año pasado se anunció públicamente que el antiguo amo del aparato de la seguridad del Estado se encontraba bajo investigación por abuso de poder y corrupción, y en diciembre quedó confirmado que sería sometido a juicio.
Su caso es el más espectacular de la campaña contra la corrupción que ha emprendido Xi desde el comienzo de su mandato. Hasta entonces, los más altos mandatarios del régimen se percibían como intocables. La caída en desgracia de Zhou ha arrastrado a decenas de otros altos cargos en sus áreas de poder, bien en el sector petrolero, en Sichuan o en los cuerpos de seguridad.
Zhou estaba considerado un aliado de Bo Xilai, el antiguo mandamás en la ciudad de Chongqing y también caído en desgracia. Bo fue juzgado en 2013 por corrupción y abuso de poder y fue sentenciado a cadena perpetua.
Al proceso de Bo no se autorizó a la prensa extranjera a asistir, aunque el tribunal divulgó parte del contenido a través de su cuenta en las redes sociales, lo que permitió conocer detalles jugosos sobre el estilo de vida de los más poderosos del régimen.