El fiscal de La Plata, Marcelo Romero, habló sobre el sistema abolicionista en nuestro país. Las reflexiones se desprenden del caso en el que una joven policía mató en defensa propia a un violador liberado, conocido como “el sátiro de los edificios”, cuando era atacada por él en su casa. “Es una moda que ya va a pasar. Pero mientras tanto, hay personas concretas de carne y hueso que sufren y no reciben la respuesta adecuada del Estado”, señaló, refiriéndose al sistema que propone Eugenio Zaffaroni.
En La Plata se dio un emblemático caso de un violador que, gozando de libertad después de ser condenado, reincidió y atacó a una joven policía. Al momento de defenderse, la oficial desenfundó el arma reglamentaria y disparó tres veces, matando a su agresor. Alberto Fabián Salas, conocido como el “sátiro de los edificios”, tenía un modus operandi particular. Esta mañana en la 99.9, el fiscal platense Marcelo Romero indicó: “habíamos establecido en 2001 que Salas era un psicópata perverso que disfrutaba con el sufrimiento de las víctimas, las cuales eran chicas menudas porque él era muy robusto. Generalmente elegía chicas jovencitas y las atacaba en edificios”.
Si bien la posibilidad de darle libertad a un convicto está dentro de las facultades de los jueces, se deberían rever algunos casos puntuales: “los jueces cumplen leyes que están establecidas, como el 2×1, las salidas transitorias, la libertad condicional o asistida, que están vigentes en la Provincia de Buenos Aires. El tema es qué hacemos con los violadores porque el encierro, lejos de curarlos, los hace reincidir cuando salen. No hay penas perpetuas para los violadores, solamente penas temporales, por lo que tarde o temprano volverán a tener libertad”.
En el marco de la causa mencionada, todo demuestra que se trató de una acción en defensa propia, por eso, la joven no quedó implicada: “a la joven policía no se la procesó sino que se la imputó, porque una investigación debe haber. Se le tomó declaración informativa; una vez terminadas las pericias, esto se encaminará hacia una legítima defensa, porque no tenía otra salida ante la desigualdad de fuerzas”. Esto tiene que ver con que, principalmente, “Salas la había encerrado en su propio departamento, con llave. En el momento que se distrajo para cerrar la puerta con llave, sacó su arma reglamentaria y ejecutó los disparos. Después, será la fuerza la que establezca si vuelve a ser activa o le dan otras tareas”.
Ahora, bajo la asistencia de psicólogos, deberá recuperarse de este hecho: “ella y su familia están muy mal. Estuvieron los papás, que se entrevistaron conmigo; está con contención psicológica y dijo que se someterá a todas las ayudas que le están brindando. Uno cree que tener un arma es una solución, pero en este caso es una policía. Está muy angustiada, como se dice vulgarmente ‘no cayó’ de todo lo que le pasó”, puntualizó Romero.
En medio de la discusión, está la crítica al sistema abolicionista. Al respecto, el fiscal de La Plata señaló: “debemos tener una profunda reflexión sobre la ideología penal que queremos para nuestro país. Hay un pendulismo ideológico no resuelto, vamos de la mano dura al actual abolicionismo, que es la ideología de moda. Los legisladores deberán tomar contacto con la realidad, más allá de las doctrinas”. Esto tiene que ver directamente con el caso de Salas, ya que estaba evidenciado que tenía una patología y aún así quedó libre: “era una persona de 1.85 metros, muy fuerte y que violaba chicas muy menudas. En el juicio nos explicaban que disfrutaba con el sufrimiento, no era solo la descarga sexual sino el sufrimiento de la víctima donde él encontraba la satisfacción perversa. Comprendía perfectamente lo que estaba haciendo”.
Si bien parece estar en su auge, el abolicionismo es una doctrina que, según Romero, puede terminar en poco tiempo: “entiendo que el abolicionismo es una moda que ya va a pasar, pero mientras tanto hay personas concretas de carne y hueso que sufren y no reciben la respuesta adecuada del Estado”.