El policía que mató al afroamericano desarmado Michael Brown en Ferguson, Darren Wilson, asegura en sus primeras declaraciones públicas que actuó como debía.
Darren Wilson asegura que tiene la “conciencia tranquila”. Un día después de que se recrudecieran las protestas raciales en Estados Unidos después de que un gran jurado decidiera no imputarlo, el policía blanco que abatió a tiros en agosto en Ferguson, Misuri, al adolescente negro desarmado Michael Brown ha asegurado que hizo lo que debía y que no cree que habría podido actuar de otra forma.
“Tengo la conciencia tranquila, sé que hice mi trabajo correctamente”, aseguró Wilson en una entrevista con la cadena ABC de la que la emisora reveló un extracto la noche del martes. El encuentro, realizado en un lugar no revelado, constituye su primera aparición pública desde aquel fatídico 9 de agosto que puso de relieve que EE UU tiene aún muchos conflictos raciales por resolver.
Pero eso no es problema de Wilson, según afirmó el agente que ha centrado las iras de los manifestantes.
¿Podría haber hecho algo diferente?, le preguntó el entrevistador. “No”, contestó rotundo. ¿Y está absolutamente convencido de que si Michael Brown hubiera sido blanco habría actuado de igual forma? “Sí, sin duda alguna”, replicó, de nuevo, tajante.
En la entrevista, Wilson reitera la versión de los hechos de igual manera que lo hizo ante el gran jurado que lo exoneró el lunes, desatando una nueva oleada de violentas protestas en Ferguson, replicadas -aunque de forma pacífica- en otras ciudades del país.
Fue Brown el que “golpeó primero” y le hizo llegar a temer por su vida, sobre todo cuando trató de agarrar la pistola del agente y buscó su gatillo, reitera.
Asegura que actuó como fue “entrenado” y niega rotundamente que cuando Brown, en plena huida, se dio la vuelta de nuevo para confrontarlo el adolescente levantara las manos, tal como aseguran varios testigos que sucedió antes de que el joven recibiera más disparos.
“Eso es incorrecto. De ningún modo” sucedió así, afirma Wilson, quien usó por primera vez su arma para disparar a un sospechoso ese fatídico día de agosto.
Desde entonces, Wilson, de 28 años, desapareció del mapa. Ha permanecido suspendido de empleo pero recibiendo su salario de policía, aunque es una incógnita si podrá mantener ese trabajo.
Consultado por qué es lo que desea para el futuro, responde: “Solo quiero tener una vida normal, nada más”.