El 14 de febrero, un ex alumno asesinó a 17 personas en una secundaria de Florida. En lo que va de 2018 hubo un tiroteo en escuelas por semana.
El violento tiroteo de viernes en una escuela de Texas, que dejó el trágico saldo de al menos 10 muertos, tiene un antecedente muy cercano en otra secundaria de Estados Unidos: el 14 de febrero pasado, un ex alumno de la Marjory Stoneman Douglas High School, en Florida, abrió fuego dentro del lugar y asesinó a 17 personas.
Aquel ataque se produjo en Parkland, una ciudad de 30.000 habitantes en las afueras de Boca Ratón, a unos 60 kilómetros de Miami.
Nikolas Cruz, un ex joven de 19 años que había sido expulsado de la institución por cuestiones disciplinarias, usó un arma semiautomática que había comprado legalmente y dejó un saldo de 17 víctimas fatales (13 eran alumnos) y 14 heridos.
Se trató la segunda masacre escolar más sangrienta en escuelas de EE.UU, sólo superada por la de la primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, de 2012: allí murieron 21 nenes y 6 adultos.
El tirador fue detenido tras el ataque y hoy se encuentra acusado por 17 cargos por homicidio premeditado, que le pueden significar la pena de muerte.
La masacre de Parkland activó un movimiento estudiantil nacional en favor de más restricciones en la compra y tenencia de armas, especialmente este tipo de fusiles tan similares a las armas de guerra. En lo que va de 2018 hubo 22 tiroteos en escuelas de Estados Unidos, lo que da un promedio superior a uno por semana.
Fred Guttenberg, el padre de una de las víctimas de aquel tiroteo, dijo esta mañana tras darse a conocer la noticia de la nueva masacre y criticó a las autoridades nacionales. “Este fue mi miedo desde el 14 de febrero, que otra matanza en masa ocurriera antes de que hiciéramos algo”, tuiteó. “Ahora tenemos más chicos muertos y nuestro líder en Washington no hizo nada. No necesitamos pensamientos y rezos, necesitamos acción y la necesitamos ahora”, agregó.