Hay desinformación o información incompleta sobre este producto.
En los últimos tiempos se empezó a hablar mucho del mal llamado “chip sexual”. Se trata de un excelente tratamiento médico que como algunos famosos lo usaron empezó a darse a conocer. Pero, lamentablemente, hay desinformación o información incompleta.
El nombre correcto del producto es “pellet de testosterona” y consiste en la colocación subcutánea de un comprimido de esta hormona que tiene una enorme cantidad de cualidades y efectos benéficos.
El uso de esta hormona no tiene nada de reciente y se usa en la ginecología clásica hace muchas décadas, la novedad está la forma de administración (el implante subcutáneo mediante el pellet). Los benéficos sobre la mejoría de la libido y la sexualidad los conocemos desde siempre.
El Implante (pellet) de testosterona (el mediático chip) mejora la libido pero además favorece en otros sentidos:
– Da más energía.
– Mejora el sueño.
– Suma para el humor.
– Otorga sensación de bienestar general.
– Mejora la memoria y las capacidades cognitivas en general.
– Favorece el desarrollo muscular.
– Ayuda en dietas restrictivas.
– Regula y mejora el metabolismo de los hidratos de carbono (diabetes y síndrome metabólico) y de las lipo proteínas mejorando el perfil de los colesteroles.
– Previene daño vascular siendo entonces vital en prevención de la arterioesclero, inclusive ya se están reportando efectos preventivos sobre enfermedades degenerativas neurológicas como el Alzheimer.
– Soporta y ayuda al paciente con estrés antagonizando el exceso de cortisol.
Entre tantas acciones maravillosas tiene probado efecto benéfico en la protección y prevención contra el cáncer de mama y el cáncer de próstata. Sí, como se lee, sirve para la prevención y protección de estos tumores y de ninguna manera es inductor de los mismos.
Estudios recientes incluso lo indican como terapia post tratamiento de estos tumores para bajar el riesgo de sus reapariciones. Con todo esto, no podemos limitar el informe de los beneficios del pellet con el nombre “chip sexual”.
Hay que tener presente que esto es un tratamiento de reemplazo hormonal y deben ser los especialistas en estos temas los que lo indiquen y coloquen. Es necesario un profundo estudio clínico y de laboratorio previo del paciente y es fundamental la valoración de la dosis a aplicar.
Esto no es para cualquiera ni siempre necesaria la misma dosis, para hombres, mujeres y sin edades determinadas. En este sentido la justicia y el sistema de salud de los Estados Unidos está persiguiendo a las allí conocidas como “pellets clinics” que hacen de este tratamiento solo un foco de marketing y lo indican y usan sin controles solo vendiéndolo como la inyección de la eterna juventud. Justo donde esto comenzó están ya poniendo, por suerte, los límites a su uso.
Un último concepto más que importante: el producto se elabora a medida de las necesidades de cada paciente mediante una receta magistral que el médico especialista debe elaborar para que una farmacia especializada y autorizada en estas fabricaciones lo prepare para el paciente en forma individual.
Uno por uno, como corresponde a las buenas prácticas. Esto hace que sea el farmacéutico, cumpliendo con el rol que le otorga la Ley de Farmacia Argentina, el que controla y certifica la calidad del producto. No existen importaciones de estos pellets pues, se dijo, se hacen a medida y bajo receta magistral. Eso es lo legal y de buena práctica al menos. Así también funciona en teoría en los EEUU. Los ahora llamados “Chips importados” aquí en Argentina no pueden existir porque está en contra de todas las legislaciones y de la buena práctica médica.
En definitiva, estamos ante la llegada a nuestro país de una nueva forma de administración de una vieja terapia, que ahora fue mejorada y llegó para dar más y mejor calidad de vida integral al hombre y la mujer y mucho más allá que solo en la sexualidad. En Argentina, ya contamos con la opción de uso correcto y legal de la misma.
Ni chip, ni sexual, sino terapia médica de soporte hormonal y nutricional para una mejor calidad de vida.