El politólogo Patricio Giusto, hizo su análisis en la 99.9 sobre la situación de los “piquetes” en Argentina y destacó que “en el último año el actor social que más cortes realizó fue el vecino, ya no son sólo los sindicatos y las organizaciones sociales”.
La detención de Milagros Sala puso en tela de juicio distintos mecanismos que se han vuelto una costumbre en nuestro país como las protestas en las calles comunmente denominadas “piquetes”. Al respecto, el politólogo Patricio Giusto hizo un análisis de la situación en nuestro país y lo comentó en la 99.9: “en los últimos años ante un estado que no ha dado respuesta a los vecinos en tiempo y forma, como la inseguridad, la crisis energética o los sindicatos con la problemática de la inflación y la crisis económica; ahora agravado con la situación de los despidos; se ha dejado hacer en el espacio público”, aseguró. Luego abundó: “todos los sectores sociales pudieron expresarse de manera despreocupada cortando calles. Todos nos acostumbramos a hacer piquetes y convivir con ellos”.
Sin embargo, no sólo el propio gobierno es responsables de este grado de protestas, sino también la justicia que nunca intervino asegurando el respeto de las normas para todos: “administrar justicia es uno de los roles del estado. Los jueces estuvieron ausentes para interpretar las normas que nos permiten vivir en sociedad. Han optado por mantenerse al margen”, destacó.
En ese sentido, celebró que el presidente haya reconocido públicamente que la justicia dio un paso adelante, aunque debería ser algo más común: “Mauricio Macri declaró por el caso de Milagros Sala, que se ponía contento porque los jueces se animen a hacer cumplir las normas. Al juez le compete en realidad hacer efectivas esas normas junto con los gobiernos”.
Dentro de los actores que intervienen en esta situación, el vecino se ha transformado en uno de los fundamentales, según lo que ha relevado Giusto: “la misma sociedad se debe reeducar. El año pasado el actor social que más realizó piquetes fue el vecino, ya no son sólo los sindicatos y las organizaciones sociales. Es una cuestión que se debe abordar desde distintos puntos de vista”.
La explicación para que los vecinos terminaran tomando este tipo de medidas tiene que ver con la misma falta de respuesta del estado: “el vecino se dio cuenta que la forma más efectiva para que le devuelvan el suministro eléctrico o le pongan más policías en el barrio, no es llamar al estado por los canales institucionales formales, sino salir a cortar la calle de su barrio. Así logra la atención de los medios de comunicación y luego entra en la agenda de los políticos, algo que no debería suceder”, aclaró el politólogo.
El escenario parece estar cambiando en ese sentido y la detención de Milagros Sala se vuelve un ícono de esa modificación: “hace unos meses, nadie se habría imaginado que Sala iba a quedar presa y que muchos de los militantes que la seguían con fanatismo, ahora la dejaron de seguir y están conformes con que les mantengan el beneficio. Se sienten más libres que antes, esto puede ser un cambio de tendencia”.
Por último, aclaró que no se debe tomar el caso de la jujeña como un emblema de lo que realizan las organizaciones que están hechas para ayudar a los argentinos: “Milagros Sala no es una exponente legítima de las organizaciones sociales, es parte de una cultura del apriete, la violencia y los encapuchados”, sentenció.