Decenas de profesionales de la salud arriesgan pena de cárcel por distribuir ilegalmente millones de analgésicos en siete Estados.
La cruzada contra la crisis de los opioides que azota Estados Unidos se ha apuntado este miércoles una victoria. La corte federal de Cincinnati ha acusado a 53 profesionales de la salud, la mayoría médicos, por prescribir y distribuir ilegalmente medicamentos, en algunas ocasiones a cambio de sexo. La operación a cargo del departamento contra los opioides de la región de los Apalaches (desde Pensilvania hasta el norte de Misisipi) trabajó desde el pasado diciembre en la investigación que destapó aproximadamente 350.000 recetas y 32 millones de píldoras ilícitas. El fiscal de Cincinnati Benjamin Glassman describió la acción como el mayor golpe a prescriptores de drogas. Robert Duncan, fiscal del este de Kentucky, calificó a los médicos involucrados como “traficantes de drogas de bata blanca”.
En 2017 hubo cerca de 70.000 muertes por sobredosis de medicamentos en EE UU, a una escandalosa tasa de 21,7 por cada 100.000 personas. Casi una cuarta parte de los fallecimientos fueron causadas por opioides recetados. Virginia Occidental y Ohio encabezan los tres primeros puestos de la lista de los Estados con mayores tasa de mortalidad. La mayoría de los médicos acusados provenían de estos territorios, sumados a los Estados de Alabama, Kentucky y Tennessee. Una acusación señala que Jeff Young gestionaba una clínica en Jackson, Tennessee, donde recetó medicamentos que eran altamente adictivos y con alto riesgo de abuso a cambio de sexo y dinero. Otro médico del mismo Estado es acusado de esa misma práctica a cambio de sexo. Los fiscales no dieron a conocer los nombres de los 60 involucrados en el caso, entre los que figuran 31 médicos, siete farmacéuticos y ocho enfermeras.
Las autoridades que destaparon la red de mentiras informaron de que un médico de Alabama reclutó prostitutas y otras mujeres con las que tuvo relaciones sexuales en su clínica y les permitió abusar de los medicamentos en su casa. En Kentucky, un doctor es acusado de extender recetas a sus amigos de Facebook, quienes iban a su casa a recogerlas, y otro por dejar prescripciones firmadas en blanco para que el personal las rellenara y se las entregara a los pacientes. Un dentista de la misma zona usaba de tapadera la extracción innecesaria de piezas dentales a pacientes. Después les programaba citas para hacerles el seguimiento de un tratamiento que en realidad se podría haber evitado. Los fiscales alertaron de que en algunos casos las recetas firmadas podrían haber permitido que los pacientes tomaran hasta 15 pastillas diarias.
Los cargos contra las docenas de involucrados incluyen la distribución ilegal de sustancias y la conspiración para obtener sustancias mediante fraude. Los fiscales adelantaron que las acusaciones podrían derivar en sentencias de hasta 50 años de prisión.