La controla un polémico empresario, condenado en una causa por dádivas al ex secretario de Transporte K Ricardo Jaime. El cambio de manos busca modernizarla y mejorar los accesos con una inversión de $ 500 millones.
El Gobierno nacional lanzó una licitación para volver a concesionar la explotación de la Terminal de Omnibus de Retiro, que hace 23 años está en manos de TEBA, una empresa con contrato vencido. El nuevo concesionario deberá llevar adelante un plan de obras para mejorar la prestación de los servicios y la operación de los ómnibus de larga distancia.
En el Ministerio de Transporte de la Nación explican que apuntan a que la terminal sea económicamente autosustentable y afirman que esperan inversiones por más de $ 500 millones. Además, una vez adjudicada la concesión, el control de la terminal pasará a manos del Gobierno porteño, en un paso más hacia la autonomía plena de la Ciudad.
El nuevo contrato será por 20 años e incluye la explotación de los locales comerciales, la playa de estacionamiento, los espacios destinados a publicidad, las estaciones de servicio y carga de combustible, los depósitos, las boleterías, las oficinas y los servicios rentados de maleteros.
Los pliegos licitatorios incluyen una estructura de negocio nueva y autosustentable; un plan de obras para la reparación y ampliación de la Terminal, y un plan de mantenimiento y de prestación de servicios, incluyendo seguridad y limpieza.
Cada día, por la terminal pasan 50.000 personas. Cuando la inauguraron, el 1° de mayo de 1983, los trenes aún eran una alternativa para el transporte de pasajeros de larga distancia. Tras el cierre de ramales ferroviarios, la demanda para viajar en micro aumentó y la terminal quedó chica. Hoy, en sus 75 plataformas operan alrededor de 1.800 ómnibus por día o hasta 2.400, en temporada alta.
Desde septiembre de 1993 está concesionada a TEBA S.A., una empresa de Néstor Otero. En 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner le extendió la concesión por 10 años y hubo polémica. El negociador por parte del Ejecutivo fue el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, quien más tarde admitió ante la Justicia que recibió dádivas de Otero: el empresario le pagaba el alquiler del departamento en el que vivía y le cedió una casa en un barrio cerrado de San Isidro.
TEBA debía seguir operando la Terminal hasta el 31 de mayo de 2016. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lanzó una licitación para volver a concesionarla en octubre de 2015, dos meses antes del final de su mandato. Se llegó a pedir un estudio técnico para una obra de $ 1.000 millones que iba a hacer el Estado y no el concesionario. Pero todo quedó en la nada.
Ante esta situación, la gestión macrista le dio un permiso de uso precario a TEBA por un año más mientras resolvía la nueva convocatoria. El llamado fue publicado en el Boletín Oficial del viernes último, la apertura de sobres será el 6 de abril para las ofertas técnicas y el 16 de mayo para las económicas. La adjudicación se haría a principios de junio.
Mientras tanto, la terminal sigue en manos de Otero, quien además de la causa por las dádivas a Jaime, por la que pidió una probation, tuvo otras dos investigaciones a cargo de la Fiscalía General de la Ciudad por alquilarles galpones de las estaciones ferroviarias de Retiro y Once a manteros para que depositaran las mercaderías que luego vendían ilegalmente en la calle. Por esos expedientes tuvo que pagar multas por $ 100.000 y $ 70.000, respectivamente. Aún así, consiguió que la Legislatura porteña le aprobara la construcción de la terminal Dellepiane, que ahora está terminada pero nadie sabe cuándo comenzará a operar.
La indefinición respecto del futuro de Retiro fue llevando a que la terminal hoy muestre una cara muy deteriorada. Las pasarelas mecánicas de ingreso no funcionan, no hay buenos accesos para discapacitados, la iluminación es deficiente, hay suciedad y las pantallas informativas son muy viejas, entre otros problemas. En tanto, abundan los locales comerciales y gastronómicos, que no sólo ocupan espacios en los pasillos sino que cobran precios que incluso pueden llegar al doble que lo que se abona en cualquier negocio a la calle. Además, hay rubros que nada tienen que ver con una terminal de micros, como una santería o una peluquería.
De acuerdo al Ministerio de Transporte, el plan de obras contempla mejoras en la infraestructura del edificio para facilitar la accesibilidad, hacer más eficiente la operación de los colectivos, aumentar las condiciones de seguridad para usuarios y operarios y modernizar los sistemas de información y servicio al usuario con mayor tecnología.
El proyecto fue diseñado entre los gobiernos nacional y porteño, para que la transformación funcional de la terminal se adapte a las necesidades de la Ciudad. Por ejemplo, se analizará modificar los accesos y salidas de los micros en el marco de la urbanización de la villa 31, que de tanto crecer desordenadamente ya quedó rodeando a la terminal.