Algunas zonas del sur de Italia y otros países de la región están sufriendo una de sus peores sequías en décadas. Las autoridades dicen estar trabajando para salvar, al menos, el turismo.
Recientemente, mientras los turistas saboreaban granitas a la sombra de unos hibiscos y nadaban en el fresco mar Mediterráneo, en las tierras de cultivo del sur de Sicilia, entre laderas tan áridas que parecían dunas del desierto, un criador observaba cómo sus vacas se dirigían al matadero.
Tras meses de sequía, no tenía agua ni comida para ellas.
“Es devastador”, dijo el ganadero, Lorenzo Iraci Sareri, mientras las lágrimas caían sobre su rostro bronceado, marcado por 40 años de trabajo pastoreando vacas. “Nunca había visto algo así”.
Algunas zonas del sur de Italia y otras regiones mediterráneas como Grecia y el sureste de España están experimentando una de sus peores sequías en décadas. Es especialmente devastadora, dicen los expertos, porque la falta de lluvias se ha agravado por el aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático.
Las cuencas artificiales donde antes bebían los animales hoy ofrecen poco más que tierra agrietada. Las espigas de trigo son pequeñas y huecas. El lago Pergusa, en el centro de Sicilia, que forma parte de una reserva natural, parece un cráter pálido y seco.
No obstante, para muchas de estas regiones el verano es también temporada alta para el turismo. Las autoridades temen que este importante sustento económico esté en peligro debido a las noticias sobre la escasez de agua, y están tomando medidas para intentar protegerlo.
“Nos vemos obligados a sacrificar los daños a la agricultura, pero tenemos que intentar no perjudicar al turismo, porque sería aún peor”, dijo Salvatore Cocina, jefe del servicio de protección civil de Sicilia.
Añadió que la agricultura sigue representando la gran mayoría del consumo de agua, y que la población en general solo utiliza una pequeña parte, incluso en el verano, cuando esta incluye a millones de turistas.
Las autoridades señalaron que habían dado prioridad al suministro de agua a hospitales, empresas que producen bienes importantes como el oxígeno y a los segmentos vulnerables de la población. Pero también a los hoteles.
“Los turistas no se dan cuenta” de la sequía, prometió Elvira Amata, máxima responsable de turismo de Sicilia.
Sin embargo, fuera de los complejos turísticos de cinco estrellas, en el árido sur de la isla, había señales por todas partes.
En Agrigento, que domina un valle con las ruinas de varios templos griegos, las autoridades están racionando el agua. Algunos hogares de las afueras llevan semanas sin recibirla.
La escasez de agua ha obligado a un pequeño número de pequeñas casas de huéspedes a ofrecer menos habitaciones o canalizar a los clientes a otros hoteles, explicó Francesco Picarella, director de Federalberghi, la principal asociación hotelera de Italia, en Agrigento. Sin embargo, el mayor daño estaba siendo hecho por los reportes noticiosos que advertían que los turistas estaban “huyendo” por la falta de agua, dijo.
Desde que estas noticias empezaron a publicarse, las reservaciones se redujeron considerablemente. La región respondió muy pronto al convocar a las autoridades e instarlas a proteger la temporada turística.
El alcalde de Agrigento, Francesco Miccichè, explicó que las autoridades estaban distribuyendo agua con mayor frecuencia en el centro de la ciudad, donde está la mayoría de las casas de huéspedes, y que han puesto camiones cisterna a disposición de los hoteles. Aunque algunos siguen quejándose de tener que pagar por los camiones, la mayoría de los hoteles ya dispone de agua, dijo Picarella.
“En el sector del lujo no puedo decirles que racionen las duchas”, dijo Isidoro di Franco, director general del complejo mientras estaba sentado en el bar del Verdura Resort, ubicado cerca de Agrigento, con vista a los campos verdes de golf y unas exuberantes plantas ornamentales rosas y azules.
Dijo que el complejo estaba restringiendo el consumo de agua y reciclándola, pero que no podía hacer recortes en artículos de primera necesidad.
El gobierno regional está planeando una campaña publicitaria para contrarrestar el miedo a la sequía. Los sicilianos insistieron en que el sur de Sicilia no solamente estaba preparado para recibir turistas, sino que los necesitaba desesperadamente.
“Si nos quitan también el turismo, moriremos”, dijo Cinzia Zerbini, una vocera siciliana de Coldiretti, la mayor asociación de agricultores de Italia.
Muchos agricultores ya están desesperados. Uno de ellos, en los montes cercanas a la ciudad de Caltanissetta, en el sur de Sicilia, dijo que sus cabras estaban bebiendo de cuencas tan secas que una de ellas había muerto al secarse el lodo en su estómago.
El lago principal del noreste de Cerdeña está a un tercio de su capacidad. Un representante del gobierno local dijo que los funcionarios se vieron obligados a elegir entre el turismo y la agricultura, y detuvieron por completo el suministro de agua para riego.
“Decidimos sacrificar la agricultura”, dijo Giancarlo Dionisi, prefecto de la provincia sarda de Nuoro. Aunque los agricultores serían compensados por sus pérdidas, agregó, el daño de tener hoteles sin agua podría durar más tiempo.
“Si los turistas que vienen no pueden ducharse, se crea una publicidad de boca en boca negativa”, dijo.
Muchos en Sicilia estaban tan agradecidos por los beneficios económicos que aporta el turismo que no pusieron objeciones al consumo de los turistas durante la sequía. Otros plantearon objeciones.
Algunos agricultores dijeron que la mayor atención prestada a los visitantes en las regiones mediterráneas abría las puertas a un tipo de turismo en el que las condiciones locales no se tienen suficientemente en cuenta.
“Los lugareños se están irritando”, señaló Francesco Vincenzi, presidente de la Asociación italiana de juntas de aguas agrícolas, en un comunicado. “Se sienten amenazados en la disponibilidad de un bien primario como el agua”.
En la comunidad autónoma española de Cataluña, afectada por la sequía, algunos residentes iniciaron una campaña llamada #NoEnRaja, que se traduce a grandes rasgos como “de donde no hay no se puede sacar”. Alegaban que, junto con la agricultura y la industria, el pujante sector turístico era responsable de la mala gestión de los escasos recursos.
Según el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona, el consumo de agua de un huésped promedio en un hotel de lujo es cinco veces superior al de un residente, contribuyendo a lo que la campaña denominó “la injusticia en el uso del agua”.
En Portugal, este invierno, mientras las presas se vaciaban, los cultivadores de naranjas se quejaban de que los campos de golf seguían siendo regados.
“Primero la gente, luego los campos de golf y después tú”, dijo Pedro Cabrita, quien se dedica a cultivar naranjas, parafraseando a un funcionario.
Algunas autoridades han reaccionado ante el aparente desequilibrio. En la isla griega de Sifnos, el alcalde pidió el año pasado que se prohibiera la construcción de piscinas privadas. En España recientemente se prohibió rellenar piscinas, incluyendo las de los complejos turísticos de lujo.
Samuel Somot, investigador de Météo-France, el Servicio Meteorológico Nacional de Francia, dijo que las sequías mediterráneas, cada vez más duras, acarrean el riesgo de una futura desertización, así como de posibles “guerras del agua”.
Es probable que el problema se intensifique. El aumento de las temperaturas hace que los animales y las plantas tengan más sed y que los lagos y las cuencas se evaporen con mayor rapidez, dijo Luigi Pasotti, director del Servicio Meteorológico para la Agricultura de Sicilia.
Este año, dijo Coldiretti, las granjas sicilianas perdieron en promedio más del 50 por ciento de su cosecha de trigo.
En la región meridional de Apulia, la producción de miel descendió un 60 por ciento porque la sequía impidió la floración de muchas plantas, y se prevé que la cosecha de aceitunas se reduzca a la mitad.
En Sicilia, la sequía está sacando a la luz problemas de gestión del agua que vienen de mucho tiempo atrás. Grandes cantidades de agua se han perdido debido a una infraestructura deficiente. De acuerdo con las autoridades, en Agrigento eso puede superar el 50 por ciento. En el pasado se descartaron desalinizadoras y pozos.
El gobierno italiano ha anunciado que destinará 12.000 millones de euros (unos 13.000 millones de dólares) a proyectos hídricos. Sin embargo, tras años de promesas, los expertos se muestran escépticos ante la posibilidad de que los proyectos sean puestos en marcha en el futuro cercano.
Pero el problema debe abordarse con rapidez, afirmó Edoardo Zanchini, director de la oficina del clima de Roma. “De lo contrario, las tierras agrícolas serán abandonadas”, dijo, “y las tierras abandonadas se convierten en desiertos”.
El Banco de Italia señaló que la producción generada por la agricultura en Sicilia había descendido el año pasado debido al impacto del clima, mientras que el turismo crecía. Muchos agricultores del sur de Sicilia afirmaron que no podrían soportar otro mal año.
“Si no conseguimos forraje y no conseguimos agua, tendremos que sacrificarlas a todas”, dijo Luca Cammarata, un criador de cabras cerca de Caltanissetta, mientras empujaba a sus demacradas cabras hacia los pocos brotes verdes que quedaban en su pastura amarilla. Otro año como este equivaldría a una “sentencia de muerte”, dijo.
“¿Deberíamos trasladarnos todos a la costa y hacer turismo?”, reflexionó.