La ciudad alemana de Hamburgo sufrió una rebelión de manifestantes de ultraizquierda que llevó a la policía a limitar las libertades civiles en un área que cuenta con 80.000 habitantes.
Las autoridades policiales redujeron la gran zona que han declarado de peligro, desde el 4 de enero. Se trata de una parte de la ciudad de Hamburgo con unos 80.000 habitantes. La ciudad-Estado impuso la zona de peligro tras denunciar, el pasado 29 de diciembre, un ataque de entre 30 y 40 personas embozadas a la Davidwache, la comisaría del barrio chino de Hamburgo.
Una ley regional de 2005 permite a la policía responder a situaciones extremas demarcando zonas en las que se concede a sí misma poderes excepcionales, como dar discrecionalmente el alto y exigir la identificación o controlar mochilas y efectos personales de la gente. Cientos de habitantes de los barrios afectados se han manifestado contra la medida, con el apoyo de la oposición de centroizquierda (Die Linke y Los Verdes) al Gobierno regional del socialdemócrata Olaf Scholz (SPD).
Las protestas tienen como símbolo las escobillas de baño, después de que la policía incautara una de ellas al registrar la mochila de una persona. Cientos de jóvenes de Hamburgo llevan escobillas de baño en la mochila como “burla a la arbitrariedad policial” y en protesta por el “constante engorro, los cacheos y los controles” en los barrios con mayor presencia de grupos alternativos e izquierdistas .
El portavoz policial Mirko Streiber admite que “Los enfrentamientos se recrudecieron desde la gran manifestación de la izquierda radical el 21 de diciembre”. La zona de peligro ha “contribuido a reducirlos” y por eso la han acotado.
El abogado Andreas Beuth asegura que “han reducido la zona, pero sigue siendo muy considerable”. Controlan “a los que quieren”. El letrado explicó que tiene testigos del ataque a la comisaría y sugiere que la supuesta batalla debía servir a la policía para “pedir nuevo armamento y mejores sueldos”.
La portavoz del Gobierno regional de Hamburgo Swantje Glismann descartaba que el centro okupa vaya a ser desalojado, tal y como pide su propietario. Pero a unas manzanas de la comisaría Davidwache se levanta otro símbolo de la protesta, un edificio a punto de ser demolido para dejar paso a viviendas nuevas y más caras.