CNN se hace con el contrato con el que el empresario compró el silencio de un portero de la Torre Trump.
La Casa Blanca es ya el hotel de los líos. Por si restase alguna duda, ayer la cadena CNN informó de que tenía en su poder un acuerdo entre un antiguo portero de la Torre Trump, Dino Sajudin, y American Media Inc. (AMI), filial del tabloide «National Enquirer», y en virtud del cual recibió 30.000 dólares por la exclusiva del enésimo lío amoroso de Donald Trump. En esta ocasión con una ama de llaves del edificio. A resultas de su relación la pareja habría tenido un hijo ilegítimo que, de aparecer, complicaría muy mucho la situación familiar del magnate y su imagen pública. El contrato, firmado en 2015, otorgaba a AMI a perpetuidad los derechos sobre la historia. La penalización en la que incurriría Sajudin si rompía el acuerdo alcanzaba el millón de dólares. O como explicó su abogado, Marc Held, a la cadena, «el señor Sajudin no ha podido hablar sobre las circunstancias de su contrato con American Media Inc. y la historia que les vendió, debido a una sanción financiera significativa».
Pero las cosas habrían cambiado. Entre otras cosas porque esta misma semana David Pecker, editor del «National Enquirer», habría aceptado la inmunidad a cambio de colaborar en el caso de Michael Cohen, ex abogado de Trump, que ha reconocido ante el juez la comisión de varios delitos de fraude bancario y fiscal. Incluido el pago de dinero a dos mujeres, una actriz porno y una modelo de «Playboy», y en los que Pecker estaría presuntamente implicado. Y no solo él. También ha acordado la inmunidad a cambio de contar lo que sabe en el citado caso un hombre absolutamente esencial en el universo de Trump: Allen Weisselberg. Alguien que empezó a trabajar como contable en la organización familiar a principios de los años 70, cuando fue fichado por el padre del hoy presidente, Fred Trump. Weisselberg no sólo se encarga de llevar las cuentas de la organización Trump. Como explicó el periodista Chris Cillizza en CNN, también gestiona las cuentas personales del magnate.
«Recientemente», comentó el abogado de Sajudin a la cadena CNN, AMI liberó a su cliente del los términos del acuerdo. En consecuencia, «ahora puede hablar sobre su experiencia personal con ellos, así como de su historia». Held habló también de la práctica de «catch and kill». Literalmente, «cazar y matar». Un viejo truco de la Prensa sensacionalista cuando pretendía tapar una noticia. Sencillamente, se trataba de comprar una exclusiva para que nadie más pueda publicarla y guardarla. Que ahora se sabe que es una de las piezas de «cazar y matar». «El Sr. Sajudin», añadió, «espera que la verdad salga a la luz en un futuro muy cercano». Avanza así, con otra vuelta de tuerca digna de los hermanos Marx, la investigación de los presuntos fraudes cometidos por la campaña de Trump y sus colaboradores, cuando orquestaron el pago de indemnizaciones a Stormey Daniels y Karen McDougal.
La primera habría recibido 130.000 dólares de mano de Cohen, que a su vez afirma que actuó por orden directa del presidente. Lejos quedan ya las explicaciones del abogado, cuando aducía que el dinero provenía de donaciones a la campaña y que Trump no estaba al tanto de lo ocurrido. Por su parte McDougal, que también sostiene que fue amante del hoy presidente, habría sido compensaba con 150.000 dólares, a través del «National Enquirer». Para terminar de embrollar la situación legal de Trump, parece que Cohen grabó a su entonces jefe en el momento en que pactan comprar el silencio de McDougal. La cinta estaría en posesión de la Fiscalía desde el 9 de abril, cuando el FBI, por orden del fiscal especial, Robert S. Mueller, que investiga el «Rusiagate», ordenó registrar la casa, la habitación de hotel y la oficina de Cohen. En aquel momento Trump acusó a Mueller y al FBI de comportarse como una suerte de policía política.
Esta semana, cuando supo que su ex consejero ha pactado con Mueller, habló de ratas y silencios al más puro estilo mafioso. Imposible no recordar que Mueller fue el hombre que puso entre rejas al último don, John Gotti Jr.. Y que lo hizo, precisamente, con un método patentado en su momento por Rudolph Giuliani, y similar al que parece usar en el «Rusiagate». Presionar a los subordinados, reunir pruebas contra ellos y, una vez acorralados, ofrecerles la inmunidad a cambio de disparar contra sus jefes.