La cumbre sobre la pederastia que reúne esta semana a más de un centenar de jerarcas de la Iglesia católica en el Vaticano -entre ellos a 114 representantes de Conferencias episcopales de todo el mundo-, ha abordado este sábado la necesidad de que la Iglesia sea transparente.
Durante su intervención, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Freising, ha denunciado que durante años la Iglesia “destruyó” documentos relativos a estos delitos y ha abogado por reconsiderar la norma del secreto pontificio en los casos de abusos a menores.
“Los procesos y procedimientos establecidos para procesar los delitos fueron deliberadamente ignorados, e incluso cancelados o anulados. Los derechos de las víctimas han sido pisoteados y dejados a merced de cada individuo”, ha dicho el cardenal alemán, presidente de la Conferencia Episcopal de su país, y uno de los más estrechos colaboradores del papa Francisco. “Los archivos que hubieran podido documentar estos actos terribles e indicar el nombre de los responsables fueron destruidos o incluso no se llegaron a crear. En vez de los culpables, fueron amonestadas las víctimas y se les impuso el silencio”, ha desvelado.
En septiembre, la Iglesia católica alemana presentó un extenso estudio sobre casos de pederastia cometidos en el país que concluyó que entre 1946 y 2014 se produjeron 3.677 casos de abusos sexuales por parte de 1.670 religiosos. “El informe reveló que algunos documentos habían sido manipulados o no contenían toda la información”, también porque las reglas de la época no consideraban necesario incluir cierta información en las actas, explicó durante un encuentro con los medios el cardenal Marx. “Por ejemplo, no constaba que había sido acusado de abusos un sacerdote que llegaba a una diócesis procedente de otra. Hablo de Alemania pero imagino que mi país no es un caso aislado”.
El arzobispo alemán, que el viernes se reunió durante casi dos horas con 16 víctimas de abusos sexuales, propuso establecer “normas procesales transparentes y reglas para los procesos eclesiásticos” y comunicar públicamente el número de los casos y los detalles en la medida de lo posible. “Si fracasamos -dijo ante los líderes de la Iglesia- nos expondremos a la sospecha del encubrimiento”. El presidente de la Conferencia Episcopal alemana ha explicado que la “desconfianza institucional” conduce a “teorías de conspiración” que se pueden “evitar si los hechos se exponen de forma transparente”. “Cualquier objeción basada en el secreto pontificio sería relevante sólo si es posible indicar razones convincentes” pero “tal y como están las cosas, no conozco estas razones”, ha apuntado.
La eliminación del secreto pontificio sobre las denuncias y casos de abusos a menores por parte de miembros del clero es una de las reclamaciones históricas de las víctimas, que consideran que el rechazo de la Iglesia católica de hacer públicos sus archivos protege a los abusadores. Y a la luz de las declaraciones de los ponentes los últimos días, podría ser una de las medidas “concretas” que el papa Francisco anuncie cuando concluya la cumbre este domingo.
Los datos relativos a las denuncias y los casos de pederastia por parte de miembros del clero están en gran parte en manos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el dicasterio vaticano anteriormente conocido como Santo Oficio que dirige el español Luis Ladaria Ferrer. Monseñor Charles Scicluna, secretario adjunto de este departamento y uno de los mayores expertos vaticanos en investigar estos delitos, ha asegurado durante un encuentro con los periodistas que este dicasterio, “donde reside la información más detallada, tiene la voluntad de trabajar sobre este aspecto”. En el mismo sentido se manifestó días atrás el cardenal Sean Patrick O’Malley, presidente de la Comisión para la protección de menores creada por el Papa en 2014, que consideró “importante revisar todo el concepto de secreto pontificio” para estos casos.