Fue abatido por otro policía de un tiro en la cabeza. Convertido al islam hace año y medio, no hay constancia de que se hubiera radicalizado.
El drama no cambiará: cuatro muertos en el interior de la jefatura de policía de París. Apuñalados por un administrativo, abatido en el patio. Pero todo será muy diferente según el móvil del homicida. ¿Un problema con su jefe? ¿Relacionado con su conversión al islam hace 18 meses?
De momento, no hay una respuesta clara. La investigación ha sido encargada a la brigada criminal de París con la acusación de homicidio voluntario. Pero el fiscal jefe de París, Remy Heitz, ha declarado que la brigada antiterrorista evalúa si había alguna conexión con el terrorismo.
¿Se trató de un momento de locura, como aseguran portavoces de varios sindicatos policiales? ¿En relación con un problema jerárquico que tenía con su jefa? ¿Guarda ese enfrentamiento relación con su conversión al Islam? A esta hora es imposible responder a esas preguntas.
La policía ha registrado la vivienda del agresor en la periferia parisina y su esposa ha sido llevada a comisaría y está detenida aunque no se han presentado cargos contra ella. Según los vecinos tenían dos hijos de nueve y tres años. “Era una persona normal, muy tranquilo. Le veía ir a la mezquita pero era un practicante normal” manifestó a. AFP una vecina.
Los hechos. Poco antes de las dos de la tarde en la megafonía del Palacio de Justicia (que está enfrente) se ha escuchado este mensaje: “Una agresión se ha producido en la jefatura de policía. La situación está controlada. La Cité está vigilada”.
La isla de la Cité en el Sena es el lugar donde se asentaron los parisi, los bárbaros que fueron desalojados por los romanos. Aquí está la catedral de Notre Dame, el kilómetro cero de Francia, cerrada desde el incendio. Y a dos pasos, la prefectura, el cuartel general de la policía, un edificio gigante. Enseguida se supo que pasaba algo grave. La policía cerró todos los accesos a la isla y desalojó a todo el mundo.
“Oí un tiro y supe que era en el interior. Instantes después vi a unas policías llorando. Estaban en pánico” declaró a la AFP Emery Siamandi, un intérprete que estaba en el interior del edificio de Jefatura.
El tiro es el que acabó con la vida de Mickaël H, nacido en las Antillas hace 45 años, con problemas de audición. Era un administrativo que trabajaba como informático en la dirección de información de la aglomeración parisina, un departamento sensible. Veinte años, conocido por todos. “Este hombre no había presentado el menor signo de alarma o de dificultades de comportamiento”, aseguró el ministro del Interior, Christophe Castaner.
Pero en las cadenas de radio se oyó también que “había tensiones entre él y su supervisor directo”. Valiéndose de un cuchillo de cocina cerámico, indetectable en los arcos de seguridad, H. acabó con tres policías de esa dirección de espionaje. “Luego en la escalera atacó a otras mujeres” dijo una fuente policial a la emisora France Info. Una agente de la policía de proximidad murió y una empleada de la dirección de recursos humanos que fue trasladada en helicóptero a un hospital militar en “estado de urgencia absoluta”.
Cuando el agresor llegó al patio de la Jefatura, fue interceptado por un policía. Le conminó a tirar su cuchillo. Y lo mató de un tiro en la cabeza con su arma de reglamento.
El homicida se había convertido al islam hace 18 meses según anticipó la cadena de televisión BFM y ha confirmado France Presse de “fuentes policiales”. Nada indica hasta el momento que se hubiera radicalizado pero en las redes sociales se dice que había sido convocado por su superior para que explicara por qué ya no saludaba a las mujeres.
La prudencia de las autoridades y de los medios de comunicación franceses es notoria. En 2015, una ola de atentados islamistas provocó 251 muertos. No hay que ser un lince para darse cuenta de que si el agresor había dado el paso hacia la Jihad, va a ser difícil explicar cómo no fue detectado, trabajando en uno de los lugares más sensibles y protegidos de París.
El presidente de la República, Emmanuel Macron, y el primer ministro, Edouard Philippe, se personaron también en el lugar de los hechos. Macron llegó con retraso a la primera cita de un nuevo tour de debates sobre su reforma de la jubilación.
Antes de entrar en materia, justificó su retraso: “He querido demostrar mi apoyo y solidaridad a los miembros de las fuerzas de seguridad.Están en estado de choc, uno de sus colegas ha abatido a otros cuatro”.
Macron calificó el suceso de “verdadero drama”. Añadió que “la investigación acaba de empezar” y que no podía decir nada más. Se guardó un minuto de silencio, al igual que en la Asamblea Nacional, informada por la ministra de Justicia, Nicole Belloubet. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, expresó su pesar en Twitter: “París llora a los suyos esta tarde tras este atroz ataque”.