Cuál es el vínculo que encontraron los especialistas y por qué aseguraron que quienes fuman cannabis son más propensos a desarrollar enfermedades.
Un estudio reciente encontró un vínculo significativo entre el consumo diario de marihuana y un mayor riesgo de cánceres de cabeza y cuello. La investigación reveló que este consumo podría aumentar el riesgo entre un 3,5% y un 5 por ciento.
La institución a cargo del trabajo fue la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California (USC), y el estudio se publicó en la revista JAMA Otolaryngology–Head & Neck Surgery.
La investigación incluyó una colaboración entre el Centro de Cabeza y Cuello de la USC y el Departamento de Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza y Cuello de la USC Caruso. Este trabajo es uno de los estudios más grandes hasta la fecha que asocia el cáncer de cabeza y cuello con el consumo.
La investigación utilizó datos de más de 64 organizaciones de atención sanitaria durante los últimos 20 años. Los casos de cáncer detectados siguieron a pacientes que tuvieron de uno a cinco años de consumo. Además, el estudio, que examinó 4 millones de registros médicos electrónicos e identificó más de 116.000 diagnósticos de este trastorno entre pacientes con esta enfermedad.
El autor principal, Niels Kokot, profesor de otorrinolaringología clínica y cirugía de cabeza y cuello, señaló que las personas con trastorno por consumo de cannabis son significativamente más propensas a desarrollar estos tipos de cáncer en comparación con quienes no consumen la droga.
“Nuestra investigación muestra que las personas que consumen cannabis, en particular aquellas con un trastorno por el uso de cannabis, tienen significativamente más probabilidades de desarrollar cánceres de cabeza y cuello en comparación con quienes no lo hacen”, dijo el profesor y autor al medio estadounidense CNN.
Los resultados
El análisis demostró que los pacientes con trastorno por consumo de cannabis tenían 2,5 veces más probabilidades de desarrollar cáncer oral, casi cinco veces más probabilidad de cáncer orofaríngeo (que afecta el paladar blando, amígdalas y parte posterior de la garganta) y más de ocho veces más probabilidad de cáncer de laringe. Estos hallazgos se mantuvieron constantes a través de diferentes grupos de edad, por lo que eso no implica ninguna diferencia.
Tyler Gallagher, coautor del estudio y candidato a doctor en medicina y máster en salud pública, afirmó en Phys Org, prestigioso medio dedicado a la ciencia, que la prevalencia de estos tipos de cáncer en personas con trastorno por consumo de cannabis no se vio afectada por factores como la edad, el sexo y la etnia, ni siquiera por el consumo de alcohol y tabaco.
“Si bien nuestro estudio no hizo ninguna diferencia entre los métodos de consumo de cannabis, el cannabis se consume más comúnmente fumándolo. La asociación que encontramos probablemente se refiere principalmente al cannabis fumado”, agregó Kokot en diálogo con CNN.
El humo del cannabis, al arder a temperaturas más altas que el tabaco, podría causar una mayor inflamación y daños en el ADN, lo que puede generar la enfermedad, detalló a Phys Org.
“Fumar cannabis normalmente no requiere filtro y requiere una inhalación más profunda en comparación con el tabaco. Además, el cannabis arde a una temperatura más alta que el tabaco, lo que aumenta el riesgo de inflamación que causa cáncer”, explicó.
Kokot afirmó que “la detección de este factor es importante porque el cáncer de cabeza y cuello puede prevenirse una vez que las personas sepan qué comportamientos aumentan su riesgo”.