El bloqueo del gen FAT10 podría conducir a nuevas terapias para la enfermedad metabólica, el síndrome metabólico, el cáncer o el envejecimiento.
Un solo gen parece desempeñar un papel crucial en la coordinación del sistema inmunológico y del sistema metabólico. Eliminar dicho gen, llamado FAT10, en los ratones reduce la grasa corporal y aumenta la esperanza de vida, asegura una investigación realizada por un equipo del Mayer Nutrition Research Center Human Jean de la Universidad Tufts y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, en EE.UU. Los resultados se publican en “The Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS).
El gen FAT10 no es nuevo en este campo, aunque había poca información sobre él. Los investigadores de la Universidad Tufts han tradato de conocer más datos sobre el papel de FAT10 en el tejido adiposo y el metabolismo. “En realidad, nadie sabía lo que hace exactamente el gen FAT10, aparte de que se ‘enciende’ por los procesos de inflamación y que parece estar aumentado en algunos cánceres, como los ginecológicos y digestivos”, explica Martin S. Obin. Ahora, los investigadores han visto que si se “desactiva el gen FAT10 se producen una serie de efectos beneficiosos en los ratones, como la reducción de la grasa corporal, además de que ralentiza el envejecimiento y prolonga la vida útil en casi un 20 por ciento”.
Por lo general, los ratones van ganando grasa a medida que envejecen. En este trabajo, los investigadores observaron que la activación del gen FAT10 en ratones normales producía un incremento en el tejido graso con la edad; sin embargo, aquellos animales que no tienen activado el FAT10, a pesar de que consumen más alimentos, queman grasa a un ritmo más acelerado. Y como resultado tienen menos de la mitad de grasa en los tejidos que los ratones normales de edad avanzada. Al mismo tiempo su sistema músculoesquelético aumenta la producción de una molécula inmune que eleva su respuesta a la insulina, lo que genera una reducción de los niveles circulantes de insulina, protección contra la diabetes tipo 2 y vida más larga.
Los investigadores advierten que la eliminación del gen FAT10 no aborda plenamente el dilema del envejecimiento y el aumento de peso. “Los ratones de laboratorio viven en condiciones ideales, libres de gérmenes”, apunta Obin. Y sabemos, continúa, “que luchar contra las infecciones requiere un gasto energético, que puede ser proporcionado por la grasa acumulada. Por eso creemos que los ratones con el gen FAT10 inactivado podría ser demasiado débiles para sobrevivir en entorno más ‘hostil’”.
A pesar de ello, las posibilidades que ofrece el gen FAT10 son emocionantes. Algunos estudios recientes han visto que FAT10 interactúa con cientos de otras proteínas en las células. Ahora los investigadores de Tufts y la Universidad de Yale han demostrado que impacta sobre la respuesta inmune, en el metabolismo de lípidos y de la glucosa, y en la función mitocondrial.
“Ahora ya hay una ‘hoja de ruta’ para trabajar en las proteínas con las que se relaciona FAT10”, señala Allon Canaán, de la Universidad de Yale. “Creemos que analizar el bloqueo de lo que hace FAT10 para coordinar la inmunidad y el metabolismo podría conducir a nuevas terapias para la enfermedad metabólica, el síndrome metabólico, el cáncer y el envejecimiento”.
Canaán y sus colegas desarrollaron inicialmente el ratón deficiente en FAT10 para estudiar el papel del gen en la sepsis. Así es como vieron que los ratones que carecían del gen eran delgados y habían envejecido más lentamente, además de parecer más jóvenes y sanos que los ratones normales de su misma de edad.