El agente que neutralizó a los yihadistas hacía horas extra el jueves por la noche para redondear el sueldo.
El héroe de Cambrils, el agente de los Mossos d’Esquadra que evitó una masacre en la madrugada del jueves tras abatir a cuatro de los terroristas que intentaron provocar una réplica al atentado en La Rambla de Barcelona, no responde al prototipo de Rambo integrado en una unidad de élite de la policía de la Generalitat que podría parecer. En realidad, se trata de un hombre muy tranquilo al que, casualidades de la vida, le tocó hacer horas extras para engordar su sueldo el día del ataque yihadista en Cambrils. El mosso formaba parte de los efectivos de refuerzo de los dispositivos de seguridad que habitualmente se montan en el litoral de la Costa Daurada, mucho más intensos este año por el elevado nivel de alerta terrorista.
El mosso estaba allí cuando tras atropellar a una agente que les dio el alto -y que resultó herida en una pierna- un vehículo entró en el casco urbano de Cambrils y fue a topar con un segundo control de los Mossos situado en la rotonda frente al Club Náutico. En su huida, los yihadistas atropellaron a las personas que encontraron a su paso. El mosso no dudó en disparar a los yihadistas al valorar la gravedad de la situación y el riesgo para más vidas que suponían.
Los Mossos están protegiendo al máximo la identidad de este agente, que trabaja en Tarragona dentro de uno de los denominados grupos de proximidad, es decir, los que se dedican a patrullar en fiestas patronales y eventos de cierta envergadura de la zona. También protegen los comercios en el día a día, dando consejos de prevención a los propietarios de las tiendas ante robos, por ejemplo. Incluso acuden a los colegios para pronunciar charlas en las aulas a los más jóvenes. Nadie hubiera pensado, ni siquiera él mismo, que esta semana le tocaría acabar con la vida de cuatro yihadistas para defender la de los cientos que disfrutaban de su tiempo libre en las terrazas de Cambrils.
Precisamente el fuerte shock emocional que le ha provocado su actuación extrema le ha llevado a requerir la atención de los psicólogos de la policía, especializados en este tipo de traumas, según revelaron a EL MUNDO fuentes cercanas al mosso.
El anonimato es fundamental para proteger a su familia, pues está casado y tiene hijos. Aunque durante los últimos años ha desempeñado una actividad policial dentro de un perfil ligado a la atención ciudadana, el héroe de Cambrils posee una extraordinaria cualificación técnica en el manejo de armas y en la toma de decisiones rápidas. Fue adiestrado en una de las unidades de élite del Ejército español, concretamente en la Legión, lo que resultó decisivo en su reacción ante un riesgo mortal.
Dentro del cuerpo policial le han llovido las felicitaciones de sus compañeros y de los mandos. De hecho, el pasado viernes, el propio presidente Carles Puigdemont, de visita en la comisaría en Cambrils, alabó su comportamiento a puerta cerrada -junto a todo el operativo que estaba en la rotonda del Club Náutico y detuvo al comando- y recibió un aplauso espontáneo de todos los presentes.