Entre 2010 y 2015 se resintió el comercio y el rojo argentino llegó casi a duplicarse.
Parece una ironía que en el día en que Argentina y México sellaron el relanzamiento de sus relaciones político comerciales el Mercosur mostrara síntomas de estar en una de sus horas más críticas.
Podría uno también preguntarse cuántas veces los países relanzan verdaderamente sus vínculos y cuántas en realidad dicen que lo hacen sin hacerlo. El caso argentino-mexicano pone a los dos países en la escala de una verdadera nueva etapa. Pero, además, ubica a la Argentina en esa idea de Mauricio Macri de que desde el Mercosur hay que acercarse cada día más a la Alianza del Pacífico, de la que Argentina pasó a ser recientemente país “observador”. Esta visita es parte de este proceso.
Argentina tenía ya una apertura comercial mayor con los otros miembros de la Alianza, con Chile, Colombia y Perú. Faltaba darle impuso a la relación con México. La decisión de ampliar y profundizar el ACE 6 existente entre ambos (un acuerdo de cooperación económica dentro de la ALADI), generará, si marcha bien, una baja de los aranceles en productos que pondría a los dos países en una situación de libre comercio. Para noviembre, la canciller, Susana Malcorra, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, y el embajador Daniel Chuburu empezarán negociaciones concretas con sus pares mexicanos.
Macri abogó ayer por una “integración absoluta, de libre comercio” con México. El equipo de Peña Nieto pidió que no se permitieran preguntas de los periodistas, posiblemente preocupados por las fuertes críticas a la política de derechos humanoso. En su declaración a la prensa, el mexicano marcó reiteradamente que se trataba de una nueva etapa, que elogiaba el cambio en este país, que lo apoyaba en la realización del G20 para 2018 y que también apoyaba la entrada argentina a la OCDE. Y ambos salieron al paso en su declaración a la prensa haciendo una mención a la defensa de los derechos humanos. En la manifestación contra la presencia del mexicano que habían en las calles recordaron la carta en la que le pidieron a Macri que le reclamara por ello.
Después de los choques entre los ex presidentes Néstor Kirchner y Vicente Fox por el rechazo del Mercosur a la idea de George W. Bush de concretar el ALCA, que apoyaba el mexicano, Cristina Fernández intentó mejorar la relación con Felipe Calderón, del PAN como Fox. México fue amicus curae de la Argentina en el juicio contra los fondos buitre, y junto a Pemex, el gobierno de México hizo gestión de buenos oficios en las negociaciones que derivaron en una indemnización a Repsol por la expropiación de YPF. Pero la balanza bilateral se resintió. El rojo argentino pasó en cinco años de 580 a mil millones de dólares. Argentina restringió en la era K la entrada de productos mexicanos y México puso sospechosas barreras sanitarias a productos argentinos.
Como en otras ocasiones, Macri se esforzó en pedir que lleguen inversiones. También aquí, el futuro lo dirá