Edgardo Marcelo Tanco es un productor de limones salteño. Ante los bajos precios y la falta de compradores, tuvo que dejar pudrir su cosecha de limones.
Edgardo Marcelo Tanco (75) es un productor de frutas que trabaja en la zona de Pichanal, al norte de Salta. Durante las últimas semanas, el hombre tuvo que dejar pudrir la producción de 14 hectáreas de limones, unas 280 toneladas. “No los pudimos vender porque a la gente no les da el precio”, lamentó.
Desde que los productos argentinos de exportación se destinaron al mercado nacional por el conflicto entre Rusia y Ucrania, la rentabilidad del sector frutihortícola atraviesa serias dificultades.
En diálogo con la Nación, Tanco contó que tuvo que tirar la producción “porque hay que descargar las plantas. Somos una pyme, una micro familiar, y no tenemos empaque para llevar nosotros la comercialización”.
De acuerdo con el productor, muchos agricultores de la zona no levantaron la producción debido a que en el mercado nacional hubo muchos limones que no pudieron exportarse. “La gente a la que siempre le vendía este año no pudo llevarlo, porque no les da el precio. El dólar no ayuda, porque bajan mucho los valores y esto hace que bajen en el mercado interno, que también está saturado”, explicó.
Aunque el hombre pensó en regalar la cosecha, tampoco es fácil. Para hacerlo, debe contratar a los trabajadores que la levanten y pagar por la logística de entrega. “No hubo más remedio, para regalarla tengo que bajarla, juntarla y entregarla; tengo que pagarle a un equipo y no tengo para hacerlo. También pensé que si dejo entrar a alguien ajeno al campo si tiene un accidente me van a culpar a mí”, manifestó.
En total, el productor salteño trabaja con 16 hectáreas de naranja, 14 de limones y 8 de pomelo. También cultiva chía orgánica y algunas variedades de porotos, lo que le permite obtener cierto equilibrio en las cuentas de su pequeña empresa, que funciona desde 2001 y cuenta con cuatro empleados fijos. “No voy a hacer nada con llevar una bolsita de limones para regalar. Nosotros vendemos en árbol. Mi comprador viene con sus camiones a bajar los limones y se los lleva”, apuntó.
De acuerdo con el hombre, durante el año 2021 se vendió a $ 1 el kilo de limón. Ahora, el precio ronda a 10 pesos el kilo, aunque aún así es difícil obtener ganancias. “Al limón lo compran, lo embalan y lo mandan a la fábrica, pero este año no nos compraron la fruta porque hay mucha. Los grandes productores que conozco también cierran a pérdida”, dijo.
Para levantar la cosecha, un maquinista cobra entre 1.500 y 2.000 dólares. Los ingresos por hectáreas varían de acuerdo al clima. “Además, hay que fertilizar y regar con equipo especializado. Esto sí o sí tenemos que hacerlo. No nos entra ganancia y este año va todo a pérdida”, lamentó Tanco, que además calculó que este año perdió unos 1.500 dólares por hectárea.
“En este momento en la Argentina hay sobreproducción de limones, porque no se exportó y se saturó el mercado. Le está pasando a mucha gente, pero hay quienes no hablan porque les da miedo”, aseguró el productor, quien además señaló que es la primera vez que tiene que desaprovechar la fruta de esa manera.
“Es para que no se avejente la planta y pueda desarrollarse la floración de la fruta de verano. El asunto es que tenemos que ver de llegar a fin de año. Ahí podemos tener algo de fruta de verano, para ir vendiendo y después que salga algo de servicio”, dijo.
Otro de los grandes problemas del salteño es la falta de personal disponible para trabajar en la cosecha. “La gente que quiere trabajar en el campo es muy poca. No hay personal para la mano de obra y los que podés contratar no quieren que los pongas en blanco, por el plan social. Hoy estábamos haciendo las cuentas para pagar los sueldos, Uatre, contador y entre todo tenemos que poner casi 1 millón de pesos. Empezamos a sumar y nos asustamos. Hay que ajustarse permanentemente”, cerró.