El Saocom, de 3 toneladas de peso y fabricado íntegramente en el país, servirá para generar sistemas de alerta temprana de inundaciones elaborar mapas de riesgo de enfermedades de los cultivos, vigilancia del mar argentino frente a la pesca ilegal, y también para dar soporte a la gestión de emergencias ambientales.
Desde hace dos décadas, Argentina integra el exclusivo “club” de naciones capaces de construir satélites y demostró que los SAC A, SAC-C, SAC-D/Aquarius y los Arsat 1 y 2, “made in Argentina” funcionan, son confiables y cumplen sus objetivos con creces (el SAC-C tenía una vida útil de 5 años y cumplió 13 años operando en el espacio).
Ante el inminente despegue y puesta en órbita de un nuevo satélite argentino, las expectativas crecen y la ansiedad se multiplica. Y es que después de haber construido satélites meteorológicos o de comunicaciones, el desafío y la apuesta se multiplicó con la finalización del SAOCOM 1-A (Satélite Argentino de Observación Con Microondas), el más complejo construido en la Argentina, que será lanzado desde un cohete Falcon 9 Block 5 de la empresa SpaceX, desde una base militar en California, Estados Unidos mañana domingo 7 a las 23.21 hs.
La nueva misión espacial argentina consiste en la constelación SAOCOM 1, compuesta por dos satélites idénticos, denominados A y B respectivamente. Fueron especialmente diseñados para proveer información en cualquier condición meteorológica, tanto de día como de noche, a través de microondas en banda L.
Estas características hacen a estos satélites de observación especialmente útiles para prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas; para aplicaciones en agricultura como humedad de suelo, índices de vegetación y control de plagas; aplicaciones hidrológicas, costeras y oceánicas; aplicaciones en nieve, hielo y glaciares; en estudios urbanos, de seguridad y defensa, entre otras áreas de interés productivo.
Los satélites SAOCOM fueron especialmente diseñados para detectar la humedad del suelo y proveer información en cualquier condición meteorológica u hora del día, porque su frecuencia de microondas atraviesa las nubes y porque la antena es la fuente de iluminación propia a bordo.
Por este motivo, puede “ver” aunque esté nublado, y obtener información tanto de día como de noche. Estas características los hacen especialmente útiles para prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas para aplicaciones en agricultura como humedad de suelo, índices de vegetación y control de plagas; aplicaciones hidrológicas, costeras y oceánicas; aplicaciones en nieve, hielo y glaciares; aplicaciones en estudios urbanos, de seguridad y defensa; entre otras áreas de interés productivo.
La misión SAOCOM 1 se propone satisfacer las aplicaciones consideradas en los sectores de información del Plan Espacial Nacional e integrar en forma operacional el Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (SIASGE), que resulta de la cooperación entre la CONAE y la ASI, y al que además pertenece una constelación de cuatro satélites italianos COSMO-SkyMed. Este Sistema así constituido, es único en el mundo.
Laura Frulla, Investigadora Principal de la Misión SAOCOM de la CONAE, explicó a Infobae los usos importantes que tendrá el satélite. El rol de la Investigadora principal es concretamente poner los requerimientos de inicio. Esto significa contactar a los futuros usuarios de la información que brinde el satélite para interpretar que es lo que necesitan y qué parametro geofíciso van a utilizar.
“Somos la interfaz entre los futuros usuarios y los ingenieros que lo construyen. Respecto a usuarios, hablamos de distintas instituciones del Gobierno, como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), YPF, universidades, municipios, instituciones vinculadas a Conae y por supuesto el sector privado. Se abarcan todos los aspectos de la sociedad en su conjunto”, comentó y agregó: “Así, se va determinar qué órbita final tendrá, qué instrumento llevará, cuál serán sus dimensiones, qué debe medir y cuál será su utilidad. Una vez que tenemos todos esos parámetros, se pasa a la parte de la ingeniería y construcción del aparato”.
La experta, precisó que la antena radar SAR es un instrumento muy complejo. Mide 35 metros cuadrados y consta de 7 paneles compuestos por 140 módulos de recepción y transmisión, que son los que emiten y reciben los pulsos del radar.
El objetivo es generar el producto Siasge, lo que permitirá enriquecer el contenido de la información.
“Los 4 satélites italianos ya se han lanzado y están funcionando en banda X en microondas, que se caracteriza por tener una longitud de onda corta, sin penetración en la superficie. Da cuenta de la rugosidad de la superficie del terreno o superficie analizada. En cambio la banda L del Saocom tiene capacidad de más penetración que va desde los 20 centímetros hasta los 2 metros, dependiendo de las características del suelo y la humedad que contenga”, remarcó Frulla.
Y agregó: “Por ejemplo, un campo con cultivo de soja permite penetrar hasta 50 centímetros de superficie, profundidad suficiente para observar si hay agua en las raíces de la planta. Si encuentra una selva, no tiene tanta penetración, pero si la vegetación no es tan densa puede obtener información del sotobosque. El satélite buscará medir la humedad de suelo en el espacio y ayudar en el manejo de emergencias gracias a su radar de apertura sintética”.
Con su información, se pueden construir modelos digitales de elevación y analizar pequeños desplazamientos o hundimientos del terreno, montaña o valle, con errores en el orden de los milímetros. Con sequía funciona muy bien ya que al analizar la humedad del suelo, si ésta es menor al 15%, estás ante una situación de sequía y podés estudiar la conveniencia de sembrar o esperar.
Además, se pueden predecir incendios. E inclusive se puede monitorear el terreno tras un incendio ocurrido y observar cómo se recupera la zona vegetal.
También podrá realizar mapas de cobertura nívea y observar así la recurrencia de presencia de nieve en una zona o de hielo en un glaciar. Esto permitirá gestionar bien el recurso del agua, ya que la nieve se derrite y determinar su cantidad permite pensar en cómo aprovechar el agua en más terreno.
Clave ante inundaciones
“El satélite será clave para estudiar futuras inundaciones, hacer mapas de recurrencia de aguas y así identificar zonas probables que se inunden. Brindará la altura del agua debajo de la capa freática. Con esta información, sumada al pronóstico meteorológico se podrá hacer una predicción a 3 días del nivel que alcanzará el agua en una cuenca”, remarcó la especialista.
Y agregó: “Actualmente, estamos generando una guía de crecidas con información del Instituto Nacional del Agua (INA) en cuencas del Salado Norte, Gualeguay, Areco, Riachuelo y Matanza, con modelos hidrológicos y mapa de humedad del suelo. O por ejemplo saber con anticipación dónde armar un campo de cosecha o levantar una ciudad o establecimiento”.
Estudiará el movimiento del agua en los deltas y con suelo desnudo se podrá observar la capa freática. Se podrá saber con anticipación dónde levantar un campo de cosecha o una ciudad o establecimiento. El aparato podrá determinar los problemas que existen en lagunas que tienen filtraciones, como por ejemplo la Laguna Fea en Neuquén.
“En el océano se pueden idenficiar sendas de lluvia y así dar soporte a la navegación para evitar que embarcaciones queden atrapadas en un temporal repentino y así evitar accidentes. Inclusive, podrá enviar información sobre la mejor ruta a trazar para el rompehielos Irízar u otro extranjero en su camino a la Antártida, con datos sobre la profundidad del hielo y su densidad”, indicó y precisó que en altamar o en tierra podrá medir la extensión de un derrame de petróleo. Y también será capaz de detectar al instante los barcos que esté realizando pesca ilegal dentro del mar argentino.
Gabriel Absi, ingeniero electrónico de la UTN y gerente de Proyectos Espaciales de Invap, la contratista principal y desarrolladora del satélite, explicó a Infobae que toda la misión se gestó desde la Conae y han trabajado más de 800 personas durante más de 3 millones de horas/hombre.
“Invap es la contratista principal de este proyecto y alrededor hay 70 empresas de base tecnológica que aportan lo suyo. Es el satélite más complejo que hicimos hasta ahora. El Arsat pesaba también 3 toneladas, pero 1,5 eran de combustible. Aquí hay 3 toneladas de electrónica”, remarcó Absi.
“En algunas ocasiones, gente de la NASA con la que hemos dialogado, o expertos que han venido a constatar las pruebas de funcionamiento nos han dicho que Argentina ha dado un salto técnico muy grande. Esto demuestra que cuando los argentinos queremos, podemos”, precisó el especialista que se encuentra en EEUU analizando los últimos detalles antes del lanzamiento.
Y agregó: “La Conae fue muy valiente en llevar adelante un proyecto de esta complejidad. Y esto rendirá sus frutos, ya que hay muchísimo interés de varios países para contratar los servicios del satélite”.
La antena y los paneles solares los diseñó la Conea y en Córdoba se integró la electrónica con ingenieros de la Conae. El diseño del satélite es compartido con Invap, que se abocó a la plataforma y electrónica del radar. Se integró todo en Bariloche con gente de Invap, Conae y otras empresas contratistas.
El Centro de Control de Misión en Córdoba recibirá los datos del SAOCOM 1A y los procesará para obtener las imágenes satelitales, que luego serán distribuidas a los usuarios de la Argentina y del mundo. Los datos del SAOCOM 1A también podrán ser recibidos en la estación en Tierra del Fuego, Italia y Noruega, desde donde serán trasmitidos al Centro de Control de Misión en Córdoba para su procesamiento y distribución.