El ataque se produjo en un centro de formación en la ciudad de Örebro. Se sospecha que el agresor, no fichado por la policía, está entre las víctimas.
Un tiroteo causó este martes 11 muertos en un centro educativo de la ciudad de Örebro, a unos 200 kilómetros al oeste de Estocolmo. El ataque, que se produjo poco después del mediodía, también provocó un número aún no precisado de heridos, de los que al menos cinco están hospitalizados. Los cuerpos de los fallecidos se encontraban en el interior del complejo, de grandes dimensiones, y las fuerzas de seguridad —que tardaron más de cinco horas en confirmar la existencia de muertos— trabajan ahora en su identificación. El tiroteo es el más mortífero en la historia del país escandinavo.
La policía investiga el ataque como “un intento de asesinato, un incendio provocado y un delito de armas con agravantes”. Y sospecha que la persona que perpetró la matanza, que actuó en solitario, está entre los fallecidos. No estaba fichado ni tenía vínculos con bandas criminales, informa la agencia Reuters.
Con los indicios de los que disponen, las autoridades suecas descartan que se trate de un acto terrorista. Aún desconocen, no obstante, los motivos detrás del ataque. Hasta este martes, la policía afirma no haber tenido ningún “signo de alarma” que pudiese llevar a pensar en algo así. El jefe del cuerpo policial local, Roberto Eid Forest, ha calificado el suceso de “horrible” y “excepcional” y se ha limitado a señalar que el atacante empleó un “arma de fuego”, aunque sin aclarar de qué tipo.
“Sabemos que unas 10 personas han muerto. La razón por la cual no podemos ser más exactos en este momento es la gran magnitud del incidente y que aún tenemos que completar las pesquisas que estamos llevando a cabo en el centro”, justificó Forest. “Estamos dando pasos en la investigación: el perfil del atacante, entrevistas a testigos… Es una cantidad significativa de trabajo”.
A las inmediaciones del centro educativo se desplazaron tanto miembros de las Fuerzas Armadas como servicios médicos y de rescate. Horas después, el dispositivo continuaba en la ciudad, la sexta más poblada de Suecia y gravemente sacudida por el suceso.
De los cinco pacientes ingresados en el Hospital Universitario de Örebro, uno está grave, tres se encuentran en estado estable tras haber sido intervenidos de urgencia y uno más sufre heridas de carácter leve.
“Es un día muy doloroso para toda Suecia. Debemos dar tranquilidad a la policía para que pueda investigar lo que ocurrió y cómo pudieron producirse estos horribles crímenes”, apuntó más tarde el primer ministro del país escandinavo, Ulf Kristersson. “Mis pensamientos están con quienes se han visto afectados y con sus familiares. También con quienes han visto cómo un día normal de escuela se convertía en una jornada de terror. Verse confinado en una clase, temiendo por la propia vida, es una pesadilla que nadie debería experimentar”. Poco antes, y a tenor de las primeras informaciones que llegaban desde el lugar de los hechos, el ministro de Justicia, Gunnar Strommer, había condenado el ataque, que ya calificaba de “muy grave”.
María Pegado, profesora de la escuela en la que se produjo el ataque, ha descrito cómo poco después de la pausa del almuerzo, una persona entró a su clase y ordenó a todos los presentes que abandonasen el lugar. “Me llevé conmigo al pasillo a mis 15 estudiantes y empezamos a correr”, apuntó por teléfono, según recoge Reuters. “Después escuché dos disparos, pero ya estábamos fuera, cerca de la entrada de la escuela. Cuando vi cómo arrastraban a los heridos me di cuenta de la gravedad de lo sucedido”.
Las autoridades, que recomendaron a la población no acercarse al centro educativo, han habilitado un punto de información para familias y allegados. También ordenaron a estudiantes de otras escuelas cercanas que no salgan, como medida de precaución.
Suecia lleva años combatiendo el crimen organizado, pero los tiroteos masivos son un fenómeno muy poco habitual. Entre 2010 y 2022, 10 personas murieron en siete incidentes de violencia mortal en escuelas, según el Consejo Nacional Sueco para la Prevención del Crimen. En uno de los crímenes de mayor perfil de la última década, un agresor enmascarado de 21 años, impulsado por motivos racistas, mató a un profesor y a un niño e hirió a dos personas más. Fue en 2015.