La medida, que aplicó una empresa de relojes Suiza, provocó consecuencias sobre la salud, puesto que los empleados bebían poco líquido y evitaban en lo posible levantarse.
Todo empezó con un control para garantizar el cumplimiento de las medidas contra el coronavirus. Los inspectores cantonales de Neuchâtel descubrieron, casualmente, durante la visita al proveedor de relojes, que los empleados de Jean Singer&Cie tenían que fichar al ir y al volver del baño, porque la empresa no contabilizaba ese tiempo como trabajado y, por tanto, no lo remuneraba.
Esto provocó consecuencias sobre la salud, puesto que los empleados bebían poco líquido y evitaban en lo posible levantarse, según la Oficina de Relaciones y Condiciones Laborales, que prohibió el sistema en abril de 2022 y aclaró que «las pausas en el trabajo que satisfagan necesidades fisiológicas no pueden considerarse pausas porque no son para el ocio». Pero la empresa recurrió y la Justicia suiza le ha dado ahora la razón, según informa la radiotelevisión suiza francófona (RTS). De acuerdo con la sentencia, un jefe puede exigir a sus empleados que registren su salida cada vez que vayan al baño, debido a que el término «interrupción» no está lo suficientemente claro en el derecho laboral suizo como para prohibirlo. El tribunal explica que «en realidad es un vacío legal, en el sentido de que la legislación no regula el punto». Esto significa que cada empresa puede decidir dónde termina la jornada laboral y dónde comienzan los descansos.
El fabricante de esferas de relojes, con unos 400 empleados asegura que garantizará «la igualdad de trato para los empleados», como exige la sentencia, que señala como condición para continuar con esta práctica el establecimiento de un sistema de compensación para las mujeres que, «debido al ciclo menstrual, deben ir más veces al baño y durante más tiempo». Durante el juicio, los abogados de la empresa han hecho valer que, si todo el mundo tiene que fichar cada vez que deja de trabajar, no es necesario vigilar quién va al baño, sale a fumar o a realizar una llamada telefónica privada, con qué frecuencia y durante cuánto tiempo. Pascal Moesch, abogado de Jean Singer et Cie, insiste en que, «ya sea porque se trate de pausas para ir al baño, pausas para comer o pausas para descansar se interrumpe la actividad y, por tanto, la contraprestación: por eso se debe fichar». El tribunal cantonal no ve ninguna razón para prohibir este sistema de forma generalizada y pide solamente a los responsables de la plantilla minimizar las desigualdades de género.
La patronal suiza asegura desconocer el número de empresas que obligan a sus empleados a registrar sus pausas para ir al baño. «Sin embargo, suponemos que en la mayoría de los casos ir al baño forma parte del tiempo de trabajo remunerado», dice Andrea Schwarzenbach, subdirectora de Mercado Laboral y Derecho Laboral. La patronal está de acuerdo con que la cuestión se regule a nivel empresarial, «pero hacemos un llamamiento a los empresarios para que busquen una solución pragmática que también tenga en cuenta las necesidades de los empleados», afirma Schwarzenbach.
La asociación industrial Swissmem también defiende la «autonomía de las empresas» a la hora de aplicar el derecho a las pausas, consagrado en la legislación laboral y que estipula la duración de las pausas, pero no los fines para los que deben concederse. La duración prescrita de las pausas depende en Suiza de la jornada laboral diaria: quien trabaja más de cinco horas y media tiene derecho a una pausa de quince minutos. Si trabaja siete horas o más, el descanso es de media hora; si trabaja más de nueve horas, es al menos una hora completa. A diferencia de muchas otras cuestiones, estos requisitos no se pueden negociar en convenio, subraya Thomas Geiser, profesor emérito de Derecho laboral de la Universidad de St. Gallen, que señala también que la ley es clara en otro punto: una pausa sólo es tal si al empleado se le permite abandonar el lugar de trabajo. En caso contrario, el tiempo se considera tiempo de trabajo.
En este mismo sector de la relojería, otras otras tres empresas con sede en La Chaux-de-Fonds trabajan con el mismo sistema de fichaje para los empleados durante las pausas para ir al baño. Sellita, Universo y Rubattel y Weyermann prefieren no hacer comentarios al respecto. Las dos últimas empresas pertenecen al Grupo Swatch. El Grupo Hayek,por su parte, ha hecho saber a través de un comunicado que no estaba al tanto y que en adelante pondrá fin a esta práctica. «Adaptaremos inmediatamente la situación en estas dos unidades a los estándares del grupo», ha prometido el gigante relojero, que asegura que en el resto de las empresas del grupo no es obliga.