Se trata de una docente de Río Negro, de 29 años, que estaba en Tarija; ahora está internada en Salta.
A diez días de que Alejandro Benítez, el docente salteño muriera en Bolivia tras sufrir un accidente con su moto y su familia reclamara que no tuvo la atención médica necesaria, se renueva la polémica por la falta de reciprocidad en el sistema de salud boliviano para con los argentinos.
Una mujer de 29 años sufrió un ACV en Tarija, una ciudad boliviana a una hora de la frontera con la Argentina. Fue internada en una clínica privada y debió pagar $200.000 diarios para cubrir los gastos médicos. La familia terminó gestionando su traslado ante el Consulado Argentino en esa ciudad. Fue llevada por ruta al hospital de Orán, Salta, porque el avión sanitario costaba US$14.000. Ahora está en la capital salteña, en el Hospital San Bernardo.
Según contó a LA NACION Gladys Laime, la gerenta del hospital San Vicente de Paul, en Orán, la paciente, oriunda de Río Negro y docente, tuvo el ACV el fin de semana y el lunes por la noche recibieron en este hospital el pedido de traslado.
“Se hizo con un ambulancia de alta complejidad con respirador y con la disponibilidad de un médico —dijo Laime—. La retiramos del centro de frontera, hasta donde llegó después de tres horas de viaje. Quedó toda la noche con respirador en terapia intensiva, y fue trasladada en avión sanitario a Salta para realizarle una angiografía digital”.
Y agregó que, en Tarija, se le realizó una descompresión para poder ser trasladada. La joven estaba de viaje acompañada de un familiar, que la sigue acompañando en Salta capital.
Desde la embajada argentina en Bolivia señalaron a LA NACION que la paciente se hizo atender en una clínica privada y, a los dos días, pidió asistencia al consulado. “Se le consiguió una ambulancia y la trasladaron a Salta”, indicaron.
El caso Benítez
El caso de Alejandro Benítez sucedió el jueves 7 de julio: fue embestido por un camión en una curva entre la ruta que une Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba. El argentino se encontraba de viaje por Bolivia y se movilizaba en moto.
Los amigos que viajaban con él relataron que fue trasladado a una salita de emergencias gracias a una ambulancia que pasó de “casualidad” por el lugar del accidente. Pero una vez allí, el personal de salud le exigía que abone 1000 pesos bolivianos para ser atendido de urgencias y trasladado a un hospital de mayor complejidad.
El embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro, explicó que él tomó conocimiento del asunto cuando se hizo público recién el siete u ocho de la semana pasada, casi cinco días después de la muerte de Benítez. Indicó que donde fue trasladado Alejandro se trata de un pueblito a más de 100 kilómetros de centros más poblados como Santa Cruz y Cochabamba y que lo que se le requería era el pago del traslado a un centro médico de mayor complejidad, porque sí “fue atendido de urgencias” en la hora y media que estuvo en la salita.
“En Bolivia hay problemas de comunicación. Es un pueblo muy chiquito que generó una demora particular y lo que solicitaba la sala de primeros auxilios eran 1000 pesos bolivianos (145 dólares). No lo estoy justificando pero hay que entender el sistema de salud boliviano —argumentó el embajador—. Es muy deficiente y el motivo por el que le requerían no era para atenderlo, porque lo atendieron, sino para poder trasladarlo a Santa Cruz o Cochabamba, esa fue la respuesta que recibimos de Bolivia”.
¿Falta de reciprocidad?
Aunque no hay datos estadísticos detallados, las autoridades provinciales estiman que en los hospitales públicos de Salta y Jujuy los pacientes bolivianos que no viven en la Argentina se mueven entre un piso del 8% y llegan hasta el 20%. Los gobernadores de esas provincias, al igual que los intendentes y directores de hospitales de las ciudades de frontera, subrayan que Bolivia “no cumple” con el acuerdo “de cooperación” en materia de salud firmado en 2019 con la Argentina.
Esas mismas fuentes coinciden en que los pacientes que llegan desde Bolivia no solo son casos de emergencia; se registran partos, tratamientos de enfermedades crónicas, seguimiento de patologías graves y cirugías de todo tipo.
Días atrás, la directora del hospital Jorge Uro de La Quiaca, Fernanda Elías, dijo a LA NACION que en los centros de salud argentinos se atienden “a todos los pacientes bolivianos; pero seguimos con el problema del otro lado, que cobran todo y si no pagan, no los atienden. Tampoco les reciben dinero argentino”.
A modo de ejemplo, comentó un caso similar al de la docente: un hombre que sufrió un ACV en Villazón ―la ciudad boliviana ubicada del otro lado del puente internacional— y no quisieron atenderlo: cruzó por un paso ilegal “traído en un carrito”.