El explosivo estaba en la habitación que ocupaba y fue activado a distancia. Cómo fue la sofisticada operación de espías atribuida a Israel.
Ismail Haniyeh, alto dirigente de Hamás, fue asesinado el miércoles por un artefacto explosivo introducido de manera clandestina en la casa de huéspedes de Teherán donde se alojaba, según siete funcionarios en Medio Oriente, entre ellos dos iraníes, y un funcionario estadounidense.
La bomba había sido escondida en el lugar hace aproximadamente dos meses, según cinco de los funcionarios. La casa de huéspedes está gestionada y protegida por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y forma parte de un gran complejo, conocido como Neshat, en un barrio de lujo del norte de Teherán.
Haniyeh se encontraba en la capital iraní para asistir a la investidura presidencial. La bomba fue detonada a distancia, según los cinco funcionarios, una vez que se confirmó que Haniyeh se encontraba en su habitación de la casa. La explosión mató también a un guardaespaldas.
La detonación de la bomba sacudió el edificio, rompió algunas ventanas y provocó que un muro exterior se derrumbara parcialmente, según los dos funcionarios iraníes, integrantes de la Guardia Revolucionaria informados del incidente. Estos daños también eran evidentes en una fotografía del edificio compartida con The New York Times.
Haniyeh, quien había dirigido el brazo político de Hamás en Qatar, se había alojado en la casa de huéspedes varias veces durante sus visitas a Teherán, según los funcionarios de Medio Oriente. Todos los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato para compartir detalles sensibles sobre el asesinato.
Funcionarios iraníes y Hamás afirmaron el miércoles que Israel era responsable del asesinato, una valoración a la que también llegaron varios funcionarios de EE. UU. que solicitaron el anonimato. El asesinato amenazaba con desatar otra ola de violencia en Medio Oriente y poner en peligro las negociaciones actuales para poner fin a la guerra en Gaza. Haniyeh había sido uno de los principales negociadores del alto el fuego.
Israel no ha reconocido de manera pública la autoría del ataque, pero funcionarios de los servicios de inteligencia israelíes informaron a Estados Unidos y a otros gobiernos occidentales de los detalles de la operación inmediatamente después, según los cinco funcionarios de Medio Oriente.
El miércoles, el secretario de Estado, Antony J. Blinken, declaró que Estados Unidos no había tenido conocimiento previo del plan de asesinato.
Muy pronto, en las horas posteriores al asesinato, las especulaciones se centraron en la posibilidad de que Israel hubiera matado a Haniyeh por medio de un ataque con misiles, posiblemente activado desde un dron o un avión, de forma similar a como Israel lanzó en abril un misil contra una base militar en Isfahán.
Esa teoría del misil suscitó preguntas sobre cómo Israel podría haber podido eludir, de nuevo, los sistemas de defensa antiaérea iraníes para ejecutar un ataque aéreo tan evidente en la capital.
Alta seguridad vulnerada
Más bien, quienes mataron al dirigente aprovecharon un tipo distinto de fisura en las defensas de Irán: un fallo en la seguridad de un complejo que supuestamente estaba fuertemente custodiado y que permitió colocar una bomba y mantenerla oculta durante varias semanas antes de que fuera activada.
Según tres funcionarios iraníes, tal violación fue un fallo catastrófico de los servicios de inteligencia y seguridad de Irán y una gran humillación para la Guardia, que utiliza el complejo para retiros, reuniones secretas y alojamiento de invitados destacados como Haniyeh.
No está claro cómo se escondió la bomba en la casa de huéspedes. Los funcionarios de Medio Oriente dijeron que la planificación del asesinato llevó meses y requirió una extensa vigilancia del complejo. Los dos funcionarios iraníes que describieron la naturaleza del asesinato dijeron que no sabían cómo ni cuándo se colocaron los explosivos en la habitación.
Israel decidió llevar a cabo el asesinato fuera de Qatar, donde viven Haniyeh y otros altos cargos de la dirección política de Hamás. El gobierno catarí ha estado mediando en las negociaciones entre Israel y Hamás para un alto el fuego en Gaza.
La explosión letal de la madrugada del miércoles destruyó las ventanas y derrumbó una parte del muro del complejo, según se mostró en las fotografías y de acuerdo a lo que dijeron los funcionarios iraníes. Al parecer, los daños fueron mínimos más allá del edificio, como probablemente habría causado un misil.
Alrededor de las 2:00 a. m., hora local, el artefacto explotó, según los responsables de Medio Oriente, incluidos los iraníes. Miembros asustados del personal del edificio corrieron a buscar el origen del ruido estremecedor, lo que los llevó a la habitación en la que Haniyeh se alojaba con un guardaespaldas.
En el recinto hay un equipo médico que acudió inmediatamente a la habitación tras la explosión. El equipo declaró que Haniyeh había muerto al instante. El equipo intentó reanimar al guardaespaldas, pero también había muerto.
El líder de la Yihad Islámica Palestina, Ziyad al-Nakhalah, se alojaba en la habitación de al lado, según declararon dos de los funcionarios iraníes. Su habitación no sufrió daños graves, lo que sugiere una planificación precisa del ataque contra Haniyeh.
Khalil al-Hayya, comandante adjunto de Hamás en la Franja de Gaza, quien también se encontraba en Teherán, llegó al lugar de los hechos y vio el cadáver de su colega, según los cinco funcionarios de Medio Oriente.
Entre las personas a las que se avisó de inmediato, según los tres funcionarios iraníes, se encontraba el general Ismail Ghaani, comandante en jefe de la Fuerza Quds, el brazo exterior de la Guardia Revolucionaria, que colabora de manera estrecha con los aliados iraníes en la región, incluidos Hamás e Hizbulá. En la mitad de la noche, avisó al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, a quien despertó, según los funcionarios.
Cuatro horas después de la explosión, la Guardia Revolucionaria emitió un comunicado en el que informaba de la muerte de Haniyeh. A las 7:00 a. m., Jamenei había convocado a los miembros del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán a una reunión de emergencia, en la que dio la orden de atacar a Israel en represalia, según los tres funcionarios iraníes.
La toma de posesión del nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, ya había reforzado la seguridad en Teherán, donde altos funcionarios del gobierno, mandos militares y dignatarios de 86 países se reunieron en la Asamblea Consultiva Islámica, en el centro de Teherán, para la ceremonia.
Haniyeh se había mostrado alegre y triunfal el martes durante la toma de posesión, abrazando al nuevo presidente después de que el mandatario pronunciara su discurso inaugural, y los dos hombres levantaron las manos juntos, haciendo el signo de la victoria.
En Irán, el método de asesinato fue objeto de rumores y disputas. La Agencia de Noticias Tasnim, el medio de comunicación de la Guardia, informó de que los testigos dijeron que un objeto parecido a un misil había golpeado la ventana de la habitación de Haniyeh y explotado.
Pero los dos funcionarios iraníes, los miembros de la Guardia a los que se informó del atentado, confirmaron que la explosión se había producido dentro de la habitación de Haniyeh, y dijeron que una investigación inicial demostró que los explosivos habían sido colocados allí con cierta antelación.
Describieron la precisión y sofisticación del atentado como similar en táctica al arma robótica de inteligencia artificial por control remoto que Israel utilizó para asesinar al principal científico nuclear iraní Mohsen Fakhrizadeh en 2020.
Las operaciones de asesinato israelíes fuera del país son llevadas a cabo principalmente por el Mosad, el servicio de inteligencia exterior del país. David Barnea, jefe del Mosad, declaró en enero que su servicio estaba “obligado” a perseguir a los dirigentes de Hamás, el grupo que está detrás de los atentados del 7 de octubre en Israel.
“Llevará tiempo, como después de la masacre de Múnich, pero nuestras manos los atraparán dondequiera que estén”, dijo Barnea, refiriéndose al asesinato de atletas israelíes a manos de terroristas en los Juegos Olímpicos de 1972.