La cifra supera al cáncer y, sin embargo, tanto médicos como pacientes y familiares subestiman la enfermedad cardíaca en el sexo femenino. Por qué las mujeres que ingresan a un servicio de emergencias para su atención por un evento coronario reciben menos intervenciones diagnósticas y terapéuticas que los hombres en igual situación.
La mujer de hoy en día trabaja -fuera y dentro de la casa-, es madre, lidia con hombres que no gustan de verla crecer y con empleadores que ante igual trabajo que un representante del sexo masculino deciden pagarle menos. Además, su expectativa de vida aumentó. Todo eso tiene un costo. Y se refleja en su salud cardiovascular.
Así, al aumento de la expectativa de vida se suma la caducidad de la protección hormonal de la que goza la mujer antes de su menopausia como factor que contribuye a la prevalencia de enfermedad cardiovascular en el sexo femenino.
“Una de cada dos mujeres se va a morir del corazón, no de cáncer de mama. La mujer se hace papanicolau, mamografía, pero no cuida su colesterol, ni controla su presión arterial”. Así de certera es la estadística que mencionó a Infobae el médico cardiólogo Jorge Tartaglione (MN 67502), quien enfatizó en el hecho de que “la mujer acompaña al marido al cardiólogo, pero no tiene el hábito de atenderse”.
El presidente de la Fundación Cardiológica Argentina destacó que “la mujer fue subestimada desde el punto de vista cardíaco durante muchos años, incluso en estudios científicos se estudiaba sólo al hombre”.
Aun conociendo estas estadísticas, un trabajo realizado en conjunto entre el Hospital Durand y la Fundación Favaloro reveló que las mujeres que sufren un infarto agudo de miocardio e ingresan a una sala de emergencias para su atención, reciben menos intervenciones diagnósticas y terapéuticas que los hombres en igual situación. En los casos en los que sí reciben las intervenciones, suelen ser a destiempo o con más demora en comparación con las que recibe el hombre.
A las manifestaciones diferentes de la mujer ante la enfermedad coronaria se le suman factores socioculturales: la mujer siempre le dio una menor importancia a la enfermedad cardiovascular propia, como si el riesgo lo tuviera su marido y ella se ubicara en su función de guardiana del hogar, cuidadora de su hombre y de sus hijos, relegando el tratamiento de su enfermedad.
Consultado sobre si existen diferencias en la manera de manifestarse un infarto en hombres y mujeres, Tartaglione manifestó que “en la mujer el dolor puede ser más complejo o estar más enmascarado, además, el médico no le presta la misma atención que a un hombre”.
“Ante un dolor en la boca del estómago, en un hombre se piensa en infarto y en la mujer no”, ejemplificó el especialista.
Existen dos puntos de interés que sirven para entender y prevenir la patología: primeramente, el corazón de la mujer biológicamente no es igual al del hombre y los dolores cardíacos son diferentes. El dolor de infarto agudo de miocardio es una descripción masculina. Es un dolor típico intenso, detrás de la zona de la corbata, retroesternal, opresivo, que puede irradiarse a raíz de cuello, hombro izquierdo, brazo izquierdo, la espalda, la boca del estómago, y es seguido de náuseas, vómitos, transpiración, sudoración profusa, malestar general, sensación de hipotensión arterial.
En ese sentido, el médico especialista en cardiología y emergentología Matías Fosco (MN 91227) enumeró que “cualquier síntoma vinculado a dolor de pecho, tórax anterior o posterior, dolor de cuello, brazos, mandíbula o a nivel de estómago o epigastrio debe ser tenido en cuenta”. Así como la falta de aire, mareos intensos y pérdida de conocimiento.
Según el especialista del Servicio de Emergencias de la Fundación Favaloro, “incluso cada manifestación como aparición única, sin dolor de pecho o bien una molestia de tórax que pase inadvertida” no debe ser desestimada, al tiempo que aseguró que “alguien puede tener dolor sólo en las muñecas y ser manifestación de infarto”.
“No hay que asustarse, hay que ocuparse”, insistió Tartaglione, antes de enumerar los cuidados que debe tener toda mujer desde la juventud: “Debe hacer actividad física para que el corazón se mantenga sano, no fumar, conocer sus valores de colesterol, presión arterial y azúcar en sangre, y si alguno de sus padres tiene antecedentes de enfermedad cardíaca o murió antes de los 50 años por esa causa, deberá ser más cautelosa”.
“Pero por sobre todas las cosas, no se debe subestimar el corazón de la mujer”, subrayó.