La mujer intentó deshacerse de la carga en un baño del aeródromo, pero fue descubierta por las autoridades: llevaba varios calcetines donde transportaba las plantas pegados al cuerpo.
Una mujer fue condenada en Nueva Zelanda a 100 horas de trabajo comunitario al ser culpable de tratar de introducir en el país de manera ilegal unos 1.000 cactus que llevaba adheridos al cuerpo, informan las autoridades.
Wenqing (Wendy) Li, de 38 años y residente en la nación oceánica, fue parada en el aeropuerto internacional de Auckland al regresar de un viaje a China el 24 de marzo de 2019 cuando un perro policía detectó que portaba una carga inusual.
La mujer intentó deshacerse de la carga en un baño del aeródromo, pero fue descubiertaa por las autoridades, quienes encontraron numerosos calcetines donde transportaba las plantas, valoradas en 10.000 NZD (7.196 USD o 5.987 EUR), pegados a lo largo de su cuerpo.
La mujer, identificada como una comerciante de plantas por internet, se declaró este semana culpable ante un tribunal local por este y otros cargos relacionados con las duras leyes de bioseguridad de Nueva Zelanda, informó el miércoles el Ministerio de Industrias Primarias.
“La ley se toma muy en serio su papel de proteger a Nueva Zelanda de las amenazas de bioseguridad. Nuestro país tiene la suerte de estar libre de muchas de las plagas y enfermedades invasivas que se encuentran en otros países”, apunta Simon Anderson, investigador del ministerio.
En otro incidente posterior, en julio de 2019, la mujer también fue sorprendida con la posesión ilegal de 142 tipos de semillas dentro de su equipaje, entre otras mercancías.
Nueva Zelanda, que tiene una lista de casi 15,000 plantas, animales, enfermedades y pestes marinas indeseadas, tiene estrictas leyes de seguridad para proteger su frágil ecosistema que tiene especies únicas en el mundo, así como a su importante industria agroganadera, un componente clave de su economía.