Los convocantes dicen que 250.000 personas se han reunido ante el Capitolio en apoyo a la defensa de Israel.
«Aquí no nos cubrimos las caras». Una multitud desafiante se encaraba este martes 14 de noviembre con esa y otras frases, gritadas a pleno pulmón, ante el Capitolio, sede del poder legislativo en Estados Unidos, que decide las ayudas millonarias que este país va a destinar a Israel en plena ofensiva contra Hamás por los ataques terroristas del 7 de octubre.
Las caras descubiertas no eran la única diferencia con respecto a la manifestación a favor de Palestina celebrada el pasado 4 de noviembre. A esta concentración de apoyo a Israel acudieron además destacados políticos de ambos signos, en una exhibición de un apoyo institucional del que careció la otra manifestación, la más concurrida en años, y en la que se llegó a defender la eliminación del Estado de Israel.
Este martes quedó claro qué apoyos tiene Israel en Washington en un momento crítico. El nuevo presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, se dirigió a los manifestantes y les dijo: «Hay pocos temas en Washington que puedan unir tan fácilmente a líderes de ambos partidos en ambas cámaras. La supervivencia de Israel nos une… Las peticiones de un alto al fuego son indignantes».
El líder demócrata en la Cámara, Hakeem Jeffries, también compareció y dijo que «Israel tiene el derecho absoluto de defenderse ante los ataques de Hamás», defendiendo que la campaña militar en curso se asegure de que «el brutal régimen terrorista no pueda volver a levantar cabeza».
A pesar de las crecientes quejas por las bajas civiles en Gaza, las peticiones de un alto el fuego siguen siendo pocas y tienen muy poco apoyo en Washington. Uno de los lemas más repetidos en esta concentración, visto en abundantes carteles es el de «acabad el trabajo», en referencia a la eliminación completa de Hamás.
Decenas de miles de personas –los convocantes dijeron que 250.000– se concentraron entre el Capitolio y el obelisco a Washington y recibieron palabras de apoyo tanto del presidente de Israel, Isaac Herzog, que compareció por videoconferencia, y el histórico disidente soviético Nathan Sharansky, quien en los años 70 y 80 fue preso por su defensa del pueblo judío bajo el yugo del régimen comunista ruso. «Ya derrotamos a la Unión Soviética, y haremos lo mismo con estos enemigos», dijo Sharansky.
Estrechando manos y repartiendo abrazos estaba el senador demócrata John Fetterman, que se anudó una bandera israelí al cuello tipo capa de Supermán. «¿Cómo me lo iba a perder?», le dijo a un anciano que se le acercó. Fetterman, que apenas lleva dos años y medio en el Senado se ha convertido en uno de los mayores defensores de Israel en esta campaña contra Hamás, a costa de duras críticas del ala izquierda de su partido.
Fetterman ha empapelado su oficina en el complejo del Capitolio con carteles con las caras de los cientos de secuestrados de Hamás, que permanecen cautivos en Gaza. Críticos de Israel han estado despegando y rompiendo esos carteles en las calles de EE.UU., y la muchedumbre reunida en Washington este martes los exhibió durante su protesta, a modo de recordatorio.
Ritchie Torres, un diputado demócrata de Nueva York, advirtió de que en Washington la «narrativa se ha vuelto en contra de Israel», por las presiones de una parte de la izquierda y las protestas contra las víctimas civiles en Gaza. Aun así, su consejo es redoblar el apoyo al Estado judío, «ni hablar de alto el fuego en este momento». «Sería como si le hubieran pedido a EE.UU. un alto al fuego con Japón después de los ataques en Pearl Harbor», dijo Torres.
La manifestación fue convocada también como un repudio al antisemitismo, después de que la Liga Antidifamación, una organización que combate ese tipo de prejuicios, registrara un pronunciado aumento tras los recientes ataques de Hamás.
Al contrario de la manifestación a favor del pueblo palestino, en esta se exhibieron banderas estadounidenses conjuntamente con las de Israel, y no hubo ataques contra Joe Biden y su apoyo a Israel y a la campaña militar contra Hamás. La Casa Blanca, de momento, se ha negado a pedir un alto el fuego en las hostilidades, y ha acusado a Hamás de guarecerse en centros de población civil y edificios como hospitales.