El líder soviético habría sufrido una mutación genética que, tras desencadenar una arteriosclerosis, acabó con su vida. EL diagnóstico fue sugerido por un grupo de investigadores que cuestionan la teoría de que la sífilis haya sido la causante del destrozo cerebral revelado por la autopsia.
El cuerpo de Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin, se encuentra embalsamado en el mausoleo de la Plaza Roja de Moscú. Pero ni bien murió, le extirparon el cerebro y lo colocaron en formaldehído para que los científicos pudieran evaluarlo y demostrar que el líder de la revolución soviética era un genio.
También sirvió como evidencia para investigar cuáles fueron las causas de su muerte.
Un grupo de investigadores sugiere que todo se debió a una mutación genética. La causa clínica de la muerte de Lenin, ocurrida en enero de 1924, tres meses antes de cumplir los 54 años, fue una arteriosclerosis generalizada con un pronunciado grado de afección de los vasos cerebrales. La infiltración de lípidos en las principales arterias las habría ido obstruyendo hasta provocar cuatro infartos cerebrales en los últimos años.
Los autores de la autopsia comprobaron cómo amplias capas del hemisferio derecho sonaban a piedra cuando las golpeaban con unas pinzas.
El cerebro de Lenin es uno de los más estudiados de la historia. Sin embargo, se desconoce la mayoría de los resultados. Además, con Josef Stalin como líder sólo se quería demostrar la genialidad del Lenin.
En 2004, un grupo de investigadores israelíes revisaron documentos de la era soviética que les sirvieron para sostener la hipótesis de que la sífilis habría sido la causante del deterioro neuronal y la posterior muerte de Lenin. El gran líder fue tratado contra el Treponema Pallidum, bacteria responsable de esta enfermedad y que puede afectar seriamente al cerebro.
Pero otros investigadores dudan de dicha hipótesis. “La sífilis es improbable por dos razones”, asegura el profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, Philip A. Mackowiak. “En primer lugar, según mi colega y coautor, el doctor Harry Vinters, un neuropatólogo con amplia experiencia en alteraciones cerebrovasculares, la sífilis del sistema nervioso central ataca típicamente a las pequeñas arterias meníngeas, no a los grandes vasos sanguíneos cerebrales que convirtieron el cerebro de Lenin en una piedra”, añade. Además, a Lenin se lo sometió a varios test para detectar la sífilis y todos resultaron negativos: “es posible que esta información sea falsa, ya que los informes oficiales se han perdido. Pero si es válida, esto también iría contra la sífilis como la causa de la enfermedad cerebrovascular de Lenin”.
En su estudio, los expertos hicieron una biografía de Lenin para destacar puntos importantes. El líder revolucionario llevaba una vida sana, hacía deporte, apenas bebía alcohol y no fumaba. Esto significa que no había factores ambientales que explicaran el rápido deterioro de su salud.
En noviembre de 1921, con 51 años, mientras se dirigía a los camaradas del IV Congreso del Partido Comunista, no encontró las palabras y tuvo que chasquear los dedos para llevarlas a su mente. Para los expertos, ése pudo ser el primero de sus derrames cerebrales. En mayo del año siguiente tuvo su primer gran ataque. Seis meses después, sufrió otro; y un tercero en 1923. El cuarto ataque acabó con su vida, cuando ya estaba postrado.
La posible isquemia cerebral que padeció Lenisn es bastante inusual en personas de su edad y estilo de vida, según los expertos. En cambio, es más factible la teoría de que la causa de su fallecimiento haya sido un factor genético. Su padre también murió joven, a los 54 años, de un derrame cerebral. Dos de sus hermanas sufrieron de insomnio crónico y fuertes jaquecas durante toda su vida.
En 2011, un grupo de científicos publicó un estudio sobre nueve extraños casos de calcificación extrema de las arterias en personas de tres familias diferentes. Los pacientes presentaban un arteriosclerosis aguda en sus extremidades inferiores, en las articulaciones y en las manos, hasta endurecerlas. Tras una serie de análisis y un estudio genético, se comprobó que portaban una mutación del gen NT5E, que interviene en la ruta metabólica del calcio. Como el cerebro de Lenin, sus piernas sonaban a piedra. Mackowiak y sus colegas sugieren que a Lenin le pudo pasar lo mismo.
“Si Lenin heredó una alteración cerebrovascular de su padre, que tuvo similares ataques prematuros, es posible que una variante de aquel desorden, uno que afectara a los vasos del cerebro en vez de a las extremidades, podría haber sido la causa”, explica Mackowiak. “Por supuesto, se trata de una conjetura, ya que no hay todavía casos como este para rastrear una anormalidad en el gen NT5E”, aclara.
El profesor Vladimir Lerner, defensor de la tesis sobre la sifilis, leyó el estudio de Mackowiak y expresó: “creemos que los autores de este estudio no han contado con todo el material y las referencias que nosotros usamos en nuestro artículo y, por lo tanto, no podemos estar de acuerdo con sus conclusiones”.
Lerner estudió documentación secreta y tuvo el testimonio del doctor Kramer, prestigioso neuropsiquiatra soviético e hijo de uno de los doctores que trataron a Lenin en sus últimos días. “Es imposible ignorar la cualificación y opinión de aquellos médicos que trataron a Lenin y que llegaron a la conclusión de que sufría de sífilis”, advierte.
Ambas posturas, sin embargo, sostienen que un nuevo estudio del cerebro de Lenin, acompañado de un análisis genético, podría aclarar las dudas sobre su muerte. De todas maneras, también coinciden en que eso no está en la mente de los que mandan ahora en Moscú.