La planta induce estrés oxidativo en las células que finalmente conlleva la muerte celular, pero solo en las células tumorales, no para las sanas.
La doctora Jenifer Trepiana, autora de la investigación “in vitro” que ha descubierto que una planta del Amazonas mata células cancerígenas humanas, ha comentado a EFE sus esperanzas en esta línea de estudio, aunque alerta de que queda aún mucho por investigar hasta que se pueda usar para la quimioterapia.
Con sus compañeros de la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Begoña Ruiz-Larrea y José Ignacio Ruiz-Sanz, la doctora Trepiana acaba de publicar en la revista “Heliyon” los resultados del estudio.
Para su investigación, este grupo escogió la planta Vismia baccifera, que se recoge en la Amazonia de Colombia. “Hay que traerla del Amazonas, y no es fácil, hay que pedir permisos”, aclara.
Las poblaciones indígenas la utilizan por su capacidad antiinflamatoria, para curar enfermedades del tracto urinario y enfermedades de la piel.
Los científicos han utilizado el extracto acuoso de hojas de “Vismia baccifera” preparado en infusión, tal como se utiliza en la medicina tradicional indígena.
En unos estudios previos en el laboratorio de la Facultad de Medicina de la universidad vasca se vio que entre diferentes plantas del Amazonas ésta era la que mayor capacidad antitumoral tenía. “Decidimos usarla porque era la que más toxicidad produce para estas células tumorales del hígado”.
La planta aumenta los radicales libres, en concreto el peróxido de hidrógeno, y eso “produce la muerte mediante el bloqueo del ciclo celular, es decir, que dejan de dividirse”.
La clave es que el extracto de la planta mata solo las células tumorales, no afecta a las sanas. Otro factor importante es que el estudio se ha hecho con células tumorales humanas.
Ahora, tras la fase “in vitro” -en el tubo de ensayo- “lo que se tendría que hacer en la siguiente etapa es un estudio ‘in vivo’, con experimentación animal, por ejemplo con roedores, para poder ver los efectos terapéuticos que podría tener esta planta y el potencial como agente quimioterapéutico en el cáncer de hígado”.
“Para eso se necesita personal investigador, dinero, que ya sabemos que actualmente no se invierte mucho en investigación”, ha reconocido la doctora.
Con más financiación se podría seguir adelante: “lo más importante es hacerlo ‘in vivo’ y luego hacer ensayos clínicos con estos compuestos para poder llegar a los pacientes. Es una trayectoria muy larga, y sabemos que igual hasta dentro de años no se consigue algo”, advierte la doctora.
El objetivo último es aplicarlo en quimioterapia, “pero queda todavía mucho, años, aunque de momento hemos cubierto la primera etapa”.