El aparato puede coger cualquier objeto cotidiano que identifica con una cámara.
Ver un objeto, acercar la mano para tocarlo o agarrarlo, forma parte de los movimientos que realizamos a diario sin que ni siquiera pensemos en ello. Este simple gesto no pueden hacerlo, sin embargo, las personas que por alguna circunstancia han perdido una extremidad.
Conscientes de estas limitaciones, los científicos llevan años desarrollando diferentes modelos de prótesis cada vez más sofisticados, para hacer más fácil el día a día de los amputados. “Alcanzar objetos de forma automática, sin pensar”.
Esta es la síntesis del nuevo modelo de mano artificial que ha presentado este miércoles en la revista Journal of Neural Engineering el investigador de la Universidad de Newcastle Kianoush Nazarpour. Se trata de una prótesis capaz de ver, identificar objetos cotidianos y moverse de forma autónoma para agarrarlos. El invento incorpora una simple cámara, muy similar a las típicas webcams, que le permite fotografiar lo que encuentra para aumentar así una base de datos. Un complejo sistema de inteligencia artificial, le permite después aprender de la experiencia y reconocer, desde su memoria virtual, todos estos objetos que ve, asociando de manera automática un movimiento determinado a cada objeto. Este método se conoce como red neuronal, y se trata de un modelo matemático que utiliza circuitos de neuronas artificiales para resolver tareas.
El usuario tiene que previsualizar un objeto, dirigir la mano hacia éste para que la cámara tome una foto y le asigne una forma y tamaño. El reconocimiento del objeto se produce al comparar lo que ve con los datos que tiene guardados, o con los que almacena nuevos. La respuesta se desencadena con una serie de movimientos memorizados, para poder agarrar una jarra por su asa, usar toda la palma de la mano, o coger pequeños objetos con tres, o dos dedos.La mano biónica aprende con cada movimiento de manera rápida, pues la respuesta es automática y no se necesita concentración, ni tiempo de práctica para ejecutar una acción, algo con lo que tienen que lidiar los pacientes que usan prótesis corrientes, controladas por señales eléctricas de los músculos de la piel superficial del muñón.
“Los pacientes solo tardan entre 10 y 20 minutos en adaptarse a ella”, ha afirmado, en declaraciones a EL MUNDO, Kianoush Nazarpour, director del proyecto. Inspirada en la mano artificial que el mítico personaje Luke Skywalker mostró en La guerra de las galaxias, esta investigación forma parte de un proyecto más amplio en el que varias universidades del Reino Unido pretenden completar una mano biónica con sensores que puedan recibir datos sobre la presión y la temperatura de un objeto y transmitir esa información de vuelta al cerebro. Según el estudio, el cerebro se podría comunicar directamente con la prótesis mediante electrodos que envuelvan las terminaciones nerviosas de la extremidad del paciente.
Para el escocés Doug McIntosh, un paciente de cáncer al que le amputaron la mano y que ha participado en este estudio, este aparato supondría un gran avance al funcionar como lo haría una mano real.