El equipo liderado por Sara Sánchez, que trabaja en un instituto que depende de la UNT y el Conicet, descubrió un nuevo beneficio del yacón.
Cuando comienza el calor la gente empieza a acudir en forma masiva a los gimnasios, nutricionistas y a otras alternativas creativas, con el afán de perder los kilos que llegaron furtivos con el invierno. A la hora de buscar soluciones, lo natural suele ser lo más recomendable ya sea practicar actividad física o comer equilibradamente. Y qué mejor si existe una opción natural, sana y económica que puede ayudar a conseguir la meta.
Científicas de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) descubrieron recientemente que el yacón, una planta milenaria de la región andina, tiene efectos no sólo para ayudar a controlar la diabetes (propiedad que fue descubierta por el mismo equipo diez años atrás), sino que además puede contribuir a la pérdida de peso corporal y a reducir la molesta grasa abdominal.
Originario de Perú y extendido hacia el norte, hasta Ecuador y Colombia, y hacia el sur, hasta el Noroeste Argentino, el yacón o Smallanthus sonchifolius (nombre científico de la planta) fue utilizado por los pueblos originarios, convencidos de su potencial para aliviar dolencias. A fines de la década del noventa, cautivó el interés de países desarrollados como Japón, que a través de un proyecto científico llevó muestras para investigación y desarrollo del cultivo.
El equipo tucumano liderado por Sara Sánchez e integrado por Susana Genta, Stella Maris Honoré y otros investigadores se desempeña en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO), de doble pertenencia UNT – Conicet y trabaja desde hace casi quince años en la validación científica de las propiedades del yacón. Los estudios realizados hasta el presente demuestran que dos partes de la planta tienen potencial importancia terapéutica, las hojas y las raíces de reserva, y que su ingestión no resulta tóxica.
Las investigadoras realizaron estudios de un jarabe de raíz de yacón elaborado por el Centro Internacional de la Papa (CIP), que tiene sede en Lima (Perú). El análisis fue realizado en el marco de un convenio de cooperación entre la UNT y dicha institución y permitió a las profesionales validar científicamente los efectos benéficos de este producto.
En una primera etapa, las investigadoras comprobaron en animales de experimentación que el jarabe de raíces de yacón no era tóxico y luego avanzaron en estudios clínicos a doble ciego con un grupo de 100 pacientes con síndrome metabólico, que tenían alto riesgo de desarrollar diabetes. Este estudio fue realizado junto a médicos del servicio de Endocrinología del hospital Padilla.
El equipo corroboró que el jarabe tenía efectos positivos en la diabetes, pero además observó que el grupo monitoreado registraba un notorio descenso de peso, una disminución del perímetro de la cintura y también del índice de masa corporal. Las conclusiones fueron publicadas en revistas internacionales prestigiosas como “Clinical Nutrition” y “CMR Journal”.
Los principios activos de la raíz del yacón son los fructooligosacáridos (FOS), que se encuentran en grandes cantidades en esa parte de la planta. Los FOS son un tipo de fibra soluble compuesta de unidades de fructosa que forman cadenas (polímeros) de azúcar que no están libres. Como ocurre con otros tipos de fibras, nuestro organismo no es capaz de digerirlos ni de asimilarlos en el intestino delgado, sino que pasan al intestino grueso, donde son metabolizados por las bacterias intestinales. Actúan como alimento prebiótico, es decir, que son utilizadas por las bacterias que favorecen al organismo. Además, la raíz contiene compuestos fenólicos con propiedades antioxidantes.
Sánchez mencionó que los efectos beneficiosos para la salud de estos compuestos se basan en la liberación de un tipo de hormonas que actúan en el centro de la saciedad reduciendo el apetito; en el páncreas mejorando la producción de insulina y en el metabolismo lipídico reduciendo la acumulación de tejido adiposo.
Aunque el equipo ya evaluó el jarabe de yacón en animales primero y luego en humanos (etapa clínica), en la actualidad continúa experimentando con ratas de laboratorio para tener precisiones sobre los mecanismos que intervienen con el yacón puro. La meta de las investigadoras es desarrollar un suplemento dietario, patentarlo y conseguir la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT).
Tanto Genta como Sánchez estiman que aproximadamente en dos años podrán llegar a la industria farmacéutica con este suplemento elaborado en base a la raíz de yacón, que sea útil tanto para el tratamiento de la diabetes como de la obesidad.
Atención con algunos productos en base a esta planta
Las investigadoras no sólo estudiaron el yacón puro y el preparado en Perú por el CIP, sino que hicieron extensivo su análisis a otros productos que se comercializan en Bolivia, Jujuy y hasta en algunas dietéticas de ciudades grandes como Buenos Aires. Conocidos los resultados, las científicas advierten que es necesario consumir con precaución los preparados en base a yacón porque comprobaron que en muchos casos la composición química está alteraba y se perdía el efecto beneficioso de la planta.
“Algunos productos pueden hacer aumentar de peso y hasta elevar los niveles de glucosa si tienen azúcar agregada y bajos niveles de FOS”, aclaró Genta a Argentina Investiga. La profesional detalla que la proporción adecuada de fructooligosacáridos (FOS) debe ser de un 40% y si esa proporción se altera los efectos pueden ser los opuestos. Agregó que corroboraron la venta de jarabes de yacón con elevada cantidad de alcohol y de harinas de yacón con agregados de azúcar y de conservantes.
Por lo tanto, las científicas advierten que hay que tener cuidado a la hora de consumir productos en base a esta planta expendidos en la calle o en centros comerciales. Recomendaron leer la etiqueta que llevan endosada para saber dónde se elaboraron y qué organismo los certifica.
Un cultivo milenario esparcido por el mundo
Alfredo Grau, director subrogante del Instituto de Ecología Regional de la UNT y asesor del ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación en la comisión de Biodiversidad y Sustentabilidad Ambiental de la Nación, contó las características de esta planta y su desarrollo geográfico.
Grau describió al yacón como un cultivo con raíces tuberosas comestibles, ricas en fructooligosacáridos, y cuyas hojas presentan actividad hipoglucemiante y antioxidante. Detalló que su raíz tiene un elevado porcentaje de agua (85-90%), una textura crocante y sabor dulce suave.
Estimó que el yacón se originó en las selvas nubladas de montaña del Perú, equivalentes a las yungas en Argentina y que se propaga por porciones de tallo subterráneo (en forma similar a la caña de azúcar, la caña semilla no la semilla sexual).
El investigador puntualizó que el yacón se cultiva actualmente en muchos lugares del mundo, aunque se trata de un cultivo a escala pequeña. Señaló que el mayor productor mundial es Perú (país que tiene mucho consumo interno) y el segundo es China (donde el cultivo llegó desde Corea y Japón).
Grau admitió que el yacón puede cultivarse en ambientes muy diferentes al de su origen con la condición de que tenga suficiente agua. Explicó que puede crecer bien en el pedemonte de Tucumán y afirmó que existe una experiencia piloto de cultivo e industrialización en un proyecto conjunto entre la UNT y una empresa citrícola del medio.
En el NOA se cultiva en la localidad de Bárcena, Jujuy, a través de una cooperativa de productores, en tanto de que en Salta existe un cultivo en el Valle de Lerma. En Tucumán lo cultivan un par de productores comerciales de muy pequeña escala.