‘Cáñamo’, una publicación sobre el universo de la marihuana que circula en España desde hace 20 años, se enfrenta desde hace dos a un bloqueo del Gobierno mexicano.
La oficina en la que editan Cáñamo funciona en una pequeña terraza en la colonia Escandón, en la Ciudad de México. Allí trabajan cinco personas, entre los que están los tres editores que coordinan un equipo de colaboradores para sacar a la calle cada dos meses la versión mexicana de la revista dedicada al universo de la marihuana. Igual que la oficina, el tiraje es modesto, entre 5.000 y 10.000 ejemplares, pero este reducido alcance no impidió que Cáñamo se encontrara desde hace dos años en el centro de un debate sobre censura y libertad de expresión en México.
A la revista la denegaron el pasado mes de julio el permiso de publicación, una licencia que todos los medios que circulan en el país tienen que obtener ante la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, de la Secretaría de Gobernación. El dictamen argumenta que Cáñamo, creada hace 20 años en España y desde hace 12 años también editada en Chile, hace apología del uso recreativo de la marihuana —en México solo está permitido las aplicaciones medicinales del cannabis— y divulga hechos contrarios “a las leyes, la moral o las buenas costumbres”.
“Es un caso de censura porque el discurso de Cáñamo no incita el odio y no daña a nadie”, protesta Leopoldo Rivera Rivera, uno de los editores de la publicación. “Consideramos que es la libertad de expresión lo que está en juego”.
El dictamen de julio se produjo dos años después de que la revista se empezara a publicar en México y marcó la conclusión de un expediente que inició su tramitación en el órgano público en mayo de 2015. La prohibición no supuso el cierre de la publicación: Cáñamo va por su edición número 15 y sigue circulando gracias a una suspensión provisional de la decisión de la Secretaría de Gobernación hasta que el caso se decida en una instancia superior.
Desde la primera edición hasta la actual, la revista publicó artículos sobre el movimiento por la liberalización del cannabis en México; la legalización de la marihuana en Uruguay, país al que llamaron la “tierra prometida”; aplicaciones medicinales e industriales de la planta, además de una infinidad de temas sobre todo lo que tenga alguna relación con la hierba: aceite de oliva cannábico, breve neblina de música cannábica, día de San Canuto, María afrodisíaca,…
Leopoldo Rivera Rivera afirma que justo este es uno de los retos de la publicación: enseñar cómo el cannabis se puede aprovechar de distintas formas y generar un debate público que “se les ha negado a los mexicanos”. El editor no huye de la polémica y dice que la revista tiene una posición clara respecto a las drogas: “Creemos que la guerra a las drogas ha causado más daños que todas las drogas juntas. Nuestra postura es claramente a favor de la legalización del cannabis y de otras drogas”, dice.
Entre las razones señaladas por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas para declarar Cáñamo ilegal también están los anuncios publicitarios de productos destinados a los consumidores de marihuana, como las semillas del cannabis y pequeños contenedores para el almacenamiento de la hierba, “sin la autorización de las autoridades sanitarias”.
Además, los responsables de evaluar el contenido de la revista argumentaron que en su primera edición se publicó una entrevista en la que Tito Fuentes, guitarrista del grupo Molotov, “hace una invitación directa para consumir la marihuana” —en la entrevista, lo que dice el músico es: “Si van a fumar que lo hagan medio tarde, como a los 21 años o veintitantos. Está bien probar antes, pero así darle a daily basis [a diario] necesitas estar más desarrollado”.
Ixchel Cisneros, directora ejecutiva del Centro Nacional de Comunicación Social AC (Cencos), clasifica la prohibición como un acto contra la libertad de expresión. “Nos parece bastante retrógrado usar palabras como ‘moral y buenas costumbres’, afirma. Además, Cisneros argumenta que la discusión sobre el uso recreativo de la marihuana es un debate importante al que el país se tiene que enfrentar. “Prohibir una revista no va a hacer con que la gente deje de fumar marihuana y no va a parar con la violencia en México”, concluye.
Además de Rivera, trabajan en Cáñamo otros dos editores —Julio Zenil y Carlos Martínez Rentería—, un diseñador y un encargado de las redes sociales. Desde su despacho lleno de papeles y revistas, Rivera dice confiar en un desenlace positivo en la Justicia. Pero su semblante no esconde que hay veces que la situación le parece surrealista. “Yo no me lo esperaba porque pensaba que lo que más les convendría era dejarnos pasar y no hacer mucho ruido”, cuenta. “Ante todos los problemas que tenemos en México, centrar la atención en nosotros me parece ridículo”.
UN BLOQUEO ANTIGUO
Los obstáculos de Cáñamo para entrar en México iniciaron mucho antes del litigio con la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas. En 2001 los responsables por la publicación en España tenían planes de iniciar su distribución en territorio mexicano, pero, según las palabras del entonces director editorial Gaspar Fraga, la “intención fue cortada por la Procuraduría General de la República mexicana. “Decían que promovíamos los enervantes, algo nocivo para la salud y contrario a la ley”, contó en 2004 Fraga, en entrevista a La Gaceta de la Universidad de Guadalajara.