Una risa frecuente, mejora la salud

Eso concluyeron investigadores tras hacer un análisis de la hormona cortisol, responsable de la pérdida de memoria. 

risasQue reír es un buen remedio para estar con las defensas altas es algo que lo dice el médico y la sabiduría casera de cualquier abuela. Ahora, acaso para dotar de rigurosidad científica una creencia popular y repetida, un estudio elaborado por la Universidad de Loma Linda, en California, reveló que el humor puede reducir el daño cerebral causado por el cortisol, más conocida como la “hormona del estrés” y responsable de la pérdida de la memoria. Para la investigación, los expertos mostraron un video de 20 minutos con escenas humorísticas a dos grupos de voluntarios: un grupo de adultos sanos y otros con diabetes.
También se incluyó un tercer grupo de control que no visualizó el audiovisual. Los dos grupos que apreciaron el video mostraron una reducción significativa en los niveles de cortisol, así como una mejora en las pruebas de memoria a las que fueron sometidos.
“El humor reduce las hormonas nocivas del estrés, que reducen el número de neuronas de la memoria y la presión arterial, aumentan el flujo sanguíneo y mejoran el estado de ánimo. El acto de reír aumenta la liberación de endorfinas y dopamina en el cerebro, lo que provee una sensación de placer y recompensa. Esos cambios neuroquímicos positivos y beneficiosos, a su vez, hacen que el sistema inmunitario funcione mejor”, afirma Lee Burk, coautor del estudio.
En sintonía con esta mirada, el psiquiatra local Daniel Molteni explica que el estudio “confirma que al reírnos aumentan los niveles de endorfinas, que es el anestésico natural del cuerpo. Incluso después de una risa fuerte, el organismo sigue notando sus efectos, porque hay un breve período durante el cual la presión sanguínea baja y el corazón se desacelera”. Lo que dice Molteni entra en sintonía con la visión de la neuróloga platense Diana Cristalli, para quien el nuevo estudio “demuestra con rigurosidad los beneficios conocidos del acto de reírnos”.
Según Cristalli, además, se debe tener en cuenta que “el humor actúa a través de varios mecanismos, no sólo en la hormona cortisol. Una persona enojada no está apta para hacer ningún tratamiento. Es más, cuando hacemos talleres de memoria o de estipulación cognitiva y hay alguien un tanto fastidioso o irascible, lo primero que se hace es intentar cambiarle el humor. Si no elimina su enojo no puede hacer el taller”.
El sentido humorístico responde a un mecanismo cerebral “precioso”, según los investigadores, que está siendo analizado por la neurociencia y se origina en un región llamada “central de detección de errores. Al detectar el error, el cerebro obtiene una “recompensa” a través de la liberación de dopamina, una hormona que genera una sensación de regocijo que se termina somatizando en una carcajada que, a su vez, fortalece el corazón y genera respuestas somáticas saludables.
Según Molteni, el mecanismo cerebral del humor es complejo e innato en el ser humano, y “se expresa de igual forma en todas las culturas y a lo largo de todas las edades. Pese a su complejidad, la risa significa alegría y felicidad universalmente y en todas las épocas”. Para los expertos de la universidad californiana, este efecto saludable se debe a que sonreír estimula la producción de las beta-endorfinas, unas sustancias que actúan como neurotransmisores cerebrales y son consideradas como la morfina natural del organismo, dado su efecto analgésico sobre las respuestas del sistema nervioso al dolor, además de ayudar a regular el sistema inmunológico.
Al comentar este estudio -difundido en los últimos días-, la Sociedad Fisiológica Americana (APS) señaló que no hay duda de que “sonreír sienta bien, pero incluso también resulta beneficiosa la sensación previa a la sonrisa alegre, por ejemplo cuando nos disponemos a ver una película que nos gusta. Ambas sensaciones positivas generan efectos sorprendentes en el sistema neuroendocrino”.
Según el trabajo, con sólo anunciarles que verían un video de humor, en la sangre de los participantes aumentaba en un 27% la cantidad de beta-endorfinas y en un 87% otras hormonas relacionadas con el crecimiento, comparado con otros integrantes del grupo a los que no se les anunciaba nada. Asimismo, en un estudio que es el primero de su tipo, otro equipo de la Universidad estadounidense de Stanford comprobó que el humor activa partes del cerebro relacionadas con la resistencia y el bienestar en los niños.
“El humor es un componente muy importante de la salud emocional, ya que mantiene las relaciones, desarrolla la función cognitiva e incluso quizás la salud médica”, apuntan los autores del estudio. Al corazón Cardiólogos del Centro Médico de la Universidad de Maryland (EE UU) hallaron que tener un sentido del humor activo podría prevenir enfermedades cardiacas debido a que la sonrisa impacta en la funcionalidad de los vasos sanguíneos, facilitando la fluidez circulatoria de la sangre.