Graciela Panebianco es la madre de Cristian Agusti, efectivo policial asesinado hace 12 años. Uno de los autores del hecho, aún hoy se encuentra libre y por eso, en la 99.9, reclamó justicia: “en una oportunidad me ofrecieron dinero, pero no quiero eso, quiero a los asesinos de mis hijos detenidos, detrás de una reja”.
La impunidad a veces se extiende demasiado en el tiempo. Cristian Agusti era un policía que fue asesinado hace 12 años y aunque parezca mentira, todavía hay un prófugo en este caso. Su madre, Graciela Panebianco, habló en la 99.9 y dio el nombre del delincuente al cuál nadie pudo encontrar: “el asesino de mi hijo que está suelto se llama Javier Alejandro Salaberri Gabarain”, dijo. Luego abundó: “pareciera que el señor se hizo humo y hace dos años uno de los delincuentes que también estaba prófugo fue detenido en Capital Federal. Sin embargo, los 9 años que estuvo prófugo dijeron que se los iban a computar”. En base a este ejemplo, la detención hoy del prófugo le haría cumplir muy pocos años en la cárcel: “si lo llegan a detener en 3 o 4 años más a Salaberri directamente no va a ir preso por el crimen de mi hijo”, aclaró.
Graciela ha tratado por todos los medios de dar con el paradero de Salaberri, pero no pudieron encontrar ningún dato. “He golpeado varias puertas y parece que una muerte no vale nada. No tengo más a mi hijo y este tipo anda caminando por la calle. El último dato que tenemos es que anduvo por Mendoza hace 2 años”, indicó. Para poder encontrarlo, les pidió a los políticos que se pongan detrás de esto, incluso en medio de la campaña: “los políticos deben hacer campaña con lo que le sucedió a mi hijo, que hagan campaña para agarrar a este delincuente que hace 12 años que anda en la calle”.
Dolida, con bronca pero sin resignación absoluta, el año pasado Panebianco recibió un llamado que todavía no comprende. “El año pasado me llamó el juez para preguntarme como estaba de salud. Le dije que estaba bien y entonces me dijo que el Sr. Palomino que está detenido desde el momento del hecho, quería salir todos los jueves para hacer una recomposición familiar. Le contesté que el domingo fui al cementerio y mi hijo me dijo que le preguntara a él si podía salir del cementerio”, comparó.
Hoy la realidad indica que parece lejana la chance de encontrarlo, si no lo han podido hacer hasta ahora. La situación para Graciela sigue siendo muy difícil: “estoy desesperada, no se a quien recurrir. Pasan todos los gobiernos y no hay una defensa para las víctimas. En una oportunidad me ofrecieron dinero, pero no quiero eso, quiero a los asesinos de mis hijos detenidos, detrás de una reja”, reclamó.