El campamento de Tecpetrol en Fortín de Piedra tiene más de mil trabajadores.
Abid Torrealba tiene 32 años y es ingeniera química. Es de Caracas, pero hace siete años que vive en la Argentina y hace cinco en Neuquén. Llegó al país con su marido, que hizo un posgrado en Ingeniería en Petróleo en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ahora trabaja en el Departamento de Ingeniería de Procesos y Control de YPF, en el yacimiento Loma Campana. “La experiencia fue muy desafiante, pero gratificante y muy bonita. Ahora tomamos mate, comemos asado y bebemos vino”, dice a LA NACION, reflejando su adaptación a las costumbres locales.
Torrealba no es la caracterización típica de los trabajadores de los yacimientos no convencionales de petróleo y gas – shale oil y shale gas- de Vaca Muerta, ya que es mujer y venezolana. Sin embargo, igual que el resto de los argentinos, Neuquén se convirtió en los últimos seis años de nuevo en un polo atractivo para los ingenieros en petróleo, de procesos, químicos, industriales, electrónicos y geólogos, que ven en la formación un potencial de por lo menos 20 años más.
El desarrollo de la producción no convencional comenzó apenas hace siete años, y si bien no hay cifras sobre la cantidad de personas que emplea el sector, solo YPF tiene 556 empleados propios en la región de explotación no convencional y 4392 sumando a las empresas que hacen tareas tercerizadas. Tecpetrol, la petrolera del grupo Techint, tiene 270 empleados propios y durante la construcción de las facilidades para la planta de gas tuvo un pico de 4500 trabajadores ingresando por día al yacimiento, según indicaron.
Sin embargo, el reclutamiento no fue fácil para las empresas, ya que si bien el país tiene un historial de más de 100 años de actividad petrolera, la operación no convencional es muy distinta de la convencional, porque la formación tiene propiedades petrofísicas que requieren de un trabajo de estimulación intensivo.
“La búsqueda de talentos ha sido muy desafiante, porque hay una escasez de perfiles con experiencia en no convencional. La Argentina siempre tuvo sus players petroleros, pero hasta 2013, antes de que comenzara la operación de YPF con Chevron, nadie tenía experiencia en este tipo de producción, que es distinta de la convencional”, cuenta Guido Caleca, de la consultora de recursos humanos Michael Page, y dice que las posiciones de logística son muy requeridas en esta actividad: “Es una posición más generalista, donde se buscan también perfiles que vienen de otras industrias, como la minería, la construcción y la siderúrgica, que tienen procesos donde la logística es muy importante para que los materiales lleguen en tiempo y costo. Este es uno de los puntos diferenciales del no convencional”.
Héctor Tamanini, miembro de la Comisión de Recursos Humanos del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) y profesor de la Universidad Austral, comparte esta visión: “Cuando comenzó el desarrollo de Vaca Muerta, las empresas no conocían lo que era el shale. Había que ir a conseguir esa capacitación a otro lado, salir a formar gente y que los profesionales fueran a estudiar y a prepararse a Estados Unidos, donde ya estaba esa tecnología. Luego, las empresas y las universidades en la Argentina empezaron a tomar ese conocimiento y se crearon dentro de las carreras de Ingeniería en Petróleo especificaciones del no convencional”.
Al ser la primera empresa en comenzar a producir en Vaca Muerta, YPF fue la gran formadora de recursos humanos, y luego algunos de esos empleados ayudaron con su experiencia al desarrollo de otros proyectos, como fue el caso de Tecpetrol y de Vista Oil & Gas, la compañía del ex-CEO de YPF Miguel Galuccio.
“Conseguir gente con experiencia en perforaciones y en subsuelos en no convencionales es bastante crítico, y buscar esos recursos en el exterior es muy caro, hay que pagar en dólares para atraerlos a costo competitivo. Las personas con conocimientos que hay en general hicieron escuela y obtuvieron su aprendizaje cuando estuvimos nosotros en YPF y hay muy poco en las otras operadoras, que en general se nutrieron también de YPF”, dice Juan Garoby, director de operaciones (COO) de Vista Oil & Gas y exdirectivo de la petrolera con control estatal.
“Nosotros somos un grupo que vino con experiencia en Vaca Muerta, pero también desarrollamos nuestros propios recursos e ingenieros, que vienen del convencional y que son chicos jóvenes, que los vamos formando en no convencional con capacitaciones internas o viajes a Estados Unidos. También tenemos un consultor, uno de los especialistas más renombrados en la industria no convencional, con el cual interactuamos mucho, que es Bill Von Gonten”, agrega. La empresa creada por Galuccio produce 25.000 barriles diarios de petróleo convencional y acaba de anunciar el inicio de producción del no convencional en el bloque Bajada del Palo Oeste.
Entender inglés también se volvió una condición casi necesaria, ya que los principales experimentados en la producción no convencional se encuentran en Estados Unidos.
A futuro, a medida que más países comiencen a desarrollar el shale, la Argentina podrá exportar su know how, como lo hizo en el pasado con sus conocimientos en la producción convencional.
La vida en el campamento
Sergio Olave nació en Cinco Saltos, Río Negro. Se recibió de técnico químico y desde hace 19 años trabaja en la industria del petróleo: primero en la región convencional y luego se sumó al yacimiento Loma Campana como superintendente de Perforación, cuando YPF inició sus operaciones de no convencional. En el sector se llama a su puesto company man -ahora company representative, para incluir a las mujeres-, y su rol es monitorear el servicio de perforación de pozos que realizan otras empresas, ya que en general es una tarea tercerizada. “La principal diferencia con el convencional es la complejidad de los pozos y la tecnología de los equipos que se utilizan. Desde que comenzamos en Vaca Muerta, el crecimiento fue enorme, éramos pocas personas con pocos equipos y de un año para el otro creció de manera exponencial”, recuerda.
Con el avance de la tecnología, la vida en el terreno está menos aislada de lo que solía ser en el pasado: los trailers o contenedores en Vaca Muerta tienen internet, televisión por cable y mejor conexión telefónica. Además, tienen las actividades recreativas históricas: comedor, mesas de pool, ping pong, canchas de fútbol y gimnasio.
Sin embargo, no todos los yacimientos gozan de esas comodidades y la permanencia en los campos sigue siendo dura, sobre todo cuando sopla el viento patagónico y comienza el invierno. Los empleados que tienen sus tareas al lado del pozo tienen otro régimen laboral: trabajan dos semanas en turnos de 12 horas (la primera de noche y la segunda de día) y luego descansan siete días seguidos.
“Hay que invertir más en infraestructura para evitar que la gente viaje muchas horas y para que no se queden en los campamentos, que están en el medio del campo. Los trabajadores pasan muchos días alejados de la familia, y eso trae complicaciones en la convivencia y aumenta el consumo de alcohol. Es necesario acercarlos más a la familia -dice Guillermo Pereyra, senador nacional y líder del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa-. Por eso estamos trabajando en la construcción de 1800 viviendas en un terreno de 50 hectáreas que compramos en Añelo [el pueblo más próximo a los grandes yacimientos]. También estamos avanzando en un proyecto que provea todas las facilidades de servicios, como salud, educación y recreación, para que las familias de los trabajadores puedan trasladarse allá”.
En YPF también resaltan la necesidad de evitar la movilización innecesaria de los empleados cuando pueden trabajar desde las oficinas de la empresa en Neuquén. “Estamos trabajando en un entorno colaborativo más flexible, para que en los campamentos estén las personas que realmente tienen que estar. No tiene sentido mandar a un empleado al yacimiento para que esté todo el día en una oficina. Sobre todo ahora que es posible con la tecnología”, dice José Aggio, vicepresidente de Recursos Humanos de YPF.
La distancia entre la ciudad de Neuquén y Añelo es de 101 kilómetros, un viaje que entre el tráfico y el camino de ripio puede llegar a durar dos horas.
En relación con los salarios, la industria petrolera sigue teniendo una de las remuneraciones más altas. “Los pozos y los lugares de trabajo están retirados de las ciudades. Hay posiciones que se necesitan en el lugar, pero como la infraestructura no está preparada para ir con las familias, el atractivo para mudarse a esas zonas radica en lo económico”, dice Alejandro Servide, director de professionals de la consultora de recursos humanos Randstad Argentina.
En promedio, un ingeniero recibe un sueldo de entre $200.000 y $250.000 brutos mensuales, que pueden llegar a estirarse hasta $300.000. Además, tienen beneficios importantes, que oscilan entre tres y cuatro remuneraciones, con bonos anuales antes del descuento del impuesto a las ganancias. El salario de un geólogo es parecido: entre $180.000 y $200.000. En tanto, un operario de maestranza gana en promedio $35.000 mensuales, mientras que si está en el depósito cobra entre $50.000 y $60.000, y un operario de pozo, entre $80.000 y $90.000. Sin embargo, el costo de vida en las zonas petroleras también es mayor, en concordancia con los salarios.
La mujeres se abren paso
Paula Galarza nació en el pueblo bonaerense América. De chica le gustaban los volcanes y de grande estudió la carrera de Geología en la Universidad de La Plata. Desde hace nueve meses trabaja en el área de geonavegación de YPF, rodeada de cuatro pantallas grandes en una sala donde monitorea en tiempo real las perforaciones y da indicaciones para que la maquinaria pueda ubicarse dentro de las capas de mayor contenido orgánico en la formación. Su régimen laboral son siete días seguidos de trabajo (se queda a dormir en el campamento) y siete de descanso, que aprovecha para volver a la ciudad de Neuquén, donde vive con su novio, también geólogo, y sus gatos.
En la industria petrolera, todavía la mayoría de las personas que trabajan son hombres. El ratio más optimista de las empresas muestra que el 20% del personal total son mujeres, aunque sus puestos son mayoritariamente administrativos, contables y de recursos humanos. Uno de los grandes avances en los últimos años fue la instalación de baños para mujeres, que era un tema que señalaban las empleadas como obstáculo principal. También se diseñaron mamelucos para mujeres, que antes no tenían.
“La edad promedio de los empleados que están en Neuquén es 37 años, y del total el 13% son mujeres, aunque esto mejora notablemente en el caso de los jóvenes profesionales, donde estamos alcanzando un 38%. Es una tendencia que vemos que está creciendo mucho”, dice Juan Thurburn, gerente de Recursos Humanos de Tecpetrol.
Si bien las consultoras de recursos humanos advierten también que hay un aumento en la cantidad de postulaciones por parte de mujeres, señalan que el sector sigue siendo todavía un nicho de trabajo mayormente del género masculino.