Es a raíz de la debacle económica que enfrenta el país. Hay pocos antecedentes históricos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que Venezuela cerrará 2018 con una inflación de un millón por ciento, algo que pocas veces se ha visto en la historia reciente. “La situación es similar a la de Alemania en 1923 o Zimbabwe en 2008”, manifestó este lunes Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo.
Los precios en el país latinoamericano hace tiempo que están descontrolados y el dinero pierde valor a una velocidad trepidante. En abril, el FMI estimó que Venezuela cerraría el año con una inflación de más del 13.000%, algo ya desmesurado. Tres meses después, el organismo acaba de revisar esa cantidad a un millón por ciento.
La incertidumbre es máxima y el Fondo no descarta más cambios en la proyección. Pero “la destrucción del sistema de precios ya está hecha”, manifestó Werner, responsable del seguimiento de la evolución económica de América Latina y el Caribe. El funcionario presentó en rueda de prensa en Washington la revisión de las perspectivas para toda el área.
Werner explicó que a efectos prácticos, la diferencia entre una inflación de un millón por ciento o un 1,2 millones por ciento ya no se aprecia porque la destrucción del sistema de precios como mecanismo de asignación de recursos ya está hecha.“Ese número surge de cálculos técnicos generados por nuestro staff”, aunque incluye un grado de incertidumbre “mayor al que puede tener una proyección de algún otro país” con inflación menor, explicó Werner.
El FMI prevé además que el Gobierno de Nicolás Maduro siga “registrando grandes déficits fiscales, financiados exclusivamente con la expansión de la base monetaria, lo cual seguirá alimentando la aceleración de la inflación a medida que la demanda de dinero siga desplomándose”.
Sumida en una profunda crisis política, institucional y económica que hace ya tiempo que ha devenido también en humanitaria, Venezuela se ha convertido en uno de los pocos países en la reciente historia mundial en los que el PBI (Producto Interior Bruto) se ha contraído en torno al 50% en los últimos cinco años.
El derrumbe este año será del 18%, según el FMI, el tercero consecutivo de dos dígitos, a causa de la reducción significativa de la producción de petróleo y las distorsiones generalizadas a nivel micro, que se suman a los grandes desequilibrios macroeconómicos: en 2016, la economía venezolana se contrajo 16,5%, y el año pasado, el 14%. Ya en abril pasado, Werner había calificado la crisis en Venezuela como una de las mayores en la historia de la economía moderna.
“El colapso de la actividad económica, la hiperinflación y el deterioro cada vez más grande de la oferta de bienes públicos (salud, electricidad, agua, transporte y seguridad), junto con la escasez de alimentos a precios subsidiados, generaron grandes flujos migratorios, que intensificarán los efectos de contagio a países vecinos”, advirtió ayer el FMI.
Además, la ola alarmante de violencia y la falta de trabajo han generado la salida del país de 1,6 millones de venezolanos en los últimos dos años, según algunas estimaciones. Más de un millón, ingresaron a Colombia en los últimos 16 meses, de acuerdo con cifras oficiales colombianas. Entre 2017 y 2018 unos 128.000 entraron a Brasil y unos 68.000 de ellos se dirigieron luego a otros países. Perú acogió a más de 353.000 en los últimos dos años, según las autoridades.
El gobierno de Nicolás Maduro no reconoce faltas propias por la crisis, en el país que tiene mayores reservas comprobadas de petróleo de todo el planeta, y acusa del descalabro nacional a Estados Unidos y una supuesta “guerra económica” orquestada por el empresariado local.
La debacle no da señales de mitigarse, dijo el FMI y Venezuela es un lastre en las cifras regionales conjuntas. Si no fuera por ella, la región crecería este año un 2,3 %, pero la crisis venezolana reducirá esa tasa hasta el 1,6%. Para 2019, el crecimiento regional previsto es del 2,6%.