El ex titular de la SIDE, Miguel Ángel Toma, se refirió en la 99.9 al libro del periodista Gabriel Levinas sobre la biografía de Horacio Verbitsky y donde expone su historia relacionada con el espionaje. “Es un enorme aporte para desenmascarar a quienes tuvieron sólo una pertenencia: a quienes le pagaban”, dijo.
La aparición del libro de Gabriel Levinas “Doble Agente, la biografía inesperada de Horacio Verbitsky” ha generado una fuerte controversia alrededor de un tema que se había denunciado oportunamente, pero que ahora toma aún mayor relevancia.
En la 99.9, habló el ex titular de la SIDE, Miguel Ángel Toma que fue muy claro en sus conceptos: “recién ahora se masifica este juego de traiciones y deslealtades, pero principalmente de la acción de servicios de inteligencia en las guerrillas de las décadas 60 y 70 con las influencias de una pelea entre Estados Unidos y la Unión Soviética y como se expresaban a lo interno de los movimientos insurreccionales de América”.
Además, señaló que su opinión sobre Horacio Verbitsky es exactamente igual a la de Levinas y que incluso en su momento lo había hecho público. “Ya lo había planteado en 1992 en un programa de Grondona. Era la construcción de una mentira que era el relato que le serviría para insertarse en los organismos de derechos humanos. En la práctica era un agente de inteligencia de la dictadura militar como ha quedado evidenciado en el libro de Levinas”, aseguró. Luego destacó el trabajo periodístico: “es un enorme aporte para desenmascarar a quienes tuvieron sólo una pertenencia: a quienes le pagaban”.
También aprovechó la ocasión para hablar sobre otro personaje que está envuelto en la misma red como Miguel Bonasso. “El caso de Bonasso es distinto porque es una expresión ambigua y en algunos casos contradictoria. Ha hecho críticas cerradas a las estructuras de inteligencia y tendrá que explicar cómo era su relación con la inteligencia aún en la democracia”, señaló.
De todas maneras, ambos para Toma forman parte de una misma especie que sin importar quien esté en el poder de turno, salen beneficiados. “Ganen quienes ganen, ellos siempre ganan. No tienen valores, ni ideas, ni consistencia, ni principios morales; son un instrumento de una construcción absolutamente personal”, finalizó.