Walter Donoso habló en la 99.9 sobre su dura historia particular después de atravesar el asesinato de su hermano, robos en su comercio y una situación que lo marcó para el resto de su vida: mató a un motochorro tratando de defender a una familia de turistas que se trasladaba en un taxi. “Son tipos que tienen una escala de valores y una forma de ver la vida donde te tratan como una cosa, ponerte un revolver en la cabeza y gatillar, para ellos no significa nada”, dijo sobre los familiares del delincuente que lo siguen amenazando de muerte.
Los últimos años en la vida de Walter Donoso han sido un verdadero calvario. Ni siquiera que un jurado lo encuentre no culpable de haber disparado y matado a uno de los dos delincuentes que trataba de asaltar un taxi donde viajaba una familia de turistas.
En la 99.9, Donoso habló sobre la situación que le toca atravesar y consideró injusto que se llegue a estos extremos por la intención de la fiscalía de juzgarlo por exceso de legítima defensa. “El estado se ensaña en una situación, cuando ellos son los mismos actores que generan esa situación. Somos la segunda ciudad más violenta del país, salvé a una familia de turistas y esa gente no debe tener ganas de volver”, explicó.
Con la ayuda de sus abogados, tuvo que afrontar un duro camino contra el propio estado representado en los distintos estamentos judiciales. “Tuve que actuar en soledad porque tenía todo el sistema judicial en contra, el fiscal y el tribunal de garantías. No fui preso de casualidad, me estaban llevando a Batán y a mitad de camino me trajeron de nuevo. Si llegaba ahí me comían en un pancho. Cuando estuve preso abajo detenido, los presos que van ahí ya sabían todo lo que había pasado y me puteaban, me gritaban, me amenazaban…la violencia que uno recibe desde todos los lugares es enorme. Vas a la comisaría y no tenés respuesta, vas a la fiscalía y no tenés respuesta”, dijo sobre lo que le tocó vivir.
Más allá del hecho puntual donde, por defender a una familia y al taxista que estaba siendo asaltado con armas de fuego, mató a un motochorro e hirió al otro, su penar había empezado en 2004 cuando fusilaron a su hermano en un hecho que también tiene distintas lecturas. “Mi hermano salió de testigo en un robo calificado con armas de fuego de una persona que tenía antecedentes pesados. Fue citado para que declare y tenía que presentarse el 24 de diciembre, el 25 de diciembre le llegó la notificación y el 31 lo mataron. No sé si no fue una venganza y lo archivaron. Me enviaron una hoja A4 donde decía muy pocos detalles de lo que había pasado”, relató.
Ese hecho marcó su vida notablemente y nunca recibió la justicia que se merecía: “fui un año a Tribunales hasta que logré que el Dr. Salas me atienda. Cuando me recibió, me dijo que tenía las manos atadas porque los asesinos de mi hermano eran menores y los tenía que liberar. A los dos años murió mi papá porque no soportó el dolor, le trajo muchos problemas de salud”, remarcó.
El hecho de tener que continuar con su vida en ese contexto, no le trajo paz en absoluto: “desde que estoy en mi comercio me asaltaron más de 100 veces, soy un ciudadano común no puedo cerrar mi negocio como me dicen los propios comisarios. Con ese criterio tenemos que cerrar todos”.
Las experiencias vividas, incluso un intento de asesinato que sufrió en su comercio después del hecho puntual donde baleó a los delincuentes y dos encapuchados le gatillaron en la cabeza, pero como no salió la bala le asestaron cuatro puñaladas en el abdomen; lo han llevado a una cruda y real conclusión: “son tipos que tienen una escala de valores y una forma de ver la vida donde te tratan como una cosa, ponerte un revolver en la cabeza y gatillar, para ellos no significa nada. No tenes ningún derecho ni valés nada, pero si les tocás un pelo se enloquecen porque quieren la muerte del otro. No tenes derecho a defenderte y enfrentarlos, no aceptan que les pongas un límite, son dueños de la calle y de tus bienes”. Incluso advirtió que “tengo problemas terribles con la banda de Aldosivi cada vez que juegan, tengo que cerrar el negocio porque te dicen que le des las cosas y ni se te ocurra cobrarles”.
Hoy tiene decidido irse de la ciudad, tratando de encontrar un poco de tranquilidad después de que un jurado lo absuelva de culpa y cargo. No le queda otra porque fue amenazado de muerte ante el Tribunal y su vida sigue corriendo peligro; a pesar de todo.