El fiscal del fuero de menores, Walter Martínez Soto se refirió en la 99.9 a un allanamiento realizado en las últimas horas donde pudieron detener a un menor que tenía en su poder un botín sustraído de la Escuela N° 60. También explicó que hay un cambio en el delito: “el que delinquía antes no estaba vinculado a familias que venían del delito. Eso ha cambiado porque se está transmitiendo por generaciones”.
En las últimas horas, a través de un allanamiento se pudo dar con un menor que tenía en su poder una serie de elementos sustraídos de la Escuela N° 60 y N° 43 que funcionan en el mismo edificio. Entre lo que se recuperó había 40 notebooks del Plan Igualdad, 2 equipos de música, 5 microscopios, una docena de mochilas, diversos útiles escolares, tubos de ensayo, pipetas y diversos elementos de laboratorio. Además se encontró un monitor LCD de 19 pulgadas y un modem WiFi.
Al ser un menor quien tenía en su poder ese botín, quedó detenido bajo la intervención del fiscal del fuero de menores Walter Martínez Soto que habló en la 99.9: “se libró una orden de allanamiento ayer respecto de una persona que esta individualizada con una apodo y un posible apellido. Tampoco teníamos certeza de que era menor, pero se realizó el allanamiento y constataron que tiene 17 años por lo que intervine. El menor quedó imputado por robo agravado”, advirtió.
Saben que esta persona sola no puede haber robado sólo esa cantidad de elementos y por eso están buscando a quienes pudieran resultar cómplices: “hay sospechas de que fueron varias las personas que participaron. Se secuestraron demasiados elementos para ser robados por una sola persona. Quienes robaron querían hacer un daño puntual a la institución educativa”.
En su análisis ingresó también ese factor social del daño a la propiedad que está instalado y que es difícil que de un día para el otro desaparezca: “hay situaciones sociales que escapan al poder judicial y nos va a llevar mucho tiempo revertir, aunque el debate es muy amplio”.
Su experiencia indica que ha mutado el delito en la ciudad a familias completas que se dedican a este tipo de acciones como si fuera un “trabajo”: “el que delinquía antes no estaba vinculado a familias que venían del delito. Eso ha cambiado porque se está transmitiendo por generaciones y si bien el discurso es que son personas excluidas, en este caso puntual como en otros hay una autoexclusión ya que optan por situaciones más fáciles. Les resulta mejor el rendimiento económico robando que trabajando. Nadie obliga al otro a trabajar o estudiar, pero la Constitución obliga al respeto del derecho del otro”, aclaró el fiscal.