El docente Pablo Migliore habló en la 99.9 sobre la situación en la que se encuentra la escuela 44 ubicada en el camino viejo a Miramar, frente al predio de residuos. Se refirió al trabajo infantil en dicho lugar: “oficialmente se indica que no existe trabajo infantil y hay un puesto de control, pero actualmente hay dos entradas clandestinas para ingresar al predio. Cuando algún alumno falta y no está en la casa, está trabajando ahí”.
En la periferia de Mar del Plata se viven situaciones que pocas veces toman visibilidad. Ese es el caso de la Escuela Primaria 44 y la Secundaria 34 que funcionan en el mismo edificio y están sufriendo, inicialmente robos y ahora, vandalismo.
Así lo reflejó en la 99.9 el docente Pablo Migliore que forma parte de Udocba: “hemos sufrido hechos de vandalismo porque no queda nada de valor para robar. Lo último que han hecho es romper la cafetera que usan los docentes para tomarse un café a media mañana”, señaló sobre el establecimiento que funciona en la Avenida 479 y Centeno, sobre el denominado camino viejo a Miramar: “es enfrente a la planta de reciclado, es conocida como la “escuela del basural”, referenció.
Los docentes y directivos parecen haber hecho todo lo que estaba al alcance de la mano para no sentirse marginados, pero no han tenido respuesta. “Desde la escuela se hizo todo lo administrativamente correcto para reclamar el arreglo del alambre perimetral que hoy no existe. A la escuela se puede entrar por cualquier lado y los chicos están desprotegidos”, indicó Migliore.
Tener el predio de disposición final cerca, también se ha tornado un problema sobre todo en la escolaridad. “Es un área hostil. Tenemos un grave problema con el trabajo infantil en el predio. Hace mucho que estamos trabajando y cuando un chico no va a la escuela, pasamos por la casa y no está. Entonces lo encontramos trabajando en el predio”, dijo. A pesar de los intentos por disimular esta situación, el docente dejó en claro que “si bien oficialmente se indica que no existe trabajo infantil y hay un puesto de control, actualmente hay dos entradas clandestinas para ingresar al predio”.
Los funcionarios, como José Luis Zerillo, insisten en que es algo normal que suceda en un actitud que se ha contagiado a otras áreas: “hay otros funcionarios de minoridad que dicen que con eso ayudan a parar la olla en la casa. No es una zona periférica ya, es una zona marginal. Es como si la ciudad terminara en Mario Bravo o a la altura del cementerio”.
A punto tal se sienten marginados, que ni siquiera cuentan con una línea de colectivo para ir al colegio o, en el caso de los docentes, poder trabajar. “Una de las luchas históricas que ha tenido la escuela es que el colectivo llegue hasta la puerta de la escuela. Hoy la línea 555 llega hasta el cementerio a 7 kilómetros de la escuela. Dicen que a la empresa no le conviene tener ese recorrido porque los chicos tienen pases gratuitos, pero si han desviado la línea hasta la entrada de la escuela de policía nueva y no he visto un policía en mi vida pagar boleto”, comparó.
La única respuesta es poner un rondín, pero no de la forma en la cuál debiera funcionar porque puede traer más problemas que soluciones. “El rondín está, pero pasa cada una hora y media. Sin embargo, no tenés ni siquiera un boleto, si te pasa algo no se puede certificar que estuviste ahí. Es un servicio semi ilegal porque no hay constancia de que estuviste ahí arriba”, indicó Migliore.
Las reuniones con funcionarios municipales no han llegado nunca a nada, ni siquiera cuando se hizo presente Lucila Branderis: “tuvimos una reunión hace un año y medio donde concurrió la esposa del intendente y se comprometió a que el rondín pasara con una frecuencia entre 30 y 40 minutos. Consta en un acta, se firmó y quedó sólo en buenas intenciones”.
Incluso Pablo Migliore contó una triste anécdota que pinta de pies a cabeza el pensamiento de la administración Pulti: “la última vez que se logró algo con los funcionarios municipales fue cuando dijeron que no tenían dinero para asfaltar un tramo del trayecto que hace el 501. Era un millón y medio de pesos y les dije que viajaban 40 chicos arriba de cada colectivo y el otro día con la ruta mojada en el estado que está, casi vuelca. Les planteé el peor escenario, imaginate que hay una tragedia…¿Cuánto te puede facturar un abogado por daños de cada chico que iba en el colectivo? ¿100.000 pesos? Por 40 chicos son cuatro millones, entonces les dije ¿Qué te sale más barato asfaltar o pagar un juicio?”. La respuesta fue contundente: “a los 10 días teníamos a todos trabajando y de los 1.500 metros que pedimos se asfaltaron 900. La lógica de los políticos es costo-beneficio y no políticas de estado”, finalizó.