YPF lidera el ranking petrolero de subsidios

Recibirá casi 70% de esos montos de los dos últimos años.

Galuccio-Capitanich-Urribarri-Pichetto-en-YPFEl 21 de noviembre de 2013, Cristina Kirchner volvió a la Casa Rosada después de un reposo de más de cinco semanas por la operación de un hematoma en el cráneo. Ese día, la petrolera estatizada YPF se convirtió en su mayor motivo de celebración. Recordó que fue “la empresa que más ganancia dio en el año”, que “está reinvirtiendo todo” y la puso como ejemplo para la actividad privada.
La Presidenta evitó mencionar algunos datos curiosos. Desde la expropiación, el Estado se convirtió en el promotor de la actividad petrolera, un cambio de actitud que benefició especialmente a los gigantes del negocio: la propia YPF y, en menor medida, Pan American Energy (PAE). Así se desprende del cruce de datos oficiales. Entre 2013 (cuando empezó el régimen) y fines de 2015, el sector habrá recibido subsidios por $ 32.706 millones. Entre 2014 y este año, YPF había recibido casi 70% de los fondos disponibles para premiar los aumentos de producción.
La mayor parte de los fondos para subsidiar la actividad petrolera se destinan a premiar aumentos en la oferta de gas y crudo. Otra parte va a cubrir la importación. En dólares, la suma es enorme: al tipo de cambio de ayer, representa US$ 3417 millones, por lo que implica un 9% de las reservas contables del Banco Central. Tanto el año pasado como éste, YPF se llevará cerca de 7 de cada 10 pesos. Así se desprende del cruce de datos del Ministerio de Economía y documentos que la compañía envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV). Ante la consulta de LA NACION, la empresa que dirige Miguel Galuccio sostuvo que el monto que cobró por subsidios fue inferior al 9% de sus ventas hasta septiembre. Y agregó que aumentó “sus inversiones en dólares un 58% en el período 2012-2015”.
Si bien el Gobierno mostró una sostenida actitud para incrementar subsidios, tanto sociales como económicos, la asistencia a la actividad petrolera es llamativa porque consiste en una ayuda a las empresas más grandes de la Argentina. El objetivo declarado: evitar que la caída de la actividad derive en despidos en momentos en que no se crea empleo.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, también promovió los subsidios como receta para contener la declinación de la oferta local y ponerles freno a las importaciones. En el caso del gas, garantiza US$ 7,50 por millón de BTU (la unidad de medida) por la producción adicional. En aquel momento, ese número triplicó el precio. Desde la mirada del sector, les sirve para compensar el precio bajo que pagan los consumidores.
Los números gruesos muestran que el Gobierno logró el objetivo, pero una mirada más fina arroja datos nuevos. La medida, que se pensó como un estímulo a toda la actividad, benefició a pocos. Este año, según cifras estimadas sobre la base de información de la empresa, la petrolera que maneja Galuccio se llevará $ 11.282 millones por el subsidio al gas y otros $ 1224 millones por las bonificaciones al petróleo, una medida que se implementó este año para amortiguar en el mercado interno los golpes que le podría propinar la caída internacional del precio del crudo. Suman $ 12.506 millones, por lo que la compañía estatizada, que produce un 43% de los hidrocarburos del país, se quedará con casi el 70% de los subsidios destinados a asistir al sector petrolero. Le seguirá PAE, cuyos beneficios son imposibles de calcular con los datos disponibles.
Según un informe de la consultora Montamat & Asociados, tanto en el caso del petróleo como en el del gas, el subsidio a la producción “estaría reflejando que, por un lado, los estímulos concedidos están siendo aprovechados por dos de los tres operadores más importantes, con precios superiores a la importación de Bolivia. Pero por otro lado, llamativamente, no están siendo aprovechados por toda la industria para revertir la declinación” de la oferta .
Las cifras parecen corroborar esa afirmación. En el primer semestre, la producción de gas creció 3,5%, traccionada por YPF y PAE. La primera aumentó 14,1%, y la segunda, casi 15%. Pero entre las 10 primeras empresas del ranking, siete tuvieron caídas.
El empeño por asistir a la industria es una novedad para el kirchnerismo. Durante la mayor parte de su estadía en la Casa Rosada, Néstor y Cristina Kirchner optaron por pisar los precios locales del petróleo y del gas, que condujeron a una caída de la producción. La propia Presidenta suele recordar que en 2011 el país perdió el autoabastecimiento. Esa vocación cambió desde 2012, cuando tomó el control de YPF.
Los favores del Estado al petróleo se extienden en áreas menos visibles. Por caso, el Gobierno le ordenó a Cammesa, que administra el mercado eléctrico, comprar en el país todo el fuel oil que necesita para alimentar a las centrales eléctricas. Paga US$ 80 por barril, casi 80% más de lo que cuesta en el mundo. La principal proveedora es YPF. En menor medida, la orden benefició a las demás petroleras, un sector liderado por Shell, Axion, Petrobras y Oil, de Cristóbal López.