El buque Adonia zarpó con más de 700 pasajeros a bordo desde el puerto de Miami e inauguró la primera línea de cruceros entre ambos países tras su reciente acercamiento diplomático.
Luego del tradicional bautizo con chorros de agua expelidos por dos buques, la embarcación de la compañía Fathom, filial de la compañía Carnival Cruise, abandonó el puerto de Miami, en Florida, a las 16.05 hora local de este domingo 1 de mayo de 2016.
El “Adonia” enfiló al puerto de La Habana entre el alborozo de sus pasajeros. Entre ellos, según la compañía, se hallaba “de media docena a una docena de cubanos o cubanoamericanos”, que lograron resolver la documentación pertinente para realizar el viaje. El buque tenía previsto atracar en la isla caribeña el lunes alrededor de las 10:00 locales.
Con la promesa de ofrecer una “experiencia cultural” a bordo del buque y en tierra, el crucero cubrirá una travesía de siete noches e incluirá paradas en La Habana, Cienfuegos (en la región central de la isla) y Santiago de Cuba (en el este).
Los organizadores ofrecen ya a bordo del crucero un poco de atmósfera cubana a los viajeros: además de clases de salsa, los interesados pueden aprender a hacer mojitos, según medios estadounidenses.
Escollo superado
En una rueda de prensa ofrecida este domingo, el presidente y gerente general de Carnival Corporation, Arnold Donald, explicó que con la puesta en marcha de la operación naviera la compañía está “contribuyendo a la historia” y está generando “un impacto mucho más positivo para la sociedad”.
“Hemos trabajado muchísimo desde que recibimos la aprobación del Gobierno cubano y estadounidense. Ser la primera compañía que puede realizar cruceros, incluyendo a aquellos que pueden embarcar en Cuba, es un privilegio tremendo”, manifestó.
Los viajes directos en barco entre Estados Unidos y Cuba son posibles gracias al histórico acercamiento que los Gobiernos de Washington y La Habana anunciaron el 17 de diciembre de 2014, tras más de cinco décadas de rivalidad ideológica y ruptura diplomática. Ambos países reabrieron embajadas en julio del año pasado y han dado varios pasos de acercamiento desde entonces.
Pero este viaje inaugural entre ambas orillas del Estrecho de la Florida, separadas por unas 90 millas (unos 144 kilómetros) en sus puntos más cercanos, solo fue posible después de que se superara −hace unos días− una fuerte polémica por disposiciones cubanas que impedían a ciudadanos de la isla entrar a su país por vía marítima sin un permiso especial.
La comunidad cubana en Estados Unidos, especialmente el exilio afincado en Florida, llegó a presentar contra Carnival hasta una demanda civil por discriminación, que posteriormente fue retirada. La empresa dio entonces marcha atrás y anunció que permitiría a los cubanos hacer reservas en los cruceros hacia la isla.
El primero en descender
Carnival, la mayor empresa de cruceros del mundo, rectificó y el pasado 18 de abril anunció que no iba a hacer distinciones entre sus pasajeros, y se mostró dispuesta a postergar el inicio de la ruta si es que Cuba no daba la autorización correspondiente.
Finalmente, el 22 de abril, la compañía confirmó que iniciaba en la fecha estipulada su ruta desde Miami a Cuba con todos los viajeros, sin importar su nacionalidad, luego de que el Gobierno de Raúl Castro allanara el camino para este primer viaje comercial directo por mar entre ambos países al reformar su política y permitir que sus ciudadanos puedan embarcarse libremente en barcos mercantes y cruceros.
Aunque tengan también la nacionalidad estadounidense (o otra nacionalidad extranjera), los emigrados o exiliados que hayan nacido en la isla deben entrar al país siempre con un pasaporte cubano.
“(Las autoridades de Cuba) vieron necesario que se debía cambiar la regulación para que los cubanos también pudieran viajar y así lo hicieron. Fue un intercambio muy colaborativo y el resultado se está viendo hoy”, señaló el principal ejecutivo de Carnival.
Gracias a esta nueva legislación, Arnie Pérez, consejero general de Carnival y nacido en Cuba, será la primera persona que descienda del buque en el puerto de La Habana, el primer pasajero de un crucero estadounidense que pise suelo cubano en más de 50 años.