En medio de su ansiedad por impulsar cambios, al Estado nacional se le ocurrió que era una buena idea cerrar unos cuantos Registros del Automotor y hacer quebrar a los restantes. ¿El problema? Nadie se puso a pensar en algo que los reemplace.
Se puede inferir, de acuerdo al resultado de las últimas elecciones a nivel nacional, que la mayoría de la población quiere vivir en una Argentina con menos impuestos y menos burocracia. Ahora, no todos los trámites son inútiles, ni todas las instancias de control son innecesarias. La sociedad requiere cierto orden, ciertos procesos y procedimientos. No se puede hacer de todo un viva la pepa. El cambio está muy bien, pero no se puede impulsar a los ponchazos.
La presentación
En esta semana, se dio a conocer una medida cautelar impulsada por el juez federal Alfredo López que le pone un parate a las decisiones del gobierno nacional que implicarían, en la práctica, cerrar de golpe todos los Registros del Automotor. El planteo del juez es claro: no se puede eliminar un sistema hasta que no haya otro —más sencillo, menos burocrático y más barato, si se quiere— que lo reemplace.
Su decisión emerge de una solicitud presentada por el abogado Iván Budassi en representación de varios titulares de Registros del Automotor. En una entrevista para la FM 99.9, el letrado explicó por qué decidieron demandar al Estado nacional.
Por un lado, el abogado recordó la instancia de control que representan los mencionados registros: «la seguridad jurídica es importante porque los Registros Automotores han hecho más de 3.000 denuncias penales de las irregularidades que descubren cuando le traen los vehículos a registrar».
Con respecto al costo de las operaciones, el planteo de los titulares de los Registros es que, si bien ellos son los encargados del cobro, la mayoría de las erogaciones son de tipo impositivas: «cuando vamos a registrar nuestro vehículo, que generalmente llegamos al pago del auto que compramos con las últimas moneditas, quizá no pudiendo comprar lo que queremos porque no nos alcanza la plata, y cuando lo vamos a registrar, sentimos que se nos está cobrando mucho o demasiado. Y la cara visible de eso es el que nos cobra, que es el encargado del registro de la propiedad automotor. Lo que pasa es que lo que se cobra, cerca del 70% son impuestos, y la mayoría de ellos impuestos provinciales. Luego también tienen la obligación —porque hay un convenio con las provincias— de ponernos de manifiesto las multas que tenemos, lo cual también nos enoja aún más. Y de lo que se recauda en la actualidad, el 75% va hacia el gobierno nacional y sólo el 25% queda para el encargado del Registro».
Sobre el 25% que le queda a los titulares del Registro explicó que es el encargado el que tiene que asumir todos los gastos que no asume el Estado: el local, los empleados y el resto de los gastos de funcionamiento. Esa proporción de los ingresos que se recaudaba para el Ministerio, habitualmente estaba entre el 40-45% para el encargado, y el resto se giraba a la nación. «Ahora, al no actualizarse las escalas, es decir, cuando se reparte entre el estado nacional y el encargado, eso se ha reducido al 25%, lo cual literalmente no alcanza, no sólo para algo que tiene derecho por ley el encargado del Registro Automotor a tener un ingreso, como habla la ley, sino que están todos trabajando a pérdida. Y de hecho hay una gran cantidad de renuncias a registros en los últimos tiempos», explica Budassi.
Explica el abogado que los integrantes de los Registros de Mar del Plata primero hicieron un reclamo formal ante el Ministerio, pero como este reclamo no fue respondido, se pidió una media cautelar: «el juez dijo que mientras dura este reclamo no instrumentan un aumento, sino que cambien el reparto de acuerdo a una disposición, que esto también es lo llamativo, esto no se cambiaba desde octubre del año pasado. Obviamente con la inflación hubo muchísimos reclamos, porque esto automáticamente cuanto más aumenta, más se queda el estado nacional y menos queda para el Registro Automotor», sostuvo.
La cautelar
El juez federal Alfredo López también brindó una entrevista a la FM 99.9 en donde explicó su decisión de suspender momentáneamente las decisiones emanadas del Ejecutivo nacional. Sostuvo que había un sistema que fue modificado cuatro días después de haberse emitido una resolución que recomponía los emolumentos a través del ajuste por inflación, y se tomó por parte del Ministerio de Justicia una resolución que—en la práctica— puso en jaque la funcionalidad de los Registros del Automotor, ya que implica la posibilidad inmediata de un colapso del sistema sin que al día de la fecha haya una alternativa a los mismos: «como juez federal yo tengo que respetar y hacer respetar las normas vigentes», sostuvo.
También agregó que «se ha anunciado que va a haber un sistema online, pero nada de eso está vigente. Se ha dicho que eso llevará mucho tiempo y la prestación de este servicio —que es un servicio público— puede afectar a los usuarios y a los consumidores en la medida que no funcione, porque no se podrán realizar las inscripciones de los bienes registrables automotores. Eso hace que haya tomado esta decisión de suspender provisoriamente por inaplicabilidad la resolución 133 del Ministerio de Justicia».
«Más allá de las afectaciones personales que puedan tener económicas los titulares y los empleados de los registros, es la prestación del servicio público que se da, que en forma invariable va afectar a los usuarios que tienen que realizar los distintos trámites: transferencias, cédula azul y distintas situaciones que no vamos a abundar ahora, pero esto también implica la cuestión de evitar situaciones delictuales, estafas, etc.», detalló el magistrado.
Nuestro país tiene la oportunidad de consolidar un fuerte cambio no sólo político, sino también social y cultural: una Argentina en donde los ciudadanos no sientan el peso de un Estado omnipresente que en cada acción, en cada compra, en cada trámite, se quede con una parte a cambio de nada, de una burocracia autosatisfactiva que sólo existe para crear cargos y conchabos. Un país más eficiente es posible, pero no se puede dejar todo librado al azar. Los cambios, para que sean duraderos, tienen que estar pensados y aplicarse en los tiempos que requieran para que el pase de un sistema a otro sea efectivo.
Dicen que Napoleón fue el que dijo «Vestidme despacio, que estoy apurado». Seguramente el cambio va a llegar más rápido, y va a durar más tiempo, si nos calmamos todos un poco y hacemos las cosas bien.