Absueltos

Viñas y Gómez Urso, los jueces que participaron de la sentencia del primer juicio por el caso Lucía Pérez volverán a sus cargos.

Terminó el jury contra dos de los tres jueces que dictaron sentencia en el primer juicio que se les realizó a Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel tras la muerte de Lucía Pérez. Aldo Carnevale, quien también formó parte de dicha sentencia, no fue sometido a este enjuiciamiento por haberse jubilado.

Recordemos que el caso de Lucía Pérez tomó una fuerte relevancia nacional luego de que, a las pocas horas de sucedido el hecho, la fiscal María Isabel Sánchez —previo paso por la peluquería y la maquilladora— convocara a una conferencia de prensa en la que afirmó que la causal de la muerte de esta joven había sido el dolor provocado por un «violento abuso sexual infrahumano» ejercido con un objeto, añadiendo que «lo que hubo fue un reflejo del nervio vago, que es justamente provocado por un excesivo dolor que provoca un paro cardíaco».

La brutal descripción del hecho por parte de la fiscal encendió de inmediato la indignación de toda la sociedad, dándole a esta trágica muerte una relevancia inusitada. ¿El problema? Era todo una invención: Lucía Pérez falleció por «asfixia tóxica, con congestión y edema pulmonar».

El jury

A pesar del relato que quedó de esta forma instalado en toda la sociedad, durante el primer juicio a Farías, Offidani y Maciel, los jueces Carnevale, Viñas y Gómez Urso se basaron estrictamente en las pruebas aportadas y no en el fantasioso relato de María Isabel Sánchez, por lo que, en su sentencia sólo absolvieron a los acusados del delito de femicidio, mientras que les aplicaron la máxima pena posible por el delito de del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo.

¿Queda claro? No los absolvieron, los condenaron.

A pesar de ello, las orgas de izquierda no estuvieron dispuestas a dejar pasar la oportunidad de cosificar a Lucía Pérez y, sosteniendo el relato decididamente falso de la fiscal, usar a la víctima como un peón de la batalla cultural que pretenden imponerle a toda la sociedad. Siguieron insistiendo que lo de Lucía había sido un femicidio, y lograron que se celebrara otro juicio y que a estos jueces les hicieran un jury. La abogada Patricia Perelló, quien representó a los jueces en dicha instancia, aseguró: «Todos usaron a Lucía Pérez con una finalidad específica».

La sentencia

El jury contra los jueces de Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas, terminó ayer con la absolución de los imputados y la posibilidad de que vuelvan a ocupar sus cargos inmediatamente. La abogada defensora de los magistrados, Dra. Patricia Perelló en diálogo con la 99.9: «cuando una sentencia no conforma al justiciable, nosotros tenemos en nuestro sistema procesal toda una serie de recursos que son los que se llevan a cabo para ver si esa sentencia es la correcta o no. Y para eso estaba la Casación y para eso estaba la Corte de la provincia y la Corte de la nación. A la Casación en su momento recurrió el particular damnificado y el fiscal y ellos pidieron condena, que Casación condenara, y Casación no condenó porque en verdad no había pruebas para condenar. O sea que siempre la absolución del Tribunal 1 estuvo bien y estuvo a derecho y lo más importante que no hay que olvidar, son las pruebas. Acá se dictó una sentencia en base a las pruebas; entre ellos varios médicos de la corte, decían que acá no había habido una muerte violenta, que había habido una muerte con un paro cardíaco por sobredosis estupefacientes. Tardó seis años el jury, porque fueron tres desde que se inició la denuncia, y otros tres que los jueces estuvieron suspendidos en su cargo, del cual se les quitaba un 40 % de sus haberes. Se ha hecho mucho daño a la justicia en general, porque yo creo que ha habido a partir de ese jury disciplinador muchas condenas injustas por miedo. La señora Marta Montero amenazó con que si los jueces del tribunal 2 no condenaban, seguirían el “caminito del jury”, como dijo ella, del tribunal uno “porque esta gente otra forma no entiende”, dijo ella en una entrevista. Si el jury sirve para disciplinar, entonces nuestra justicia está perdida. Pero por suerte hubo un mensaje claro de respeto a la independencia del poder judicial».

Se sigue insistiendo en que no se condenó en el juicio y, en realidad, el fallo siempre fue condenatorio, aunque no por el delito que pide la familia: «en realidad condenó al máximo de la pena, ocho años por la venta de estupefacientes, que es el delito que el tribunal entendió que estaba probado. Yo lo dije en mi alegato en el jury, acá el problema no era las palabras que se usaron, lo que se dijo y no se dijo, sino que no condenaron de la forma que la familia, organizaciones de género y una serie de actores querían».

Perelló tuvo palabras en particular para dos personas que han intervenido en todo este proceso. Uno fue Gustavo Melmann que acompañó a la familia de Lucía Pérez: «Melmann se agravió porque no lo dejaron participar en el ateneo médico, en el tribunal, no lo dejaron entrar y no pudo estar y la familia lo quería porque es un ser empático, que su compañía a ellos les hacía bien. Dijeron que eso era una falta de respeto del tribunal y a mí me parece un soberano disparate. Es cierto que las palabras van por un lado y los hechos van por otro y yo creo que la coherencia está en que las palabras y los hechos coincidan».

Luego fue un poco más allá y señaló que habrá novedades sobre la historia de este personaje: «tengo la esperanza de que la careta a una persona como Melmann se la quiten durante mi lapso de vida. Porque verdaderamente , él se atribuyó conocimiento, porque viaja a lo largo y a lo ancho del país viendo juicios, calculo que será con la nuestra, no con la de él, obviamente y eso le da una especie de idoneidad para poder opinar. Usó el estrado para denostarme a mí en lo personal, nadie lo paró. Que me agravie Melmann es un elogio para mí, de alguna manera, pero estamos cerca de que se descubra toda la verdad del caso Melmann. Hay gente trabajando en ese tema seriamente, porque se sabe claramente lo que pasó y se sabe claramente quién fue el autor».

Por último se refirió a la Dra. María Isabel Sánchez, fiscal que presentó públicamente el caso como un empalamiento y eso tuvo resonancia internacional: «nadie de la acusación en este juicio habló de María Isabel Sánchez, excepto yo, que dije que debería ella estar sentada ahí y que la bicameral había prometido hacer una investigación respecto de su acción. Acá se instaló en el imaginario colectivo lo del empalamiento, pero la familia supo muy bien que no lo hubo, porque estuvo en el juicio, porque escuchó a los médicos, y todos en forma muy contesta y muy clara dijeron lo mismo. En el segundo juicio también lo dijeron. Se aprovechó todo eso, ese disparate y esa conferencia de prensa temeraria que dio María Isabel Sánchez también fue aprovechada de alguna manera. No la justifico a ella. De hecho yo en el alegato dije que acá había una única culpable de que se hubiera instalado esta barbaridad en el mundo, de alguna manera y nunca hubo ninguna sanción a ella, ni ninguna destitución, ni ninguna explicación de sus jefes de que esto era una barbaridad, de que no hicieran caso a nada de todo esto. Lamentablemente siguieron habiendo en este tema muchas falsedades, muchos aprovechamientos de los legisladores que llevaron adelante la acusación. Yo creo que acá se utilizó a Lucía Pérez, cada uno con una finalidad específica».

Como si la muerte de una adolescente en un contexto de abuso de drogas y vulnerabilidad no fuera suficiente, esta gente sigue mintiendo sobre las circunstancias de su fallecimiento para impulsar una agenda política y una guerra cultural, cosificándola de manera incansable, una y otra vez.