Tras un fin de semana de sangre, el intendente propuso tomarse un tiempo para crear una policía local que combata la inseguridad. La gente ya se le ríe en la cara, mientras los familiares de las víctimas están frenando la reacción popular. Mejor que se llame a silencio.
Martín tenía 31 años y tres hijos, más uno por llegar. Trabajaba en un taller mecánico con su padre, y compartía con él también la pasión por el deporte del automovilismo.
Volvía de una reunión con su grupo de egresados esa madrugada, cuando fue abordado por unos asaltantes que le robaron el teléfono celular, el reloj y unos veinte pesos, tras lo cual lo mataron de una puñalada. Su familia no tiene consuelo, ni tampoco los vecinos que lo habían conocido en los últimos treinta años, en la zona de Colón y 234.
Su hermana Maite es ahora la portadora de la voz. Ella ha roto el silencio, y en su entrevista concedida a la emisora 99.9, dijo: “Yo encontré las palabras. Encontré la palabra impunidad, corrupción. La palabra ineptitud, inoperancia, complicidad”. Muchas palabras para nombrar lo que les ha pasado: “palabras para nombrar el crimen de mi hermano, y de muchos otros chicos que hoy son remeras o tienen sus fotos en los vidrios de los autos”.
Ella sabe de la inoperancia, porque sabe que hace siete meses una joven de su barrio llamada Verónica se reunió con el foro de seguridad, y dibujó un croquis del barrio; ella situó los lugares donde había aguantaderos, donde se vendía drogas, donde se refugiaban los evadidos. En suma, los lugares donde había que buscar.
Ella arriesgó su vida, pero ganó la inoperancia. Ganó la ineptitud. Por eso Maite traza una lista de responsables políticos de la muerte de su hermano que termina en el intendente Pulti, el que ahora aprovecha el caso para anunciar que creará una policía comunal con la cual combatirá la inseguridad. Lo mismo hizo hace años, cuando después de la muerte de dos taxistas firmó un convenio con la Provincia que puso en sus manos los 38 millones de pesos que gastó quién sabe en qué, sin que en la ciudad cambiara nada.
Maite traza una lista de responsables políticos de la muerte de su hermano que termina en el intendente Pulti, el que ahora aprovecha el caso para anunciar que creará una policía comunal con la cual combatirá la inseguridad.
Maite Campos es maestra de grado, y gana $3.500 por mes. Perdió a su hermano en una noche cualquiera, y saca fuerzas de bajo tierra para seguir la lucha: “Todos saben que la policía fue cómplice y que la fiscalía fue cómplice”, dice buscando una explicación para la gran demora que el fiscal Pagella generó cuando no ponía la firma en el permiso para que les entregaran el cuerpo. “Tuvimos que cortar la calle para que el fiscal firmara, porque lo que quería era parar la marcha”.
Refiere que, en medio de la locura de su pérdida, tuvieron que correr hacia el sitio donde se estaban manifestando los vecinos, porque los ánimos estaban demasiado caldeados: el subcomisario Alberto Rosso había provocado a los manifestantes diciéndoles que ellos eran los chorros, los que habían criado y alimentado a los delincuentes. La familia intervino para que no rompieran nada y todo terminara en paz.
Ahora anuncia una nueva marcha, una vez que parte de la comisaría12 fue removida, y que alguien tuvo el tupé de señalar con qué insignias había que marchar: “Solo les pido que no traigan esos pañuelos rojos que se indicaron a la marcha. Mi hermano era hincha de Racing. Traigan algo celeste y blanco”.
Arde II
No habían pasado las 72 horas cuando la viuda se dirigió al colegio de sus hijos para hablar con la asistente social y justificar la inasistencia, cuando fue interceptada por dos motos con cuatro delincuentes. Le pusieron un arma blanca en el pecho y la hicieron revivir la tragedia: está embarazada de cinco meses. Ella está segura de que son los mismos. ¿Cómo llegaron allí? ¿La siguieron? ¿Recibieron información precisa de quienes saben de la familia y su ubicación?
Emiliano Giri, referente de PROA, advirtió: “Si siguen pateando la pelota para adelante, en un mes y medio -el tiempo que va a dejar pasar el intendente antes de la consulta- van a tener 7 u 8 muertos más arriba de la mesa.
“Por supuesto que mi cuñada está ahora en otro lado, ni sabemos dónde, porque no lo podemos decir por teléfono: no sabemos si la línea está intervenida, después de que hicimos remover al subcomisario”, dice Maite cuando se le pregunta por la salud de su cuñada. Los rumores son que Rosso está solamente de vacaciones y lejos de ser cuestionado.
Maite es pesimista: ella directamente cree que fue la policía la que les dio datos a los delincuentes de dónde encontrarla. De otra manera, a su criterio, hubiera sido imposible que se cruzaran. Refiere además que mientras la familia corría de un sitio a otro, mientras realizaban los trámites, el sepelio y todo, el asesino estaba a dos cuadras tomando mate. Era casi una burla.
“Yo entiendo la situación del marginado y la exclusión. Yo entiendo que ellos son víctimas. Pero nosotros somos víctimas dobles o triples, porque también somos pobres”, aclara Maite Campos.
Miguel, el padre de Martín, cuenta que su señora llamó al teléfono del joven asesinado “quién sabe por qué”, y fue atendida por el asesino, que primero intentó hacerse pasar por la víctima. Ante la negativa de la madre, le dijo: “Yo soy el que le robó el teléfono a tu hijo”. Ni siquiera lo había apagado, ni le había retirado el chip.
Lo que nadie nombra es la responsabilidad de la comuna. Sí, responsabilidad, porque el intendente firmó convenios con la Provincia asumiendo ciertas responsabilidades en la seguridad de la ciudad a cambio de suculentas sumas de dinero. Firmó haciéndose cargo de cosas que no cualquiera hubiera aceptado, y lo hizo por plata: ahora no puede hablar de jurisdicciones.
Pero en vez de declarar la emergencia en cuestiones de seguridad, Pulti quiere formar una policía propia “al estilo Macri”, ironiza Maite, que considera que simplemente queda bien hacerlo “al estilo Buenos aires”. La cuestión es que a nadie le queda claro qué es lo que quiere hacer.
A nadie, porque no se entiende de dónde va a sacar esta fuerza, ni quién la va a entrenar. Con qué dinero, ni de qué forma se va a salvar el combate a muerte por cada cuadra entre el jefe de calle de la Bonaerense -que ya tiene aceitado su “modo de trabajar”- y un nuevo municipal que venga a poner sus puntos.
Dijo el concejal Mario Rodríguez, de la UCR: “¿Qué? ¿Van a competir por el control de las comisarías? Cada vez que hay un nuevo desafío, lo único que se le ocurre al intendente es crear una nueva sobretasa para financiarlo”.
Se refiere Rodríguez a que recientemente -casi en simultáneo con el operativo de prensa que lo puso en primera plana señalando con el dedo piezas de un motor en el allanamiento de un desarmadero-, el intendente usó su brillantez habitual para anunciar que en el mes de mayo hará una consulta popular que apunte a decidir si la gente quiere o no una policía local.
“Es un anuncio hecho para la tribuna”, dijo Rodríguez; “es para ganar tiempo”. Necesitan tiempo para pensar en algo que no se les va a ocurrir nunca. Es el famoso “después vemos”, patear para adelante las cosas hasta que surja un problema más grave y la gente se olvide: un recurso que se pone en juego siempre.
“El Ejecutivo no tiene idea de lo que va a hacer”, dice el edil, “y es una falacia que diga que no tiene responsabilidad sobre lo que está pasando”.
Por su parte, Emiliano Giri, referente de PROA, advirtió: “Si siguen pateando la pelota para adelante, en un mes y medio -el tiempo que va a dejar pasar el intendente antes de la consulta- van a tener 7 u 8 muertos más arriba de la mesa. Encima, el vínculo entre la Bonaerense y la sociedad se rompió hace tiempo”.
Arde III
Pero también hay gente que trabaja contra la inseguridad, gente que quiere que los peligrosos estén detenidos, y no abandona nunca el sitio en que debe estar para garantizar que su tarea se cumpla. La fiscal Andrea Gómez, por ejemplo, tiene a su cargo la investigación del reciente crimen de un abuelo de 91 años, que fue muerto a golpes con el fin de robarle. Su esposa sobrevivió, y esta internada, debido al estrés de la situación que vivió.
Sucedió en la calle 12 de Octubre al 8900, donde la pareja fue abordada por los asaltantes cuando salía de su hogar a las 6 de la mañana. Se cree que el episodio no fue planeado, ya que los abuelos no tenían dinero ni objetos de valor que pudieran haber generado una entrega.
Dijo la fiscal: “La investigación va a depender mucho del relevamiento que haga la policía científica en el lugar del hecho. Hay dos o tres huellas, pero no sabemos si son de la señora, de la víctima o del asesino”.
Luego explica la fiscal la forma en que trabajan, intentando obtener muestras de ADN que permitan identificar al autor, lo cual será posible si está incluida su marca genética dentro del sistema de identificación de la policía.
Refiere la funcionaria la situación en la que se encuentra la investigación, y los inconvenientes con los que se enfrenta debido a la alta peligrosidad de los delincuentes con los que debe entrevistarse a diario. Son ellos los que especulan con la permanente posibilidad de fuga en el traslado, como sucedió hace unos días con un acusado, que se arrojó desde el tercer piso de Tribunales, tras lo cual solamente sufrió la fractura de un tobillo.
Cuando fue detenido por los custodios del Servicio Penitenciario, manifestantes que se encontraban en ese momento en las inmediaciones procedieron a agredir a los uniformados. Un descontrol.
Considera la fiscal que la primera medida de sentido común para evitar las fugas es que “frente a personajes de cierta peligrosidad, ya amerita el traslado de los operadores al sitio donde esté detenido”.
Bueno, por lo menos alguien que piensa algo: no saquen más a declarar a los asesinos peligrosos, porque se escapan. Tómenles declaración en el penal. No es tan complicado.
Arde la ciudad parece ser un buen título. Arde, entre el miedo y la furia. Arde de la ira de pisar cadáveres frescos mientras el intendente dice que no es culpa suya. Arde de ver a la viuda internada y a la embarazada emboscada por los asesinos, mientas nadie la custodia. Arde que los cómplices sean los mismos de siempre, los que arreglan con los asesinos qué cuadra toca robar esta vez. Y arderá por un tiempo. Pero la marcha de antorchas siempre quema algo.