Un escándalo se generó a partir del folleto con el que la municipalidad de Morón pretendió hacer reducción de daños. Allí recomendaba que, los que se iban a drogar, tomaran poquito hasta ver qué les hacía la cocaína en el cuerpo. Un papelón.
Claro que es un papelón, y se desató porque en un festival cultural, recreativo y gastronómico organizado por el municipio de Morón se dio difusión a este material perteneciente a una campaña de la Dirección de Políticas para Juventudes. En uno de los puestos se distribuyeron folletos que pretendían dar recomendaciones sobre el consumo de sustancias: «Acordate de estos consejos. El porro conseguilo de fuentes confiables. Con la cocaína y las pastillas, andá de a poco y despacio. Tomá poquito para que ver cómo reacciona tu cuerpo», decían esos impresos que recibieron los que concurrieron al parque Gorki Grana.
El Director de Posada del Inti en Mar del Plata, Fabián Messina, explicó en la 99.9: «en nombre de las políticas de reducción de riesgo y daño se comete todo esto. Entenderlo como única política pública es un error, lo que se plantea en el resto del mundo es una estrategia de abordaje integral acompañando en la prevención y la asistencia. Nunca se descuelgan estas intervenciones: genera una gran contradicción, porque más que reducir el riesgo, lo potencia».
Messina agregó que, en Argentina, no tenemos una política de Estado sobre la prevención y la asistencia como para evaluar si fracasó o no. Y agrega: «Ahí hubo ausencia del Estado. Cuando estuve en España me llevé una grata sorpresa de lo que era la política de reducción de daños, porque trabajaban en lugares específicos. Pero acá se reparte un tríptico dentro de un festival gastronómico para toda la familia que realiza desde hace 20 años. Es una locura, se pierde el contexto de la intervención específica. No se hace un análisis de la población en la que se bajará ese consejo. Se volantea cual propaganda de un negocio».
Todas las voces se han alzado en contra de este error insalvable. De este exceso, que no hace más que confirmar que estos comunicadores sólo saben de desmesuras. El ex intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, declaraba en redes: «Yo quiero un Estado que les enseñe a nuestros hijos que la cocaína destruye vidas y familias, no cómo consumirla».
Pero el secretario de Salud de Morón, Martín Latorraca, cuestionó que haya una utilización política del folleto en las redes. Explicó que esta iniciativa busca desplegar políticas socio-sanitarias que protejan su salud. ¿Cómo?: «Asumimos el riesgo de poner la problemática sobre la mesa. Si hubo algún error, obviamente lo vamos a reconocer, y respeto la opinión de los medios por más que yo pienso otra cosa», agregó el funcionario municipal.
La reacción
La distribución del tríptico sobre las drogas en el Municipio de Morón generó reacciones de distintos sectores de la sociedad. Entre ellos, expresó un contundente rechazo, en las últimas horas, la Academia Nacional de Educación. Su secretario, José María La Greca, dijo para la 99.9: «nos sorprendió la noticia y la lectura que hicimos de esos folletos. Se supone que un funcionario y las políticas públicas tienen que estar orientadas a evitar el consumo de drogas y también al tratamiento. Hay una ley que no ha sido aplicada, pero se aprobó en 2009, que establece un programa nacional de evaluación y prevención de las adicciones y el consumo de drogas».
Más adelante precisó su pensamiento acerca de la distribución del material: «si tenemos una ley para la prevención, mal podríamos con el pretexto de informar a la gente, distribuir un folleto que aconseje a los primeros pasos en la adicción. Eso presupone que se van a drogar, es un folleto que insta a drogarse».
Resulta evidente que si se toma en cuenta que el folleto también se repartió durante el verano en otros sitios de la provincia de Buenos Aires, y que allí se dice que se debe buscar un proveedor «seguro» para la droga, no hace más que potenciar toda una línea de consumo. Explicó que, si bien la Academia Nacional de Educación no es un ámbito vinculado directamente con el tema, los académicos creyeron necesario hacer escuchar su opinión: «entendemos que la educación tiene algo que decir porque los docentes, los funcionarios políticos y muchos actores de la sociedad tienen un rol público, se exponen y tienen que ser modelos para la sociedad. No podíamos guardar nuestra opinión y la quisimos manifestar públicamente», finalizó.
Pero, a pesar de todas las voces de la evidencia, el intendente de Morón, Lucas Ghi, sostuvo este lunes que la campaña de reducción de daños que realiza el municipio no alienta el consumo de drogas, sino que da información y promueve ámbitos de debate para sacar el tema del territorio del tabú, lo que a su vez permitiría prevenir desenlaces traumáticos. Y agregó: «El Estado debe generar políticas de acceso, acompañamiento, cuidado y el suministro de información para que se sepa cuál es la práctica y los riesgos».
En teoría
Resulta que el Programa de Reducción de Riesgos y Daños asociados al consumo de sustancias psicoactivas ilegales y legales forma parte de una ordenanza sancionada por unanimidad en el Concejo Deliberante de Morón en junio de 2021. Porque es evidente que todos ellos realmente acuerdan en que este tipo de propaganda, emitida desde el Estado local, tendrá una función orientada a reducir las consecuencias negativas que genera el consumo en los usuarios de estas sustancias.
En detalle, entre otras medidas, la ordenanza indica en su artículo 3 que se deben «promover acciones orientadas a demorar todo lo posible el inicio del consumo de sustancias psicoactivas en edades tempranas», para lo cual propone actividades destinadas a la «sensibilización y difusión amplia de la temática».
Lo cierto es que, en el mundo entero, las campañas de reducción de daños se realizan específicamente en las comunidades de adictos, es decir, entre personas que ya no pueden ser sujetos de la campaña de prevención, porque esa prevención no ha llegado a ellos a tiempo de salvarlos de una vida condenada al sufrimiento y el deterioro.
Un ejemplo concreto fue la distribución de jeringas entre adictos endovenosos, en un momento en que el Estado necesitaba disminuir los índices de contagio de HIV. Y, de todas maneras, se trata de cuestiones enormemente delicadas que justificarían que quienes están más preparados para educar en la prevención se dirijan a tales sectores, previo debate profundo y sólido acera de las consecuencias de sus acciones.
Pero, en este caso, los folletos en cuestión se distribuyeron en una feria abierta a la familia, lo cual demuestra una vez más que detrás de esto hay impericia, hay algún funcionario pretendiendo ser audaz, y creyendo que ve un poco más allá que el resto de los mortales.
Lo cierto es que las cubiertas de este vehículo han arado la banquina. Han derrapado. Por eso se habla de la apología de las adicciones, de presuponer que las personas indefectiblemente van a consumir drogas, y de lo que el diputado Wolf llamó una vez más «Estado delicuencial». Un tremendo banquinazo.