Prospección petrolífera | Una cautelar suspendió la autorización para la posible explotación petrolera frente a las costas. El intendente está contento, pero si Mar del Plata no acepta, otra ciudad costera lo hará. Es mucho dinero en juego.
«Me pone muy contento», dijo el jefe comunal al ser consultado sobre la reciente fallo judicial amparista que detuvo la exploración sísmica para la explotación de petróleo en la plataforma marítima. Montenegro estaba en una reunión con el foro de intendentes del PRO que se realizó en la ciudad,y celebró la medida cautelar del Juzgado Federal N° 2.
Cuando la prensa le preguntó, dijo: «Los marplatenses no sabemos bien qué se va a hacer y cómo podría perjudicar a nuestra ciudad, no solo en la matriz productiva de distintos sectores, sino también todo lo que tiene que ver con la calidad de vida de los vecinos. Entonces íbamos a estar en contra, y por eso presentamos el amparo». De todas maneras, da la sensación de que no está demasiado asesorado, y su opinión tiene la calidad técnica que podría tener la de cualquier persona que escuchó decir algo que le dijeron a otro. Pero le cayó bien la cautelar del juez federal Santiago Martín: «Me pone muy contento no solo como intendente, sino desde el lugar de marplatense, porque esto era algo que nos hacía ruido, que no nos gustaba y me parece muy importante», dijo.
Contento porque formó parte de la solicitud de amparo y la ganó, ya que el juez se opuso a la aprobación del proyecto denominado Campaña de adquisición sísmica offshore argentina: cuenca argentina norte (áreas can 108, can 100 y can 114),que había dispuesto el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. Por eso, la empresa Equinor Argentina SA deberá abstenerse de iniciar las tareas de exploración vinculadas a ese proyecto hasta tanto se dicte sentencia definitiva.
Las amparistas habían presentado varios argumentos en favor del dictado de la medida cautelar,a partir de los cuales el juez Martín sintetizó tres ejes:
1) El cumplimiento defectuoso de los estándares sobre información y participación que se desprenden de la legislación vigente y del Acuerdo de Escazú (Ley 27.566). Según el magistrado pudo verificarse una «remisión recurrente a informes técnicos y resoluciones, que resulta insuficiente (prima facie) para tener por satisfechos los estándares de acceso a la información ambiental».
2) La falta de una instancia de consulta al Municipio de General Pueyrredón en el proceso de toma de decisión, considerando que el gobierno local no se conformó con participar de una simple audiencia pública, que apuntaba más a la participación ciudadana. El municipio desea ser considerado en tanto «sujeto político de existencia necesaria», en un rol que no puede ser desatendido, según apoya un fallo de la Corte Suprema.
3) Las falencias del Estudio de Impacto Ambiental derivadas de la insuficiente proyección sobre los impactos acumulativos de las exploraciones a realizarse sobre el Mar Argentino. Se aclara en el fallo que la Evaluación Ambiental Estratégica aparece como un instrumento que sería idóneo para prever las consecuencias, que no fueron suficientemente abordadas en el procedimiento de EIA. Todo esto se debe a que las zonas a explorar integran un ecosistema marino oceánico de alta productividad y diversidad biológica, que se conoce como Ecorregión del Mar Argentino. De allí los efectos potenciales de las operaciones sísmicas en los organismos marinos.
Las voces
Cuando se anunció la exploración off shore en la zona de Mar del Plata, todo el mundo puso el grito en el cielo, y pocos salieron a apoyar el proyecto. Una de las voces a favor es la del Secretario General del SIMAPE, el Sindicato Marplatense de Pesca, Pablo Trueba, quien dijo, llanamente, que si el proyecto se da, la ciudad puede transformarse en Dubai. Así nomás.
La expresión puede resultar polémica, pero el propio Trueba explicó su postura en la 99.9: «la investigación off shore tiene 15 años. La zona queda justo enfrente de Mar del Plata a unos 400 kilómetros, fuera de las 200 millas náuticas y Argentina hace unos años tiene la soberanía sobre el suelo marino de las 350 millas. Los países que compitieron para que la cedieran fueron Uruguay, Inglaterra por Malvinas y Chile. Lo ganó Argentina». Es decir, que nada de esto es nuevo, la exploración no es reciente, lo nuevo es la información.
Entonces, ¿qué se podría generar a partir de un descubrimiento de petróleo en la zona?: «cuando están muchos años investigando, entienden que algo hay. Se cree que podrían encontrar una reserva petrolífera de las más grandes del mundo. Ahora están haciendo trabajos de resonancia para ver en qué zona estarían los pozos. Ahí empezó la discusión con la pesca, las cámaras pesqueras indican que no tiene afectación porque está muy lejos. Después está el sector ambientalista. Entendemos el reclamo, pero cuando muestran animales empetrolados, no surgen de las plataformas, sino de los barcos que tienen algún problema», explicaba el dirigente sindical.
Trueba aclaró que nadie va a invertir en un negocio tan caro sin tener previsto un sistema de seguridad para evitar una catástrofe natural: «Medio en chiste, medio en realidad, dije que si se diera la situación, Mar del Plata pasaría a ser Dubai. Muchos se me rieron, pero en cuatro años se van a acordar por los puestos de trabajo que se darán y las inversiones que van a venir si está ese caudal de petróleo allí». Explicó que hay ciudades e incluso países vecinos, esperando que Mar del Plata diga que no: «lo que pasa que si te dan la soberanía es para que la utilices. Si no lo haces, se la van a dar a otro país. Me parecería injusto que Mar del Plata o Argentina se pierdan la oportunidad. Están Necochea y Bahía Blanca esperando que la rechacen. Lo peor es que está Uruguay, que si nosotros no las queremos las van a agarrar. Lo mismo pasó con las pasteras que dijeron que iban a pasar muchas cosas, y he ido a Fray Bentos donde la gente se baña y pesca en las aguas donde están las pasteras».
El Secretario General de SIMAPE prioriza la enorme cantidad de fuentes de trabajo y el movimiento que se generará a partir de la producción: «la plataforma submarina es un barco, y necesitas tripulación para moverlo. Después están los petroleros, y a la vez tenés los buques que llevan suministros, cambios de tripulación. Hay un trabajo de logística importante en el mar y en lo portuario».
Los riesgos
El otro extremo es el argumento de los ambientalista, los científicos que se ocupan de la investigación oceanográfica y sus muchos recaudos. El presidente del Instituto de Conservación de Ballenas, Diego Taboada, habló en la 99.9 sobre el temor por las consecuencias que la actividad podría tener con los bancos de alimentación de las ballenas.
El Instituto es una asociación civil sin fines de lucro, y desarrolla su proyecto en Península de Valdés, Chubut. El año pasado cumplió 50 años: es el de mayor continuidad a nivel mundial, de entre los proyectos que se dedican al seguimiento de individuos fotoidentificados. Taborda explicaba: «Cada año tomamos miles de fotografías de las ballenas francas que visitan la península, y se genera un catálogo que se compara con colegas de Uruguay, Brasil y Malvinas». Afortunadamente, ha habido un gran crecimiento en la cantidad de ballenas que habitanla zona, después de que la especie estuvo al borde de la extinción, cuando se llegó a computar una población de 400 o 500 individuos. En la actualidad la cifra ronda los 5.000, pero la tasa de crecimiento se redujo por distintos factores, como el cambio climático.
Dentro del Instituto de Conservación de las Ballenas, analizan el movimiento de los animales y por eso proyectan que la prospección sísmica podría afectar y mucho: «se les colocan rastreadores satelitales, les hemos colocado a unos 50 individuos, en especial madres. Con estos rastreadores que al año se le desprenden, nos muestran el rango de distribución que tienen. Una de las cosas que se menciona comúnmente es que en su época de migración tienen distintas zonas de alimentación, y algunas coinciden con las áreas de prospección sísmica». Es decir que podrían desaparecer lugares que las ballenas tienen fijos como bancos de alimentación, que han utilizado durante muchísimo tiempo. Esto sí es un problema a atender y a considerar especialmente a la hora de dictar la sentencia definitiva. La certificación del impacto ambiental podría ofrecer una medición exacta de tales consecuencias.