Sentencia del Tribunal 1 | Una sentencia ejemplar condenó a penas de entre 13 y 16 años de prisión a los integrantes de una banda que asolaba viviendas en la zona norte de la ciudad. Las estrategias dilatorias de la defensa no fueron atendidas, porque para el juez primaban las pruebas de evidencia. Al fin una.
Al fin hubo un juez que no las dejó pasar. Uno, que creyó que valía la pena jugarse para detener a personas que no eran improvisadas en las destrezas del robo, sino que se las sabían todas.
Baste aclarar que uno de los condenados le había robado el coche a su propia madre para cometer los atracos. Y la madre, claramente, lo había denunciado desconociendo que era su propio hijo la que la estaba exponiendo a que el vehículo fuera hallado al poco tiempo, con el baúl repleto de objetos robados.
La novia de otro entregó a la policía la campera que le había regalado el asaltante: una prenda de cuero negra con forro de animal print, que figuraba entre los objetos robados de una casa de familia. Aún más, un celular robado fue aportado por la novia de otro de los delincuentes, que desconocía el origen ilícito del presente. Creía sí, que su novio le había dado un celular usado porque le pertenecía a él, ya que en la galería del aparato aparecían fotos de los asaltantes en la cancha de fútbol. Los mismos asaltantes que fingían no conocerse, y que se quejaban de que los vinculaban por ser personas del mismo barrio.
Por eso el juez decidió no hacer lugar a las nulidades planteadas por la defensa de Wenceslao Méndez, que consideraba inválido el proceso de reconocimiento por parte de las víctimas. Procedió a condenar a Ulises Javier Aranda en carácter de coautor de los delitos de robo triplemente agravado por su comisión en lugar poblado y en banda, por el uso de arma de fuego, daño agravado, tenencia ilegal de arma de guerra y encubrimiento, a la pena de 16 años de prisión más
accesorias legales y declaración de reincidencia. Roberto Ángel Del
Buono, por su parte, fue condenado en carácter de coautor de los mismos delitos a la pena de 13 años de prisión, más accesorias legales y declaración de reincidente. A Pablo Nicolás Scaramuccia lo condenaron a 16 años de prisión,
más accesorias legales, la declaración de reincidente con relación
a la previa condena de seis años de prisión, más las costas procesales. Cristian Nahuel Ullúa también fue considerado coautor del delito de robo triplemente agravado en lugar poblado y en banda, y condenado a 13 años de prisión, más accesorias legales. Consideró el magistrado que se daban por acreditados seis hechos distintos, pero de similares características.
Un camino de pruebas
La investigación previa permitió comprobar que los nombrados integraban una banda que se dedicaba a los robos en distintos domicilios de la ciudad, que se llevaban a cabo mientras sus ocupantes se encontraban dentro, y por lo tanto implicaban altos niveles de violencia.
A partir de las pruebas aportadas dijo el magistrado: “No tengo duda alguna que Ullúa, Scaramuccia, Del Buono y Andrada se conocían previamente a los hechos investigados en tales encuestas y que su vinculación al proceso no fue por albur o como se dice vulgarmente “por caza de brujas” sino más bien por la reunión y ensamble de hechos, datos, testimonios, secuestros de objetos y reconocimientos por fotografías. También por lo escuchado y probado en el juicio es absolutamente factible y razonable pensar que han escapado de otros procesos que estarán latiendo en otras dependencias a la espera de sus esclarecimientos”. Lo expresó por el alto grado organizativo que se observó, ya que contaban con handies para escuchar la frecuencia policial y apoyo externo. Podían permanecer un tiempo prolongado en el interior de las viviendas con plena serenidad, y hasta ingerir alimentos allí, lo que nos habla de su experiencia.
“Estos no son cuatro jóvenes que salieron a probar suerte, no son inexpertos, sino que saben muy bien lo que hacen; prueba de ello es la utilización de guantes, cobertura parcial de su cara, ingreso violento a las viviendas sorprendiendo hasta dejar paralizados y sin capacidad de defensa a los moradores, uso de ataduras con material de las propias viviendas, extracción de chips de celulares para no ser rastreados, destrucción de línea telefónica fija, selectividad de horarios nocturnos para los ingresos y utilización de automotor para asegurar huida”, dijo el juez, a la hora de responder a los requerimientos de la defensa que pretendía decir que los condenados no habían sido suficientemente reconocidos por las víctimas, y que las penas solicitadas por la fiscalía le resultaban descomunales.
La Fiscalía 13
A propósito de la creación de la fiscalía especializada en entraderas hace tres años, el fiscal Mariano Moyano ha tenido no sólo mucho trabajo, sino también efectividad en la investigación, detenciones, procesamientos y condenas. Con muy buen tino, decidió hacer públicas las cifras del trabajo.
En la 99.9, Moyano dio precisiones e indicó que buscaba mostrar a la sociedad lo que se ha generado con este tipo de delitos: “Cuando se habla de estadísticas, se hace para saber la política de investigación hacia dónde tiene que ir”, apuntó. Luego se dedicó a las cifras específicas y las derivaciones que ha llevado también el trabajo: “Llevamos 218 personas detenidas vinculadas directamente con estos delitos. Tenemos además 61 sentencias condenatorias que implicaron una condena a 95 personas por delitos de robos en vivienda estando los moradores dentro de la misma”, puntualizó. Aclaró que se han podido confiscar diferentes elementos y exponerlos ante la justicia para llegar a fallo importantes: “en estas investigaciones se secuestraron 18 vehículos empleados por bandas para cometer estos robos en viviendas. Tres de los automóviles pedimos que se asignen al área de investigación del Ministerio de Seguridad y fue resuelto positivamente”.
Los tres años de intensa labor han llevado a una baja en este tipo de delitos en la ciudad, y lo evidencian los números también: “para hacer una comparación, en el inicio de la gestión, las primeras tres semanas tuvimos 67 casos, y al día de hoy llevamos 11 casos en el año. Eso es fruto de los detenidos y condenas que hemos conseguido”, dijo Moyano. Destacó además que casi todas las personas condenadas permanecen cumpliendo su pena: “tenemos dos personas de sexo femenino, una de ellas embarazada, con prisión domiciliaria. La mayoría de los casos están alojados en las unidades penales”, finalizó. Muy pocos han recuperado la libertad alcanzados por medidas especiales.
Expuso además que ha disminuido la proporción de los robos cometidos en poblado y en banda, que por su logística ponen mucho más en riesgo a los moradores. Pero que lo nuevo es que se cometen delitos a muy pocas distancia de los domicilios de los delincuentes, lo cual implica por lo menos una conducta temeraria. Además, se ha creado un mapa digital del delito, por lo que, cuando los índices aumentan en una jurisdicción, se puede detectar de manera inmediata, lo cual aporta a la prevención ya que se destinan recursos a la atención especial.
Ahora, fue el juez Pablo Javier Viñas del Tribunal Oral en lo Criminal 1 quien, después de felicitar a la mujer policía que había realizado la investigación para probar que todos los acusados se conocían y compartían los hábitos más allá de los antecedentes delictivos, agregó: “ha quedado acreditada la detención de Pablo Scaramuccia en las adyacencias del nuevo domicilio que juntamente con Andrada ocuparan en calle José Hernández ubicado en forma lindera y descendente al numeral 2352, en el cual se secuestró de su interior una pistola marca Bersa Thunder modelo Ultra compac pro, calibre 9 milímetros, serie Nro. 13-FI3083, sin cartucho en la recámara, y un cargador con diez cartuchos sin percutar del mismo calibre, un pistolón de dos caños yuxtapuestos calibre 32 marca Zafari, serie nro. 13514 sin cartuchos en su almacén y su lado dos cartuchos calibre 14 marca Orbea sin percutar, además de relojes, ropa, perfumes… anteojos, teléfonos, cargadores de celulares, cables, un manos libres para Handy sin marca visible, una base cargador de Handy BHF marca Baofeng con transformador de carga marca Megalite”.
¿Para qué? ¿Qué uso le dan los cuatro amigos al equipo de handy que no es un juguete y a semejante cantidad de armas? ¿Son cazadores? Sí, lo son. Depredadores tras la presa.