Neonazis en Mar del Plata | La Cámara Federal de Apelaciones confirmó el procesamiento de quien fue acusado de exaltar la figura de Adolf Hitler en un video casero subido a YouTube. El autor asegura que se trataba de una broma para un compañero, y se siente perseguido por haberse opuesto públicamente a la gestión de Pulti.
La denuncia había sido presentada en 2013 por el entonces presidente de la filial local de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Alberto Schujman, y en ella cuestionaba el video que circuló a través de YouTube. Según figura en la causa, en el video participaron Marcelo Néstor Espinoza, Diego Cancemi, Fabián Oscar Maffezoli y Miguel Ángel Díaz, además del acusado Osvaldo Alonso, quien realizaba la filmación. En el lugar donde se encontraban funcionaría la agrupación llamada ‘El Club de la Vaca”.
Por esos hechos, en marzo de 2014 el juez federal Santiago Inchausti procesó a Alonso y, ante la apelación de su defensor, la Cámara ratificó la medida. Ahora hay una resolución de los jueces Eduardo Jiménez, Alejandro Tazza y Jorge Ferro, en la que confirman el procesamiento por “efectuar propaganda basada en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas determinadas por región, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma”.
En efecto, al momento de ratificar el procesamiento, la Cámara destacó que los hechos investigados son “delitos de peligro abstracto, cuyo objetivo no es evitar situaciones inmediatas, sino antes bien, impedir la generalización de expresiones que puedan crear un envenenamiento del clima social, un ambiente hostil respecto de determinados grupos humanos”.
Pero el acusado ahora brinda información nueva que asegura no fue escuchada durante el proceso, y explica las razones que lo trajeron hasta la particular situación en la que se encuentra. El hombre de 61 años se presenta como creador de la Asociación Cultural Sanmartiniana Ejército de los Andes, profesor de arte y creador del proyecto “Mar del Plata Capital del Muralismo Solidario”, que fuera declarado de interés cultural por la municipalidad local. Además, asegura ser inocente de los cargos.
Relata su historia diciendo que todo comenzó con lo que llama “la campaña desmalvinizadora”: cuando se bajó el cuadro del capitán Giachino del recinto del Concejo, él se indignó. Por eso, abrió una cuenta en YouTube, para hacer una crítica dura al gobierno de Pulti: hacía videos en diferentes sitios de la ciudad que mostraran la falta de gestión, hacía entrevistas con los vecinos, daba a conocer el abandono de personas en las calles, el abandono de monumentos y más. Asegura que la página fue intervenida por integrantes de la gestión anterior, y que incluso la hackearon.
Mientras tanto, asegura, comenzó a seguir y apoyar a un candidato entonces opositor, a través de fotos y videos, pero asegura nunca haberse involucrado en su campaña política -donde se postulaba como candidato a concejal- ni haber cometido delito alguno en ese proceso: “El Club de la Vaca ya existía, nunca fue nazi, como no lo soy yo tampoco, y estaba conformado por esta gente, con la cual hice amistad”. Se juntaban a comer asado y hacer tertulia, y explica que la mayoría eran peronistas de derecha.
Desde el sur
Recuerda que para ese entonces, uno de los integrantes del Club de la Vaca al que llamaban Curli se fue a vivir al Sur. Y que desde allá les advertía que el candidato que ellos apoyaban se estaba rodeando de un pequeño grupo de neonazis, unos “pibes jóvenes y extremos”, y que cuando vieron que tales personajes existían, comenzaron discretamente a alejarse: “sabíamos que era para problemas, los extremos son malos”.
Desde que Curli estaba en el sur, ellos le mandaban videos o audios de situaciones cómicas creados en los asados del Club de la Vaca: se hicieron pasar por un grupo de comunistas, de travestis, hacían escenas teatrales, hasta que un día idearon lo del club nazi, debido a las advertencias que él les enviaba: “Una mañana de domingo armamos con papeles de colores y otros de cotillón una réplica del estandarte de Hitler, mientras bebíamos alcohol, nos reíamos armamos el montaje como que éramos nazis, sabíamos que a Curli esto lo enojaba”. Asegura que no insultaron a nadie, ni nombraron a los judíos, y que no son xenófobos. Además, asegura que hubo otro video donde quemaron la bandera en las brasas del asado, y que también lo subieron a YouTube, pero aunque lo tenía en los archivos de la pc, no fue encontrado en las pericias.
Alonso se defiende, y asegura que se ve envuelto en un ardid político que surgió como represalia a su oposición política: “No fueron tomados en cuenta ni mi falta de antecedentes, ni las pruebas presentadas por mí, ni mi currículum de 12 años de trabajo autogestionado, solidario y educativo en escuelas de alto riesgo de la ciudad. No me hicieron pruebas psicológicas para asegurarse si yo poseía un perfil de discriminador, antes de condenarme”.
También afirma que ninguna de las otras personas que aparecen en el video tiene antecedentes penales, y que hubo una gran bola de opiniones mediáticas y falsos preceptos de lo cual se hicieron eco todos los medios locales. Más precisamente, fue el fiscal Larriera quien afirmó ante las cámaras de Canal 10 que habían desbaratado “un grupo de nazis“. El diario La Capital, en tanto, lo definía como un “adorador de Hitler“, y un componente pesado del FONAPA, agrupación a la que Alonso nunca perteneció.
Claro que luego iban llegando informes de la investigación: los filmaban, les sacaban fotos, los seguían, pero todos los resultados eran negativos. A estas alturas, ya todos sabían que el famoso video fue llevado por el ex secretario de Derechos Humanos, José Luis Zerillo, a la institución judía, y que de allí recomendaron a Benjamín Alberto Schujman que hiciera la denuncia.
Al poco tiempo fue allanada la casa de Alonso, con resultado también negativo: no encontraron nada. Pero el acusado decidió llamar personalmente a la DAIA Mar del Plata, y pedir una audiencia con Schujman. Allí se identificó como el autor del video y le manifestó que no era su intención intervenir ni cambiar el curso de la denuncia, sino expresar sus disculpas por una broma poco feliz. Le dijo que ellos no eran nazis, que lo del video había sido un chiste, y que reconocía como un error el haberlo subido a la web. No lo había hecho con intenciones de difundir propaganda discriminatoria, y que no sentía odio contra los judíos ni xenofobia. Alonso asegura que Schujman aceptó las disculpas, y que le dijo que el fiscal Larriera en persona lo había llamado y le había preguntado si se iba a presentar como particular damnificado. Schujman respondió que no, y que ya lo habían resuelto con los abogados de la DAIA.
La causa
Por supuesto que el juzgado de Inchausti no borró el video de YouTube, como había pedido Alonso, quien no podía hacerlo personalmente, porque la clave había sido cambiada.
A partir del 2013 comenzó a correr la causa, por más que la DAIA no se presentaría, y Alonso asegura haberse prestado a la voluntad del juzgado: “cumplí con todo lo establecido que me ordenaban, ya sabía que no podían sobreseerme por la gran bola mediática que se había armado detrás de esto; hubiera sido un bochorno para el juzgado y la primer resolución de la Cámara fue afirmar la sentencia de Inchausti. Ellos saben que soy inocente, y que los muchachos de Club de la Vaca son ciudadanos comunes y no una banda nazi, pero no podían retroceder”.
El patrocinio de un abogado le llevó los pocos ahorros que tenía sólo para ver la causa, y después tuvo que desistir de su representación, porque cobraba más de $100.000, que Alonso no tenía. Recurrió entonces al defensor oficial, que nunca lo defendió.
Su salud empeoraba, la angustia lo invadía. Ya en marzo del año 2014, su madre de 86 años sufrió un infarto por el shock del allanamiento, que obviamente, también tuvo sus consecuencias. Pero eso no es todo: Alonso ni siquiera ha podido renovar su carnet de conducir desde hace dos años, debido a los antecedentes. Él trabajaba con una camioneta de reparto, pero por supuesto no pudo continuar. Por lo tanto, se quedó sin trabajo. Afirma: “Hoy a pesar de las recomendaciones del defensor, de mantenerme callado respecto a esto, de no hacerlo público, estoy ansioso de poner la cara a los medios y decir mi verdad. Denunciar este prevaricato judicial de Inchausti”
Alonso cataloga la causa como un armado político, y concluye: “Ellos sí tienen nazis entre sus filas. Pulti sí tuvo nazis entre sus funcionarios. No se necesita mostrar una bandera para tener un perfil nazi: sólo con actitudes autoritarias y abusivas como las que implementó el desgobierno de Pulti, eso es metodología fascista. Por ejemplo, lo que le hicieron al pochoclero de San Martín y Córdoba, desde el procedimiento hasta la expulsión autoritaria y violenta de un señor discapacitado de su sitio de trabajo, que poseía su permiso, eso es una metodología de perfil nazi”.