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La Justicia continúa avanzando sobre el entorno del ex jefe departamental José Luis Segovia: cayó el ex policía Juan Pablo Velázquez, indicado como uno de sus «recaudadores».
En el celular que se le secuestró a José Luis Segovia cuando fue detenido no quedaron registrados mensajes, llamadas ni ningún tipo de comunicación con el ex policía Juan Pablo Velázquez, conocido como «El Negro», una de las personas que de manera irregular lo fueron a visitar a Balcarce mientras estaba detenido y —supuestamente— incomunicado. ¿Por qué esto es importante? Porque demuestra que éste vínculo en particular le preocupaba tanto a Segovia, que se ocupó diligentemente de borrar toda evidencia sobre el mismo que pudiera tener en su poder.
Mates y cafecitos
Es más, en la investigación que lleva adelante el fiscal Pagella también se pudo reconstruir parte de las estrategias que estos dos personajes habían desarrollado para poder coordinar los negocios espurios en los que ambos participaban: por ejemplo, cuando ellos hablaban de «tomar un café», o «tomar unos mates», de lo que estaban hablando era de reunirse para coordinar algunas de estas acciones delictuales, o intercambiar dinero mal habido.
«El Jefe departamental y el ex Subcomisario VELÁZQUEZ, alias “el negro Velázquez” poseen teléfonos encriptados mediante la aplicación TELEGRAM. Al inicio de cada mes entre el 01 y el 05 los titulares le envían un mensaje de texto invitando a Velázquez a que concurra a tomar un café, dicho eufemismo es la señal para que concurra a la dependencia a retirar el sobre con dinero destinado al Jefe Departamental. Cada Comisaría tributa entre 120.000 y 300.000 pesos mensuales a la Jefatura Departamental dinero que es recolectado por VELAZQUEZ y entregado a Segovia» dice una de las denuncias.
A pesar de ser un ex policía —Velázquez fue exonerado de la fuerza en 2018, luego de ser condenado en el marco de la causa que investigó la muerte del comerciante Dardo Molina por los delitos de «allanamiento ilegal de morada en concurso ideal con privación ilegal de la libertad agravada por haber sido cometido por funcionarios públicos, falsificación de instrumento público agravada, falso testimonio agravado y falsificación de instrumento público agravada»— en su celular se registran comunicaciones frecuentes con buena parte de las autoridades policiales que se encuentran actualmente en funciones en nuestra ciudad.
No sólo eso, sino que, a pesar de que no hay registro alguno de llamadas entre los celulares de Velázquez y Segovia, la Justicia pudo comprobar «un inusitado y constante tráfico de sus comunicaciones y conexiones móviles por antenas que brindan cobertura a las áreas donde se emplazan justamente las distintas comisarías que integran la jefatura departamental de Policía de Mar del Plata y precisamente a la sede de esta última», lo que refuerza no sólo el rol de Velázquez como recaudador, sino también el celo con el cual tanto él como el ex jefe departamental buscaban minimizar la producción de evidencias al respecto del vínculo que compartían.
Al respecto, indica el fiscal Pagella: «En ese escenario, pues, debe tenerse presente que el exonerado policía Juan Pablo «El Negro» Velázquez -junto a su pareja María Victoria Ibarlucía- fue la primer persona que visitó al ex jefe departamental en la Estación Comunal de Balcarce, clandestina e ilegalmente y sin razón funcional alguna -menos aún oficial- que lo justifique […] Se insiste que el que aquí nos ocupa se trata de un vínculo que Segovia indudablemente se ha esforzado por mantener oculto -incluso, como más adelante se verá, existiría una versión que con Velázquez «se detestan mutuamente»- pero que a partir de la aparición de informaciones y datos que yacían ocultos y de otros elementos novedosos que se han ido incorporando durante el avance de la pesquisa, ha terminado por salir a la luz, debiéndose contemplar ya directamente desde la óptica de la ilicitud, posicionándolo a Juan Pablo Velázquez como un integrante más de la asociación delictiva que aquí se investiga».
Arbolitos
Parte del dinero que manejaban Segovia y su entorno provenía de cobrarles un «canon» a quienes se dedicaban al intercambio de divisas en la zona de Luro e Independencia. Tal como reconstruyó esta investigación, cuando Segovia fue ascendido a jefe de la Departamental, ordenó un extenso operativo en el lugar, que lo que buscaba no era evitar posibles acciones delictuales, sino demostrar poder para poder exigir una parte de ese negocio. Segovia y su entorno se aseguraron de que en el lugar sólo pudieran operar personas afines a su esquema de recaudación. En todo este proceso, Velázquez fue una pieza fundamental.
Dice la Justicia: « Así las cosas, de todo lo expuesto se puede colegir que -además de Javier González y Gastón Moraña- el subcomisario exonerado de la fuerza Juan Pablo “el Negro” Velázquez, sindicado con bastante fundamento como uno de los “recaudadores” dentro del presunto esquema de recaudación ilegal que habría sido implementado por José Luis Segovia a partir de su ascenso a la jefatura departamental, de probada confianza de este último y con vínculos con muchos uniformados de alto rango de la policía de la provincia de Buenos Aires, fue, además, otro de los nexos para lograr el entendimiento final entre Jorge Javier Toletti y el ex jefe departamental que resultó en los hechos, por un lado, el establecimiento definitivo del monopolio del negocio de la compraventa de moneda extranjera en la zona de Luro e Independencia en cabeza de Toletti y su socio Christian Holtkamp desde el café “EL 10–SUTTON” a partir de la eliminación de la competencia de otros grupos de “arbolitos” que operaban en el lugar (Martín Juárez, Sverljuga, etc.) y por el otro, el cobro de un “canon” y el consecuente engrosamiento para las arcas provenientes de la recaudación ilegal regenteada por Segovia, tal como surge de profusa evidencia recolectada en estas actuaciones».
Horas CORES y otras cajas
Segovia no es la única autoridad del capítulo local de la Policía Bonaerense que está siendo investigado: hace poco también cayó el efe de Drogas Peligrosas, Claudio Pontoriero en una causa que ahora también está investigando las acciones llevadas adelante por su predecesor.
Lo que estas causas revelan, es un esquema de recaudación que involucra a toda la fuerza, y que seguramente llega hasta los estratos más altos de la misma: «De acuerdo a las indagaciones realizadas, se puede afirmar que se trata de un mecanismo de recaudación coactiva en tanto y en cuanto el acceso a las horas “Cores” en los hechos más que una concesión resultaría ser una imposición en dichos términos por parte de los superiores, toda vez que la misma se obtiene bajo amenazas de traslados de dependencia o cambios de destino para aquellos que no quieren acceder a ser parte del sistema, o bien se niegan a devolver el porcentaje establecido por la superioridad […] Salvando las distancias, va de suyo, algo parecido al falso dilema “plata o plomo” atribuido a un famoso narcotraficante colombiano […] Por otro lado, debe tenerse presente que en este ilegal sistema los efectivos que perciben las “Cores” trabajarían cuanto mucho, la mitad de las horas asignadas, por lo cual las horas excedentes, es decir, sobre aquellas que recae la apropiación indebida del dinero correspondiente por parte de los superiores, no resultarían cubiertas. Ergo, no habría beneficio alguno para el efectivo, pues en rigor percibe lo efectivamente trabajado, pero como anverso de la misma moneda, los montos correspondientes a las “Cores” por servicios no prestados que efectivamente se liquidan, al par de enriquecer ilícitamente a funcionarios de alto rango de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, se traducen también en una fenomenal defraudación a las arcas públicas provinciales […] A la vista de estos antecedentes, como así también de otros tantos de los que se ha tomado público conocimiento en esta y otras jurisdicciones y que además -corresponde decirlo- ha encontrado sustento en informaciones recogidas en numerosas entrevistas mantenidas con distintos efectivos policiales rehenes del sistema, que por temor a eventuales represalias o sanciones han preferido callar la verdad, se puede afirmar que este mecanismo ha existido y perdurado en el tiempo, echando de bruces la versión de que se trata de un mito o de un rumor [..] Antes bien, estamos en presencia de una realidad institucionalizada a partir de un perverso engranaje de corrupción, planificado e implementado verticalmente desde las altas esferas de la fuerza policial, con bajada de línea para su ejecución a las distintas jefaturas y dependencias distribuidas a lo largo del territorio bonaerense».
¿Hasta dónde avanzarán estas investigaciones? ¿Dónde termina este esquema de recaudación? Por ahora, la Justicia avanza con pie firme, mientras más de uno debe estar borrando contactos, historiales de chat y conversaciones.