Tribunales de familia | Otro padre que se lleva a su hija pequeña sin autorización. No hay respuestas para las madres que recorren oficinas en las que sólo les piden papeles. Mientras tanto, los profesionales del área cada vez más inútiles para hacer justicia.
Es momento de aceptar que uno de los problemas más acuciantes de este país es la administración de justicia. O quizá la falta de administración de justicia. O mejor, la falta absoluta de preparación técnica y ética de quienes deben administrar justicia, así como de quienes deben realizar labores específicas que permitan que la justicia exista.
En Mar del Plata hay una familia padeciendo. La razón es que el padre de Sabrina, una nenita de 10 años, se la llevó sin permiso en octubre del año pasado, y aún no se conoce su paradero. Otra vez el Poder Judicial inoperante, ahora representado por el Tribunal de Familia 2, a cargo de la jueza Andrea Sara García Marcote.
La abogada Evangelina Uribe representa a la madre de la menor, y expuso la situación ante los micrófonos de la 99.9: “El 19 de octubre de 2015, el papá de Sabrina, que hacía dos años que no tenía contacto con ella y no vive en Mar del Plata, retiró a la menor cuando salía del colegio en Santa Clara del Mar, y desde entonces no sabemos nada de ella”. Luego abundó: “creemos y suponemos que está en José C. Paz, pero los allanamientos que se ordenaron fueron 3 meses después de su desaparición y no dieron resultado positivo. El papá se presentó en un momento con letrados y denunciaron un domicilio donde supuestamente estaba Sabrina; fueron al domicilio y no se pudo encontrar a la menor”.
Todo queda bastante claro: fue la justicia fue la que demoró demasiado en pedir pasos sencillos que podrían haber ayudado a dar con el paradero de la nena: “hubo una demora en el pedido de allanamiento. Recién el 18 de diciembre de 2015 se solicitó el reintegro de la menor”.
Es decir que ante la desaparición, la jueza no tomó medidas inmediatas, sino que le dio al padre todo el tiempo del mundo para arbitrar los medios necesarios para no ser encontrado. Desde ese momento, la madre la busca desesperadamente y recurre a quien pueda ayudarla: “la búsqueda de Sabrina está también en Missing Children y llega en las facturas a los domicilios. Se tardó demasiado tiempo y hasta hemos tenido audiencias para que Sabrina pueda ser escuchada y saber lo que estaba sucediendo. Su progenitor nunca la trajo y no se la podía ubicar en los allanamientos, pero no se ordenaron medidas mayores”.
El complot
Los tiempos se fueron dilatando, pero no sólo por responsabilidad de la jueza, sino también de las fuerzas de seguridad. Se supone que la niña está en José C Paz, pero las fuerzas de seguridad de ese lugar no han colaborado, y no responden a ninguno de los alertas que da la familia, ni siquiera cuando a partir de la campaña de divulgación de la foto, se reciben llamadas de vecinos que ven a Sabrina.
Dice la abogada: “Después tuvimos la feria judicial, donde intervinieron dos juzgados más, y seguimos hasta el día de hoy sin saber dónde está Sabrina. La primera respuesta que tuvimos es que ahora está a cargo del Juzgado Nº 4, pero la circunstancia sigue siendo la misma. Se debió iniciar un sumario en asuntos internos del Ministerio de Seguridad porque hay inacción por parte de la comisaría y la DDI de José C. Paz”.
La abogada tiene en claro que los procedimientos no han sido los correctos y además, en juego está la vida de una niña de apenas 10 años. “Cuando estamos en circunstancias tan sensibles y hay derechos vulnerados de un menor, los tiempos debe ser distintos. El papá puede expresar la situación que él quiera, pero hay un menor que no puede ser escuchado, aunque haya tantos pedidos de por medio”.
Las únicas llamadas que realizó Sabrina a su familia se hicieron desde un teléfono celular, y cuando se le preguntaba dónde estaba, ella respondía que estaba en el auto, evidentemente adoctrinada sobre lo que tenía que decir para no ser localizada. Luego el celular se apagaba.
Por supuesto que es difícil imaginar la angustia que atraviesa la madre, y también el resto de la familia, acuciados porque no conocen donde se encuentra Sabrina: “Ya no sé qué decirle a la madre, que está destrozada. Hay una hermana también que cumplió 15 años y decidió no festejarlo”, dijo la letrada.
La mamá de Sabrina es médica, pero ha tenido que dejar de trabajar en virtud de su situación emocional. Lo tremendo es que es ella quien comprende todo. El sistema la pone en un lugar en el que ella debe esperar los tiempos procesales, comprender que hay feria, que está el juez de licencia, que hay paros judiciales, que tardó la asesoría. “Que comprenda eso y mantenga la calma es admirable”, concluyó la abogada.
Y cuando hablamos de un sistema que parece puesto de acuerdo para poner a la madre reclamante en situación de completo abandono, no se puede dejar de mencionar el caso aún vigente de Mariana González, que viajó a Mar del Plata con su pequeña ALB desde Esquina, Corrientes, para que la niña visitara a su papá, tal como estaba acordado entre las partes. Cuando el padre se enteró de que Mariana tenía nueva pareja, decidió retener ilegítimamente a la hija en esta ciudad.
Salvaje
El padre se llama Luis Borgongino. La madre es Mariana González, que suspendió su regreso a Corrientes, y se presentó el 10 de mayo de 2014 en la Comisaría de la Mujer y la Familia pidiendo la restitución de su hija. A partir de allí comienza su derrotero por los distintos estamentos de la justicia. Comienza a recorrer fiscalías, y los juzgados de familia 1-2-3-4-5-6.
Como no logró una respuesta en más de dos meses, desde la Comisaría de la Mujer le sugirieron que se presentara en el consultorio jurídico gratuito del Colegio de Abogados. En ese lugar, lejos de contener la situación, le exigieron a González que acreditara vínculos con la menor, a pesar de las consecuentes demoras en lograr la copia certificada de la partida de nacimiento de la nena, que nació en otra ciudad. Después se le pidió que acreditara la insolvencia. Ella tuvo que solicitar informes de ANSES y AFIP, y los días seguían pasando.
El 24 de octubre de 2014 se celebró una audiencia en la que Borgongino se negó a restituir a la nena, por lo que se acordó -hasta tanto se resolviera la cuestión de fondo- un régimen de comunicación a favor de la señora; así consta en el acta de la Defensoría Oficial.
Pero en el consultorio jurídico gratuito le explicaron que el padre -ya enterado de la citación de la defensoría oficial del 24- había iniciado la demanda de tenencia de la pequeña ante el Juzgado de Familia 6. El problema es que, en lugar de responder, le recomendaron a la madre “que espere la fecha de audiencia”. Primer error grave: debieron pedir la incompetencia. A partir de allí, no existe ninguna acción de restitución de la menor instada por ninguno de los organismos mencionados, de lo que surge una enorme indefensión: una ciudadana de otra provincia, que se hallaba transitoriamente en esta ciudad, debe quedarse sin trabajo y viviendo en un hotel más de cinco meses porque no le devolvieron a la hija con la que ella vino.
Ya el 1 de diciembre de 2014, Mariana es asistida por la abogada Mariela Bandeira, del Consultorio Gratuito C.A.M.D.P, quien tampoco interpuso el recurso de incompetencia: debieron haber dicho que la jueza no tenía nada que decir porque la vida de la menor acontecía en Corrientes. El 12 de diciembre aparece otro letrado del consultorio jurídico gratuito, Carmen Álvarez Porta, quien tampoco advierte la incompetencia, y al no arribar a un acuerdo, le indican que la madre debe recurrir a un profesional de la matrícula.
Y ese es Alberto Ciale, el que contesta de urgencia que la madre pide la restitución, que hubo violencia de género, pero también omite presentar el recurso de la incompetencia: lo más básico, la nena no vive acá. La magistrada dispuso entonces el pase a la Asesoría de Incapaces N° 1 en su carácter de representante en juicio de los derechos de un menor de edad. Y –oh, sorpresa- la asesora de incapaces tampoco advierte las graves irregularidades procesales que soslayaron los derechos de la menor que se encuentra desarraigada, y tampoco ejerce como contralor oponiendo la incompetencia de la jueza.
En tanto, la menor comenzó a mostrar signos de abuso, y un Informe de A.N.A –ONG de asistencia al niño abusado- firmado por la licenciada Florencia Novello lo confirma. Ella es una profesional de psicología infantil especializada en abuso sexual, y en la audiencia refirió que los dichos de la menor no fueron contaminados y los expuso en base a sus vivencias. Aclaró entonces que llegó a ese informe luego de haber trabajado con la menor en un ámbito que permitió arribar al resultado.
Pero la jueza Adriana Rotonda, del Juzgado de Familia N°6, no se espantó, no se aterró de que la custodia de una pequeña pudiera ir a parar a un padre que abusó sexualmente de ella cuando tenía 5 años. No le pasó gran cosa, a pesar de que en el marco de la causa hay grabaciones de audio del padre, realizadas cuando llamaba a la nena haciéndole propuestas sexuales explícitas. La jueza rechaza el planteo de incompetencia por no haberla opuesto en tiempo procesal oportuno, y nada dice en relación con las pruebas que tiene adelante. Y la asesora de incapaces, que es quien debió protegerla, obligada de ejercer el control del proceso judicial en el que se encuentran afectados los derechos de una menor de edad, nunca dijo que ALB, radicada en la provincia de Corrientes, había sido retenida ilegítimamente en esta ciudad.
La nena iba a salita de 4 en abril de 2014, en Corrientes, y de un día para otro, su madre terminó recorriendo cuanta oficina existía en Mar del Plata, en busca de la restitución de su pequeña hija. Ahora, después de casi 2 años de estar alojada en un Hogar Municipal, la nena puede irse a su hogar, pero provisoriamente, y hay una restricción de acercamiento del padre hacia ella.
El daño ya está hecho. Porque quienes debieron cuidar a estas pequeñas, no sólo no saben y no estudian, sino que tampoco sufren: no tienen empatía. No dejan de dormir por haber permitido que una nenita se quedara con un padre abusador que decía que soñaba con tocarla, o con un secuestrador flagrante. Nada los afecta.